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El primer grito libertario de Hispanoamérica lo dio La Paz

La Razón   06/24/2009   15:51:00

Instaló la primera democracia en América. Creó un gobierno conformado por criollos, mestizos e indígenas. Generó dos sistemas: el Cabildo y la Junta Tuitiva. Dio pie al primer plan de gobierno.

Genoveva Loza balsa *

La acción es una condición necesaria a los ideales. Sólo los hechos son capaces de probar las virtudes y principios de los hombres. Establezcamos, entonces, que una “‘revolución’ es una transformación en la estructura social o política de un Estado, casi siempre brusca y violenta, generalmente de origen popular, que implica el cambio de autoridades y sistemas, produciendo una modificación profunda”.

Así, la revolución paceña del 16 de julio de 1809 instala su ciclo político con la seguridad de estar firmemente ligada a los principios sociales de los derechos del hombre, realizando el milagro de haber interpretado el sentido del “nacionalismo continental”, a través del horizonte y de la influencia de filósofos de la época como Montesquieu, Raynal y Voltaire, siendo El contrato social de Rousseau el más conocido en ese momento. Libros y documentos que Napoléon hacía llegar a las colonias a través de barcos contrabandistas.

Finalmente, logró desembarcar activistas, respaldados económicamente por los Bancos de Baltimore y New York, aprovechando la situación política desventajosa de España en Europa (derrota de la Armada Invencible, tratado de Ultrich y otros acontecimientos).

Durante la Colonia, basada en un racismo secante, se formó una élite española que detentaba el poder político, económico y administrativo absoluto, aunque, en el caso de muchos de ellos, sin tener la capacidad administrativa necesaria. El solo hecho de ser ibero, lo hacía digno de todo, defraudando las legítimas aspiraciones de los sudamericanos.

El abuso llegó a límites insospechables, pues era cada día mayor el saqueo económico y la opresión impositiva, social y racial que se ejercitaba en contra de criollos, mestizos, indios y negros. Este trato estaba centralizado en Chuquisaca, sede del Gobierno y la Audiencia, y cuna de la oligarquía y la represión.

La Revolución de Julio fue planificada y ejecutada para desarrollarse con un amplio sentido de democracia, algo inédito en la Colonia. La acción radical del pueblo paceño, presionando a sus líderes y especialmente al Cabildo, jugó un papel preponderante, creándose un gobierno propio conformado por criollos, mestizos e indígenas.

Con la fe en una patria propia, Murillo expresa este sentimiento con la siguiente frase: “Cansados de sufrir la odiosa dominación española de tres siglos, los principales vecinos de este pueblo (La Paz) hemos resuelto el poner fin a tan ominoso Estado”. Surge por primera vez la “revolución social” y se establece que las anteriores insurrecciones de indígenas y mestizos no se hicieron en vano, fueron, más bien, un sangriento proceso de maduración y la revolución paceña su culminación.

De esta manera, se instaló la primera democracia en América, al haber sido creada una Junta Tuitiva de los Derechos del Pueblo, con facultades ejecutivas y aglutinando la participación democrática de todos los estamentos sociales, entre los que estaban incluidos, por primera vez, los indígenas.

Ellos, en calidad de diputados, formaron parte del Poder Legislativo, que se convertiría en el Primer Parlamento indígena de América, en representación de los cuatro partidos (hoy provincias), que a la vez formaban la Intendencia de La Paz (hoy departamento).

Los designados fueron: Francisco Katari Inka Kollu, por Yungas; el cacique Gregorio Rojas, por Umasuyos; y el apu José Zanco, por Larecaja. El representante de Pacajes en un principio fue Miguel Queñallata, pero fue desconocido porque no vivía en la región. Al crear esos cargos e incorporarlos en su seno, la Junta reconoció a una clase social postergada, elevándola de categoría, dándole mando y legitimando los reclamos y demandas de las sublevaciones 29 años antes (1780-1781).

Se instalaron dos sistemas rectores: la Junta Tuitiva y el Cabildo. El Ejecutivo o Junta Tuitiva fue presidido por Pedro Domingo Murillo. Fueron sus vocales Melchor León de la Barra, José Antonio Medina, Juan Manuel Mercado, Francisco Xavier Patiño, Gregorio García Lanza, Juan Basilio Catacora, Juan de la Cruz Monje, Sebastián Arrieta, Buenaventura Bueno, Diego Francisco Palacios, y José María de los Santos y Rubio. Fungió como secretario Sebastián Aparicio y como escribano don Juan Manuel Cáceres.

