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Destinos turisticos AREA NATURAL DE BELLA VISTA

AREA NATURAL DE BELLA VISTA

Area Natural de Bella Vista, ubicado en el Municipio de Caranavi. Se caracteriza por ser un territorio con una riqueza extraordinaria en cuerpos de agua con abundante población en recursos piscícolas; pródigos en fauna y flora, aves e insectos, constituyéndose en un territorio con alta biodiversidad biológica. Además, en este lugar se pueden encontrar hermosos paisajes que concentran varios pisos ecológicos.

Estas particularidades hacen que el Área Natural tenga un alto potencial turístico en interpretación de la naturaleza, ecoturismo, observación de flora y fauna.

Este sitio tiene el propósito de proteger la biodiversidad y los recursos forestales de la zona, ya que la presión del entorno sobre éstos es cada vez más intensa. Las visitas se deben coordinar previamente con los pobladores locales quienes pueden acompañar durante el recorrido.

Recomendaciones

Ropa liviana y un impermeable para épocas de lluvia; botiquín de Primeros Auxilios, repelente para mosquitos y protector solar.

DEPARTAMENTO

LA PAZ

REGIÓN

AMAZONICA

PROVINCIA

CARANAVI

MUNICIPIO

CARANAVI

CATEGORIA

1.10.1. FLORA

JERARQUIA

JERARQUIA II

Coordenadas

LATITUD: -15.632211 LONGITUD: -67.4337177

TEMPERATURA

20 °C - 35 °C

ALTITUD

1400 M.S.N.M.

Fuente:

http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/area_natural_de_bella_vista/139

Destinos turisticos Aguas termales de Viscachani

Aguas Termales de Viscachani

Las aguas termales del balneario de Viscachani, se encuentran a 96 km. de la ciudad de La Paz y a 30 min. de la población de Ayo Ayo. Su importancia radica en los baños atemperados que son utilizados hace varias décadas, las propiedades curativas permiten tratar dolencias de diversos tipos.

La composición mineralógica de estas aguas que brotan de una colina cercana tiene múltiples propiedades curativas las cuales al ser utilizadas apropiadamente logran el alivio de varias dolencias, especialmente las relacionadas con el sistema nervioso, respiratorio y muscular. El balneario, se encuentra en terrenos cuya propietaria es la embotelladora la Cascada, cuenta con cabañas, una piscina y pozas, está abierta casi todo el año y el precio del servicio varía entre 3 a 5 Bs. Existen precios diferenciados para grupos de estudiantes y turistas.

Recomendaciones

Llevar ropa abrigada, zapatos cómodos para caminar, guantes, gafas de sol, gorra y o un sombrero, abrigo impermeable para época de lluvia, botiquín de primeros auxilios, protector solar y medicina para el mal de altura

Departamento

La Paz

Región

Altiplano Sur

Provincia

Aroma

Municipio

Patacamaya

Categoria

1.7.2. Aguas Termales

Jerarquia

Jerarquia Ii

Coordenadas

Latitud: -17.34001 Longitud: -67.1516147

Temperatura

5.2 °C - 21 °C

Altitud

3848 M.s.n.m.

Fuente

http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/aguas_termales_de_viscachani/214

Violeta Parra en La Paz

Nota de prednsa que salio publicada en el perioodico Página Siete el día 20 de Diciembre de 2020

Violeta Parra, la gratitud a una vida ingrata

Un perfil de la extraordinaria folklorista chilena, su paso por Bolivia y su relación con Gilbert Favre, hasta su trágico fin en 1967.

Juan Carlos Salazar del Barrio Periodista, exdirector de Página Siete

Marcos Loayza Ilustraciones

Nadie agradeció tanto a la vida ni hubo una vida más ingrata que la suya. Le agradecía por haberle dado dos luceros que le permitían distinguir entre multitudes al hombre que amaba, pero clamaba contra el corazón ciego, sordo y mudo que le causaba tormento; le daba gracias por permitirle distinguir lo bueno de lo malo y la dicha del quebranto, pero maldecía al alto cielo y se preguntaba qué había sacado con querer al hombre amado. Violeta Parra terminó poniendo fin a sus días en la Carpa de la Reina después de haberle cantado a la vida.

Llegó a La Paz una tarde de mayo de 1966 en busca del amor perdido. “¿Aquí vive Gilbert Favre?”, le preguntó a Pepe Ballón tras deambular durante horas por la plaza San Francisco y el mercado de las brujas de las calles adyacentes. “¿Quién lo busca?”, le replicó el creador de la Galería y Peña Naira sin responder a su pregunta. “Una amiga, Violeta Parra”, respondió. Pepe la recordaba flaca, feucha y greñuda, “nada que ver con la imagen idealizada” que le había pintado el “Gringo bandolero”, como era conocido el quenista suizo, en las noches de bohemia.

Famosa en Chile como cantante, compositora y divulgadora de la música popular, Violeta Parra era por entonces desconocida en Bolivia. Favre, en cambio, era un artista reconocido en los medios culturales paceños. Había llegado un año antes huyendo de Chile, cansado del carácter dominante y posesivo de Violeta. “Tenía su genio”, recordaba Ballón.

“Ya me voy, ya me voy para Bolivia…”, cantó al salir de Chile rumbo a La Paz. Favre la acogió en el cuartito que le había cedido Ballón en el patio trasero de la peña, una estancia de dos por cuatro que apenas daba cabida a un camastro, una mesita de noche y una silla. Durante meses fue su “nidito de amor y desamor”, hasta que sobrevino la ruptura definitiva.

Comunista, atea y anticlerical de hueso colorado, “¿qué haces con tantos curas?” me espetó cuando Pepe Ballón me presentó como un “joven reportero de Fides y amigo de la casa”, días después de su debut. Lucía un faldón gris lleno de lamparones y una chompa de alpaca prestada por el Gringo. A diferencia de su amante, un personaje extrovertido, amiguero y parlanchín, la cantautora era reservada, huraña, casi hosca, aunque entrada en confianza se mostraba cálida y amistosa.

Fue presentada una noche de viernes como “la extraordinaria folklorista chilena” que era. Cantó en el cierre del programa, un show que incluía al trío de Favre, integrado por el guitarrista tupiceño Alfredo Domínguez y el charanguista Ernesto Cavour, y a Los Jairas, el conjunto de Favre, Cavour, Julio Godoy y Yayo Jofré.

Poco agraciada, desaliñada en el vestir y con las greñas que se empeñaban en cubrirle el rostro, la cantante chilena se desplazaba silenciosa por el patio de Naira y por el mismo escenario. Cuando actuaba, iba directamente el grano, sin mediar palabra, con el rasguido de su guitarra como única introducción. No tenía una voz extraordinaria, ni mucho menos. Sus canciones sonaban un tanto monótonas, pese a la fuerza de su poesía.

Gladys Cortéz, esposa de Alfredo Domínguez, recordaba el consejo que le dio a su compañero cuando el guitarrista le dijo en su timidez que no era cantor ni tenía voz para el canto. “Pero, ¡qué te importa! Lo que tienes es una voz, cantas como tú eres; yo tampoco soy cantora, pero quiero decir lo que yo escribo…”, le replicó. Su consejo fue decisivo para que Alfredo se decidiera a interpretar sus propias canciones.

A excepción de Gracias a la vida –un verdadero himno a la vida–, su poesía estaba teñida por el dolor y la angustia del desamor.

“Maldigo la primavera/ Con sus jardines en flor/ Y del otoño el color/ Yo lo maldigo de veras/ A la nube pasajera/ La maldigo tanto y tanto/ Porque me asiste un quebranto/ Maldigo el invierno entero/ Con el verano embustero/ Maldigo profano y santo/ Cuánto será mi dolor”, cantaba en una de ella, Maldigo al alto cielo. O también: “Qué pena siente el alma/ cuando la suerte impía/ se opone a los deseos/ que anhela el corazón/ Qué amargas son las horas/ de la existencia mía/ sin olvidar tus ojos/sin escuchar tu voz”, en Qué pena siente el alma.

La desesperanza y la depresión en la que le había sumido el amor perdido parecían reflejarse en el desgarrador lamento de Qué he sacado con quererte:

¿Qué he sacado con la luna

que los dos miramos juntos?

¿Qué he sacado con los nombres

estampados en el muro?

Como cambia el calendario,

cambia todo en este mundo.

¡Ay, ay, ay! ¡Ay! ¡Ay!

¿Qué he sacado con el lirio

que plantamos en el patio?

No era uno el que plantaba;

eran dos enamorados.

Hortelano, tu plantío

con el tiempo no ha cambiado.

¡Ay, ay, ay! ¡Ay! ¡Ay!

¿Qué he sacado con la sombra

del aromo por testigo,

y los cuatro pies marcados

en la orilla del camino?

¿Qué he sacado con quererte,

clavelito florecido?

¡Ay, ay, ay! ¡Ay! ¡Ay!

Aquí está la misma luna,

y en el patio el blanco lirio,

los dos nombres en el muro,

y tu rastro en el camino.

Pero tú, palomo ingrato,

ya no arrullas en mi nido.