De esta instancia emanó la voluntad de un cambio revolucionario que se expresó en la creación de cinco ministerios, llamados “departamentos”: el de Gobierno, liderado por Antonio Medina y Juan Basilio Catacora Heredia; el de Guerra, por Gregorio García Lanza y Francisco Palacios; el de Gracia y Justicia, por Juan de la Cruz Monje y Ortega y Antonio de Ávila; el de Culto, por Melchor León de la Barra y Manuel Mercado; el de Hacienda, por Buenaventura Bueno y Sebastián Arrieta; y el Secretario de la Comandancia, que era el coronel Pedro Leaño.

El Cabildo estaba conformado por sus alcaldes de primer y segundo voto, y los vocales: José Alquiza, José Antonio Vea Murguía, José Landavere, Manuel Ruiz y Bolaños y Baltazar Alquiza, además del asesor Juan Bautista Revollo (más tarde una mayoría de ellos traicionaron a la revolución).

Conformados el Cabildo y la Junta Tuitiva, se destituyó al gobernador Tadeo Dávila y se exigió la renuncia del Obispo La Santa y Ortega. Se ordenó también la abolición de los monopolios españoles del carbón, la sal y las jergas, y se arrestó a los administradores del río Churubamba debido a sus malos tratos a los originarios.

También se procedió a redactar un Plan de Gobierno de 10 puntos, aprobado el 21 de julio de 1809, y que se constituye en la primera Constitución Política de América Latina. El documento hacía un llamado a la unidad y a la confederación de las regiones americanas para contrarrestar con mayor efectividad las maniobras europeas. El Plan fue enviado a otras provincias de Charcas, al Perú, al Río de la Plata, al Paraguay y también a Chile.

En el campo económico, se decretó que el dinero de las recaudaciones no debía salir del país, sino quedarse para beneficio de la región. También se implantó el “libre tráfico” como una medida económica para liberarse del monopolio peninsular.

Por otro lado, se determinó la quema de los Libros Fiscales de deudas al Rey, con el argumento de no se debía nada a la Corona producto de la expulsión de los españoles y el rey.

Para defender la revolución, sus principios y objetivos, el 22 de julio de 1809 se creó el primer Ejército Libertador de América, con sus cuadros de oficialidad y milicias de patricios, criollos, indios, morenos y pardos, nombrándose como comandante general del Ejército, con el grado de coronel, a don Pedro Domingo Murillo. El departamento (ministerio) de Guerra fue presidido por Gregorio García Lanza y refrendado por Pedro Leaño, secretario de la Comandancia, de la que se nombró como patrona a la Virgen del Carmen, patronazgo que aún continúa.

El documento político más importante que se emitió fue la Proclama de la Junta Tuitiva, que determina el derecho a la libertad y a la independencia.

Haciendo una interpretación de este magno acontecimiento, podemos afirmar que la revolución del 16 de julio de 1809 fue el resultado del descontento y del valor de un pueblo que unido buscaba su identidad, mediante un cambio positivo que restituya sus derechos.

* Historiadora .

La frase • “Compañeros, yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar”, Pedro Domingo Murillo.

La frase • “Murillo nos ha traicionado, nos ha vendido como a corderos ... venguemos la ofensa, prendamos al traidor...”, uno de los agitadores que lo llevó a la horca.

La frase • “Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria...”, palabras con las que comienza la Proclama de la Junta Tuitiva.