¡Ay, ay, ay! ¡Ay! ¡Ay!

Hija de un maestro de escuela y músico, Nicanor Parra Alarcón, y de una modista y tejedora campesina, Rosa Clarisa Sandoval, nació en San Fabián de Alico, en la Región de Ñuble, el 4 de octubre de 1917. Era la tercera de nueve hermanos, quienes desde niños se inclinaron por el arte. Violeta formó dúos con sus hermanos Hilda, Eduardo y Roberto, en tanto que el primogénito, Nicanor, se consagró como el creador de “antipoesía” y fue galardonado en 2011 con el Premio Cervantes de Literatura.

Sus biógrafos dicen que empezó a tocar la guitarra a los nueve años y que compuso sus primeras canciones a los 12. Transcurrió su infancia en el campo. Llegó a estudiar un año de la escuela normal, pero debió abandonar los estudios para ayudar a la manutención de la familia tras la muerte de su padre. Para sobrevivir, actuaba con sus hermanos en plazas, restaurantes, bares y circos. A sus 15 años se fue a vivir a Santiago, invitada por su hermano Nicanor.

Comenzó su carrera a los 20 como intérprete de boleros y rancheras en un restaurante de Santiago, donde conoció al obrero ferroviario Luis Cereceda Arenas, con quien se casó en 1938 y tuvo dos hijos, Isabel y Ángel, quienes siguieron sus pasos en el mundo del espectáculo y llegaron a convertirse en destacados músicos. Se dice que fue Cereceda quien la inició en la actividad política como militante del Partido Comunista.

Casada en segundas nupcias con Luis Arce Leytón, un tenor de ópera, tuvo dos hijas, Carmen Luisa y Rosa Clara, fallecida dos años después. Para entonces había grabado en dúo con Hilda –Las hermanas Parra– sus primeros discos, dedicados al folklore. Vinculada por su hermano Nicanor a los círculos culturales santiaguinos, conoció a Pablo Neruda y otros poetas. Fue también Nicanor quien la animó a investigar y recuperar la música tradicional chilena, labor que quedó plasmada en el libro Cantos folklóricos chilenos y en sus primeros discos como solista.

En 1954 ganó el Premio Caupolicán a la Folklorista del Año, lo que le valió para presentarse en un festival de Varsovia, Polonia, viaje que aprovechó para conocer la Unión Soviética y recorrer parte de Europa. Estando en París, grabó el disco Guitare et chant: chants et danses di Chili (1956), una recopilación del folklore chileno, que le dio una gran popularidad. A su retorno a Chile, editó varios discos, como Canto y guitarra (1957) y Acompañada de guitarra (1958).

Para entonces ya era conocida como una cantante preocupada por los problemas sociales y había incursionado en otros campos del arte, como la cerámica y la pintura al óleo y en arpillera, que más tarde llevaría a Europa. Antes de viajar a Argentina, donde se instaló por una temporada, publicó el álbum Toda Violeta Parra (1961), el primero que se conoció en Bolivia.

En su diario inédito Memorias de un gringo, un manuscrito inédito citado por la historiadora del arte Erica Deuber Ziegler en la revista Fuentes de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa, Favre cuenta cómo conoció a Violeta. Fue en 1960, cuando acompañó al antropólogo y arqueólogo suizo Jean-Christian Spahni al desierto de Atacama para realizar un estudio de las poblaciones indígenas de los Andes.

Mientras Spahni se ocupaba de los preparativos para la expedición en Santiago, Favre se puso a buscar material para un posible reportaje sobre el folklore chileno. De esa manera llegó al departamento de Folklore de la Universidad y de allí lo llevaron a casa de Violeta Parra, donde –según Deuber Ziegler– “pasó la noche y salió, al día siguiente, por la ventana”. Después de tres meses de estar trabajando con Spahni, se aburrió y partió a pie por el desierto, donde casi se pierde, rumbo a Santiago en busca de Violeta. Volvió a la Universidad y encontró a su hijo Ángel, quien lo llevó a la casa de los Parra el 4 de octubre, día del cumpleaños de la cantante.

Favre se convirtió en el amor de su vida. Violeta le dedicó algunas de sus canciones más célebres, entre ellas la inolvidable Gracias a la vida. Existen muchas versiones sobre el momento en que la compuso. Según relata Favre en Memorias de un gringo, fue en el cuartito de Naira donde le puso la letra y la música.

Según Leni Ballón, hija de Pepe, aparentemente ya había escrito una primera versión en Chile, pero “si no la compuso en Naira en su totalidad, sí le dio los últimos retoques y la estrenó en La Paz”, feliz como estaba de su recuentro y aparente reconciliación con el suizo. De hecho, parece aludir al “hogar” de la pareja en Naira cuando menciona en la canción “la casa tuya, tu calle y tu patio”.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

me dio dos luceros, que cuando los abro

perfecto distingo lo negro del blanco

y en el alto cielo su fondo estrellado

y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

me ha dado el oído que en todo su ancho

graba noche y día, grillos y canarios

martillos, turbinas, ladridos, chubascos

y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

me ha dado el sonido y el abecedario

con el las palabras que pienso y declaro

madre, amigo, hermano, y luz alumbrando

la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

me ha dado la marcha de mis pies cansados

con ellos anduve ciudades y charcos

playas y desiertos, montanas y llanos

y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

me dio el corazón que agita su marco

cuando miro el fruto del cerebro humano

cuando miro al bueno tan lejos del malo

cuando miro al fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

me ha dado la risa y me ha dado el llanto

así yo distingo dicha de quebranto

los dos materiales que forman mi canto

y el canto de ustedes que es mi mismo canto

y el canto de todos que es mi propio canto

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

“En su relato autobiográfico, Gilbert narra cómo en febrero de 1965, en Santiago, después de una tentativa de suicidio de Violeta con barbitúricos, escapó del dominio autoritario de su enamorada, tomó su grabadora Revox, la cámara fotográfica que ella le había regalado, su quena y su clarinete, se presentó en la embajada de Perú para obtener una visa, fue mal recibido, luego pasó a la embajada de Bolivia donde enseguida le hicieron sus papeles. Para pagar su pasaje en el tren Arica-La Paz, vendió su clarinete a un comerciante de instrumentos de música”, dice Deuber Ziegler.

Violeta lloró la partida y dejó constancia de su dolor en Run run se fue pa’l norte, una canción cargada de nostalgia y desesperanza (“En un carro de olvido/ antes del aclarar/ de una estación del tiempo/ decidido a rodar/ Run Run se fue pa'l norte/ no sé cuándo vendrá/ Vendrá para el cumpleaños/ de nuestra soledad”).

Favre no quiso regresar a Chile, enamorado como estaba, no de Violeta, sino de Bolivia y la música boliviana. Como escribió Deuber Ziegler, sentía admiración por una ciudad como La Paz, a la que veía “mágica, maravillosa”, por la gentileza de su gente y por la “increíble riqueza y diversidad” de su música popular.

Tras su estancia en La Paz, interrumpida en una ocasión por un breve viaje a Santiago, la artista retornó definitivamente a Chile a fines de 1966 y se suicidó el 5 de febrero de 1967. Se dice que lo hizo con una pistola que compró en La Paz.

Leni Ballón la recuerda como “una mujer maravillosa, talentosa, virtuosa y de gran sensibilidad”, perdidamente enamorada de Favre, a quien cansó con su acoso permanente. Tras su llegada a La Paz, en mayo de 1966, cantó en varias oportunidades en la peña y presentó una exposición de dibujos. “Los dibujos emotivos trasuntan en su autora un espíritu que capta y expresa escenas y personajes que adquieren vida en sus rastros (…) Son obras que demuestran gran sensibilidad, no en vano Violeta tiene alma de artista”, escribió El Diario.

Después de un mes, retornó a Santiago, llevándose a Los Jairas y a Los Choclos, un conjunto de zampoñeros integrado por lustrabotas de la Plaza Murillo para que actuaran en su peña, La Carpa de la Reina. Volvió a La Paz por otra corta temporada. Fue cuando estrenó Gracias a la vida.

Lení la vio por última vez en Santiago, en septiembre de 1966, cinco meses antes de su suicidio. La invitó a La Carpa de la Reina. “Me ofreció todo un concierto de charango, acompañada en el bombo por el músico uruguayo Alberto Zapicán, con un charango que se había llevado de Bolivia”.

Joaquín Sabina, quien se proclamaba “embajador violetero”, la consideraba “un magisterio, una tremenda inspiración”, no sólo por su sentido de lo popular, sino también por la poesía que escribía. Le compuso Violetas para Violeta, canción que estrenó en Santiago: Maldigo del alto cielo/ que nos expropió su canto,/ sus décimas, su pañuelo,/ su quinchamalí, su llanto,/ viola de chicha y pomelo,/ cacerolas del espanto.

Nadie supo definir el amor mejor que ella. “El amor es torbellino/ de pureza original/ hasta el feroz animal/ susurra su dulce trino/ Detiene a los peregrinos/ libera a los prisioneros/ el amor con sus esmeros/ al viejo lo vuelve niño/ y al malo solo el cariño/ lo vuelve puro y sincero”, cantó en Volver a los 17.