La existencia de la Proclama aún está en debate

El historiador Javier Mendoza, en su libro la Mesa Coja, asegura que la Revolución de Julio de 1809 no fue el primer grito libertario, “derecho” histórico que le corresponde —según él— a Chuquisaca”. Afirma que la Junta Tuitiva de 1809 no produjo nunca la llamada Proclama, documento que habría sido enviado por los “doctores de Charcas y copiado con modificaciones por los revolucionarios paceños”. También sostiene que el documento de la Junta Tuitiva, publicado en 1896, es falso. En respuesta a estas afirmaciones, Carlos Salazar Mostajo, escritor paceño, en 1809, en su obra El complejo de Esaú hace una descripción de la revolución juliana y de la existencia de la Proclama. Según Salazar, la Revolución de Julio tiene una sola y “excepcional” fuente de información: El diario del español Tomás Cotera, que es un relato de sus memorias. Salazar asegura que “la existencia irrecusable de las tres proclamas de La Plata prueba también ‘irrecusablemente’ la existencia de su gemela paceña”. El autor también da fe de la autenticidad del documento de la Proclama, que apareció en 1893. Salazar explica, por ejemplo, que la Proclama no llevaba firma del escribano, como reclama Mendoza, porque un documento de este tipo no requería un trámite burocrático. Rechaza también el relato de Mendoza de que la Proclama no fue firmada, pues lo que es correcto decir es que “fue publicada sin firmas”. “Que Cotera la haya publicado como anónima, no quiere decir que su original fuera igualmente anónimo”. Defiende la autenticidad del documento y explica que las tres publicaciones derivan de un solo documento original, perteneciente a Alfredo Ascarrunz (1896), al igual que la “copia original”, publicada por Bautista en 1931 en su diario denominado “La República”.

LOS PERSONAJES

Pedro Domingo Murillo

El impulsor de la Revolución

Nació en la comunidad de Suri, en La Paz. De origen mestizo, realizó sus estudios en el Cusco (Perú). Fue uno de los líderes de la Revolución de Julio de 1809. A decir del historiador Carlos Mesa, escapó del ejército realista, pero fue capturado y llevado a la horca junto a otros patriotas el 29 de enero de 1810.

Gregorio García Lanza

El asesor del Cabildo

Nació en Coroico, Yungas de La Paz, en 1775. Se graduó de abogado en Cusco, en 1796. El 16 de julio de 1809 fue aclamado como representante. Se le asignó la cartera de Guerra en la Junta Tuitiva. Fue condenado a la pena capital de la horca y ejecutado el 29 de enero.

Fuente: Alcaldía de La Paz.

Del tintero

Seis republiquetas por la independencia

Seis fueron las principales republiquetas que lucharon por la independencia en el Alto Perú: la de Larecaja, con Ildefonso de las Muñecas; la de Juan Antonio Camargo, al sur; la de Betanzos; la de Álvarez de Arenales, en Mizque; la de los esposos Padilla, en Chuquisaca; la de Warnes, en Santa Cruz; y la Republiqueta de Ayopaya, entre Cochabamba y los Yungas de La Paz.

El comercio en los tiempos de Murillo

El comercio español en el Alto Perú a inicios del siglo XIX comprendió tres etapas: el trueque primitivo; el régimen de monopolio de Sevilla (1503-1768); y el libre comercio español con las colonias, que produjo el contrabando (1768-1825). Así, la colonización de las Indias fue una empresa de carácter económico, afirma Gustavo Adolfo Otero en La Vida Social en el Coloniaje.

La guerrilla de Ayopaya en Yungas

La guerrilla de Ayopaya, en los Yungas, fue una de las más combativas de la Colonia. Su principal organizador fue José Miguel Lanza, cuyos hermanos murieron después de la gesta libertaria de 1809. Se conoce la historia de esta republiqueta gracias al diario de José Santos Vargas, uno de sus integrantes, que describe los embates del ejército realista hasta la llegada de Sucre al Alto Perú.

Del tintero

El cabildo, una instancia fundamental del poder local

El Cabildo a inicios del siglo XIX era la institución fundamental del poder económico y político local, contrariamente al hecho de ver en él “resquicios” donde podían expresarse mestizos y criollos. Así lo han demostrado, para todos los casos en América, las investigaciones realizadas durante las últimas décadas, explica la historiadora Rossana Barragán en un artículo publicado en La Razón en julio del 2002.

Una contrarrevolución llevó a la muerte a los protomártires

Ante el peligro de la aproximación de tropas realistas al mando de Goyeneche, los revolucionarios se aprestaron para la defensa. En estas circunstancias, se produjo una contrarrevolución encabezada por Pedro Indaburo que apresa a Pedro Domingo Murillo acusándolo de traición. Repuesto el orden, Indaburo fue ajusticiado por Antonio de Castro. El 29 de enero de 1810 mueren en la horca nueve patriotas que hoy se recuerdan como los Protomártires de la Independencia, refiere Jorge Medina Valdez en Un tal Murillo.

Fuente: http://www.los40.com.mx/nota.aspx?id=833639

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