Violeta fue muriendo poco a poco, a medida que perdía el amor, cercada por la soledad, desolada. “Que la vida es mentira/ que la muerte es verdad/ ¡Ay, ay, ay, de mí!”, había lamentado en Run run se fue pa’l norte.

Destinos turisticos Agua Blanca

Agua Blanca 

El poblado de agua blanca, se encuentra cerca de la Población de Pelechuco en el municipio del mismo nombre. En esta región sus habitantes se han organizado para la construcción y puesta en funcionamiento de un albergue turístico comunitario que cuenta con todas las facilidades y servicios para la estadía de los visitantes. Hay un pequeño centro de interpretación, una tienda de artesanías donde se ofertan productos locales. Aquí se realizan diversos cursos de capacitación y actualización para lideres comunales, gestión territorial de los recursos naturales, eco turismo y desarrollo sostenible. Agua Blanca es parte del recorrido del camino prehispánico conocido como la ruta de los Kallawayas, que se inicia en la Población de Curva y recorre paisajes de extraordinaria belleza, ya que cruza varios pisos ecológicos con abundante bio diversidad.

Pelechuco cuenta con algunos atractivos particulares que tienen relación con el estilo de vida de su población, muy apacible y tranquila y donde la mayoría de las familias se dedican a la agricultura y otras a la búsqueda de oro en pequeña escala. Para llegar a Agua Blanca es necesario tomar un transporte desde la ciudad de La Paz siguiendo la ruta hacia Huarina – Achacachi Ancoraines – Carabuco – Ulla Ulla – Charazani – Pelechuco. Desde aquí se puede continuar a pie por una senda por una hora de recorrido.

Recomendaciones

Llevar ropa liviana para el día por ser un lugar cálido e impermeable en época de lluvia; botiquín de primeros auxilios.

¿Como llegar ?

Partida                                    Llegada         Distancia(aprox)

Terminal Interprovincial         Escoma               175 km.
de El Alto
Escoma            Desv. Charazani / Pelechuco       80 km.
Desv. Charazani / Pelechuco   Pelechuco            52 km.
Pelechuco        Comunidad Aguas Blancas         2.5 km

Departamento

La Paz

Region

Amazonica

Provincia

Franz Tamayo

Municipio

Apolo

Categoria

2.2.2. Centros Poblados Y Ciudades

Jerarquia

Jerarquia Iii

Coordenadas

Latitud: -14.801739 Longitud: -69.0699027

Temperatura

4.5 °C - 25 °C

Altitud

3727 M.s.n.m.

Fuente

http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/Agua%20Blanca/164

EL KARI KARI - cortometraje

Un poco de historia sobre el Kari Kari

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=95VOTzjQ4x0



Destinos turisticos Iglesia de Copacabana

Iglesia de Copacabana

La Iglesia de Copacabana, ubicada en la plaza 2 de febrero fué construida con un estilo renacentista en 1550 sobre los periodos de una “huaca” o lugar sagrado, pero la construcción actual data de 1805. Es un conjunto arquitectónico que conserva la Capilla de Indios para el oficio al aire libre y en el atrio cuatro capillas menores o miserere. En su interior las bóvedas son de cruz, destacando el altar con un retablo dorado que alberga la efigie de la Virgen de la Candelaria, de maguey y terminada en estuco, obra tallada por Francisco Tito Yupanqui en 1583 quien era descendiente del Inca Huayna Capac. En 1949 recibió el nombramiento de basílica y en 1913 se erigió el actual camarín de la Virgen .

Existe una capilla anexa dispuesta para que los fieles y creyentes enciendan las velas como muestra de su devoción o expresen sus rogativas ante la milagrosa imagen. Es considerada como Santuario religioso por las demostraciones de fe de habitantes nacionales y extranjeros quienes llegan para adorar a la “Mamita de Copacabana” o “Virgen Morena”. Actualmente son los sacerdotes de la orden franciscana los encargados de su mantenimiento y de los oficios religiosos. Está abierta desde las 06:00 de la mañana hasta aproximadamente las 21:00 horas especialmente en fines de semana donde se celebran los salves con los mantos de la virgen.

Recomendaciones

Ropa liviana para el día y abrigada para la noche, lentes, gorra para el sol y zapatos cómodos para caminar; botiquín de primeros auxilios, protector solar y medicamentos para el mal de altura.

¿Como llegar ?

Partida                       Llegada                  Distancia(aprox)

La Paz                           Huatajata                      90 km. 

Huatajata                     San Pablo de Tiquina     26 km. 

San Pablo de Tiquina   San Pedro de Tiquina       1 km. 

San Pedro de Tiquina   Copacabana                   46 km





















Departamento


La Paz

Región

Altiplano Norte

Provincia

Manco Kapac

Municipio

Copacabana

Categoria

2.2.3. Monumentos, Edificios, Obras De Arquitectura

Jerarquia

Jerarquia Iii

Coordenadas

Latitud: -16.1662918 Longitud: -69.087849

Temperatura

8 °C - 16 °C

Altitud

3841 M.s.n.m.

Para saber mas puede acceder

https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_Nuestra_Se%C3%B1ora_de_Copacabana

Fuente

http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/iglesia_de_copacabana/337

Cuando La Paz bailaba en Carnaval al estilo europeo

Nota de prensa que salio publicada en el periodico Página Siete el día domingo 14 de Febrero de 2021 en las páginas 18 y 19 en las ección gente y lugares

Las carnestolendas desembarcaron en La Paz con los españoles y se fundieron con la Anata Andina, dando lugar también a exclusivos y lujosos bailes de fantasía.

Ivone Juárez / La Paz

“El Carnaval del diablo ha sido muy pecaminoso, los hombres con pretexto de untarles con harina la cara y los pechos a las hembras, cometían tocamientos que conducen al pecado, ¡Jesús!, he visto a seis mocetones apoderarse de una mujer, embadurnarla hasta el extremo de dejarla pura harina y la otra quedarse muy contenta y satisfecha”. Así, en 1747, el padre comendador de La Merced, de la ciudad Nuestra Señora de La Paz, reclamaba por cómo los primeros paceños celebraban las carnestolendas. La urbe se había fundado hace 199 años, en 1548.

Uno de los bailes de Carnaval al estilo europeo
El texto que muestra la angustia del clérico por tanto desborde fue recuperado por el escritor Gustavo Adolfo Otero (1896 - 1958) en el libro La vida social de coloniaje (1942) y es reproducido por los historiadores Carlos Gerl y Randy Chávez en su investigación El Carnaval paceño (2015). El trabajo cuenta cómo la fiesta, que había desembarcado junto con los españoles, casi 200 años antes, se encontró y fundió con la Anata, una fiesta ritual andina en agradecimiento a la Pachamama por la producción agrícola, y se convirtió en una celebración que movía a la ciudad entera con diferentes actividades que concentraban a la población y la hacían explotar su júbilo, al extremo de preocupar tanto a los religiosos, como al padre comendador de La Merced.

Es que los paceños fueron incorporando a la fiesta diferentes elementos y actividades para disfrutarla más que sólo tirarse harina. En El Carnaval paceño se hace referencia a dos que los hacían vibrar: las carreras de caballos y los bailes, que de pequeñas reuniones, se fueron transformando hasta convertirse en suntuosos acontecimientos al puro estilo europeo. Las cabalgatas se quedaron atrás, en el tiempo, pero los bailes se prolongaron y con el tiempo se convirtieron en acontecimientos sociales que cada vez acogían a más paceños.

A puro galope

Las carreras de caballos tenían como escenario la Alameda, ese paseo paradisiaco que a inicios del 1800 comenzó a trazar el entonces gobernador de la ciudad, Juan Sánchez Lima. En El Carnaval paceño está registrada aquella que se realizó en 1848, donde el mismo Presidente de la República esperó en el Palacio de Gobierno a los vencedores de la competencia.

Los personajes europeos erna motivo
La cabalgata tuvo como punto de partida la Alameda (hoy El Prado) y su meta fue ubicada en la puerta del Palacio de Gobierno, en la plaza de Armas (hoy Plaza Murillo). Participaron más de media docena de parejas de jinetes, “caballeros en corceles disfrazados variadamente, junto a sus damas disfrazadas de odaliscas”, que a galope cruzaron la ciudad, casi de extremo a extremo, pasando por la calle Recreo (desaparecida por la construcción de la avenida Mariscal Santa Cruz), la San Francisco, la Apumalla (mercado Lanza) y Churubamba, hasta empalmar con la calle Ancha (Evaristo Valle), desde donde retornó para tomar la calle Comercio, hasta llegar a la meta, donde el Presidente de entonces los esperaba para recibir a los ganadores.

Mientras galopaban a toda prisa, eran blanco de cartuchazos de harina y cascaronazos que les lanzaban los eufóricos paceños que se acomodaban en los balcones y ventanas de las edificaciones que estaban a los lados de la Alameda y el resto de las calles que cruzaban los bravos jinetes a puro tropel, sin distraerse ni un segundo, pues de eso dependía su logro en la más grande competencia del Carnaval.

Una carroza carnavalera pasa por calle Comercio
La hermosa tradición se mantuvo hasta inicios del 1900, cuando en la Alameda se continuaron haciendo reformas y en el paseo se instalaron unos arcos. Con la llegada del tranvía y de los otros medios de transporte la cabalgata quedó en el recuerdo de quienes la vivieron y dejaron registros de su experiencia.

Para entonces, la carnestolendas ya se extendían por cuatro días y la población en su conjunto participaba en ellas a través de las comparsas o “pandillas”, grupos formados principalmente por jóvenes que protagonizaban grandes batallas con escaramuzas de harina, una tradición que se había mantenido desde la época de la Colonia, pero que tuvo fin durante la Guerra del Chaco (1930-1935) debido a la crisis económica que descandenó el conflicto bélico con Paraguay. Los personajes europeos eran motivo para los disfraces carnavaleros de los paceños. Foto Cordero

Bailes al estilo europeo

Mientras en el día se realizaban este tipo de actividades, en la noche se daban lugar los bailes, que con el paso de los años se fueron modificando hasta convertirse en suntuosos acontecimientos sociales que concentraban gran atención de la población, sobre todo la más pudiente, que incorporaba cada vez más elementos y personajes europeos a los eventos, como corsarios, calabreses, arlequines, dominós, fígaros, toreros, pajes y diablos, se lee en El Carnaval paceño.

Eran bailes de fantasía en salones y clubes sociales de alto prestigio. Príncipes árabes, romanos, reyes, pierrots y otros personajes se deslizaban envueltos en trajes de fantasía por los lujosos salones, emulando las fiestas y mascaradas de España, Venecia o Francia.

Entre los salones que albergaban estos acontecimientos aparece en primera instancia el Teatro Municipal, inaugurado en 1845; luego se suman el Hotel París, el Club de La Paz, entre otros, que fueron apareciendo a lo largo de los años, sobre todo con la llegada de 1900, cuando La Paz se convierte en sede de Gobierno de Bolivia.

Unos carnavaleros posan disfrazados en un baile de fantasía en la ciudad de La Paz. Foto Agencia Municipal de Noticias de La Paz.

Y estos acontecimientos sociales se salían de los márgenes de la ciudad y se realizaban hasta en haciendas ubicadas en Poto Poto (Miraflores), Obrajes o Mecapaca, donde lujosos caserones eran el marco de bailes de etiqueta, en los que los asistentes bailaban desde el minué hasta la redoba (estilo polca), como se relata en La crónica de Elías Zalles Ballivián, publicada en 1900.

En su trabajo Tradiciones paceñas, El Carnaval de antaño, Javier Escalier Orihuela menciona la Mascarada, “que con mucho lujo y pompa” se realizaba en el Teatro Municipal. La Paz había entrado al siglo XX y los bailes de etiqueta comenzaron a diseminarse por diferentes salones, algunos ya desaparecidos.

Menciona al White House Hotel, a los hoteles Quint Italia, Torino, Crillón, Sucre; al Club de La Paz, el Club Ferroviario, al Fantasio, a Valero Nigth Club, Bar Bristol, el Teatro Mignón y los Manzanos, cuatro y sus orquestas típicas, orquestas como la Baigorri, en el año 1930.

“O las décadas de los años 50 y 60, en el Club Ferroviario, en la calle Bolívar, esquina Ballivián, administrado por el famoso hincha bolivarista don Chicho Navarro, el Club 16 de Julio, que estaba instalado donde fuera la Central Obrera Boliviana, en El Prado, y no podemos olvidarnos del Fantasio, Cine Murillo en 1956 y 57; lugares que congregaron a la flor y nata de la sociedad paceña y que tuvieron como anfitrión al mismísimo alcalde de la ciudad”, añade.

Entonces ya comenzaban a organizarse los bailes populares auspiciados por la Alcaldía de La Paz, donde los paceños se deshacían bailando al compás de la canciones de Carlos Romero, junto a las orquestas del momento, como la Típica y Jazz de Fermín Barrionuevo, de Víctor Hugo Serrano y después de Delfín y su Combo, Carlitos Peredo y la Swingbaly; entre otras, “que tenían la obligación -según ordenanzas municipales de entonces- de tocar los mejores temas de su repertorio de manera gratuita, en un convenio de la municipalidad con los salones de fiesta de la época”.

“Recordados son los bailes que se hacían en pleno Obelisco o El Prado, lugares habilitados especialmente para esta celebración”, dice Escalier.

¿Qué habría pensado el padre comendador de La Merced de 1747 al ver estos bailes masivos? Tal vez que más allá de los actos pecaminosos, los paceños sabían divertirse a lo grande, tomando lo que veían afuera para adecuarlo a su Carnaval. Este año la pandemia por el coronavirus no nos permite repetir estas fiestas, como lo hacíamos cada año, pero al menos recordemos cómo las vivieron los que estuvieron en La Paz antes que nosotros.

Una carroza carnavalera pasa por la calle Comercio de La Paz. Foto Cordero

Destinos turisticos DRAGON DORMIDO

Dragón Dormido, es un cerro imponente que tiene la forma del mítico animal. Conocido también como el “Púlpito del Diablo”. Se encuentra localizado a 17 kilómetros del pueblo de Puerto Carabuco, entre la Comunidad de Quillima y Santiago de Okola. En sus faldas rocosas se observan estrechos caminos que conducen a antiguas bocaminas, que a pesar de la erosión natural aún se observan vestigios de la explotación de antimonio y plomo. El auge en torno de esta actividad productiva influyó en la vida de las comunidades vecinas. Una vez agotadas las vetas sólo quedaron las bocaminas. El cerro recuperó su agreste belleza natural, pues además de la vegetación propia de la montaña ahora cobija a las vizcachas, que han encontrado su hogar en sus faldas. Al atractivo turístico, se puede ascender a la cabeza de esta formación orográfica por el poblado de Santiago de Okola y cuya altura supera los 4.000 m.s.n.m. La travesía tiene un grado de dificultad debido a su formación geológica y a las sendas angostas.

Las pequeñas rocas salientes, los pedruscos y el follaje de los árboles entorpecen la escalada. Empero, el esfuérzo tiene su recompensa, ya que desde la cima se puede apreciar una espectacular vista panorámica del Lago Titicaca y de su entorno. Al descender se llega a una playa de arena muy fina que es utilizada por los comunarios en la construcción. El ascenso hacia la montaña por Quillima demora casi 2 horas por ser menos accesible. El lugar es apropiado para la escalada en roca y toma de fotografías por ser un excelente mirador natural.

En el cerro se encuentran piedras gigantes en las que, incluso, se advierte pinturas rupestres. En el lugar también se ve chullpares y otros restos arqueológico.

Pero, sin duda, uno de los mayores atractivos del Dragón Dormido es la Piedra campana: se dice que si el que la golpea con otra piedra logra que emita eco su vida será larga.

Recomendaciones

Llevar ropa liviana para el día y abrigada para la noche, zapatos cómodos para caminatas largas, lentes y gorra para el sol, medicamentos para mal de altura y protector solar.

¿Como llegar ?

Partida          Llegada         Distancia(aprox)

La Paz            Achacachi             96 km..
Achacachi      Ancoraimes          37 km.
Ancoraimes    Quillima               23 km.
Quillima         Dragón Dormido    3 km.

Foto yoamoviajar180.com
Departamento


La Paz

Región

Altiplano Norte

Provincia

Camacho

Municipio

Puerto Carabuco

Categoria

1.1.6. Lomas O Colinas

Foto periodico Página Siete

Jerarquia


Jerarquia Iii

Coordenadas

Latitud: -15.8612259 Longitud: -69.0075946

Temperatura

2 °C - 13 °C

Altitud

4030 M.s.n.m.

Fuente: http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/El%20Dragon%20Dormido/50

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=Qc2wXrYM3no



Artista realiza impresionantes esculturas en fibra de vidrio

Dos artistas realizan impresionantes esculturas en fibra de vidrio

Ramiro Sirpa es un artista paceño que realiza impresionantes esculturas en fibra de vidrio por más de 20 años. Inició solo y ahora cuenta con tres personas quienes le ayudan.

Fuente : https://www.youtube.com/watch?v=wcOe2pLyqN4&t=73s



Significado de la palabra Chukuta

La palabra chukuta proviene del idioma aimara del verbo CHUKUÑA que significa cocer, de la misma lapalbra deriba Chukuta que significa cocido, a los habitantes de la ciudad de La Paz se los conoce hasta el día de hoy como Chukutas

A los paceños hasta el día de hoy se los conoce como chukutas. He aquí la razón:

Antes, en La Paz, muchos hombres llevaban pantalones conocidos como “calzona”. Éstos tenían la parte inferior abierta. Como los extranjeros que visitaban La Paz se les quedaban mirando por sus curiosos pantalones, los paceños comenzaron a coser sus pantalones, uniendo la parte inferior. Es por ello que desde entonces se utiliza el términa chukuta, “cosido”, para referirse a los habitantes de La Paz.

Sin embargo en otros diccionarios el termino se refiere a una prenda de vestir que queda corta o pequeña o también a algo que es incompleta o deficiente

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