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Monumentos de La Paz LA BIENVENIDA

Escultura estatuaria de bulto redondo, de tipo cuerpo entero estilizado, en posición erguida. Tiene una altura de 1 m con 40 cm y su peso aproximado es de 160 kgs. Obra de la escultora Giancarla Muñoz, realizada en cemento en 2007. Está ubicada en una jardinera circular de la avenida Hernán Siles Zuazo de la zona de La Florida.

 La estatua alegórica de la Bienvenida, representación del recibimiento cortés, fue obsequiada a la ciudad de La Paz en su día, el 16 de julio de 2007, por la escultura Muñoz, quien realizó esta obra a nombre del barrio Isla Verde, donde reside (una obra idéntica se encuentra en su vivienda).

Destinos turisticos Museo del Poncho

Ubicación

Ubicado en la calle Tito Yupanqui Nro 42 en Copacabana

Su página web es:

Foto infiniteadventure.com
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La leyenda del cóndor jipiña

Al trepar por las escarpadas laderas de uno de los emblemáticos cerros de Corocoro, cuya cumbre conduce hacia una quebrada situada a un kilómetro de distancia, donde está la enorme roca que, vista a la distancia y al caer el día con resplandores de avivado fuego, se asemeja a un cóndor posado en una rama.

 Para los lugareños se trata del cóndor jipiña (posada del cóndor), cuya fabulosa leyenda cuenta la historia de un viejo cacique, que vivía feliz con sus dos hijos: un varón y una mujer, hasta el día en que en esas campiñas apareció un forastero llegado de tierras lejanas.

Foto periodico Página Siete
El forastero, que era joven y apuesto, se enamoró de la hermosa hija del cacique, pero éste se negó a aceptar la relación, arguyendo que su hija estaba reservada para un mancebo de su ayllu. Entonces el forastero, ofendido ante la negativa del anciano, se marchó con rumbo desconocido, no sin antes maldecir su mala suerte y aumentar con sus lágrimas el caudal del río Jachchallani.

Años después, la hija del cacique se enamoró del mancebo elegido por su ayllu, con quien, a modo de pasear y charlar a solas, recorrían por los cerros, sin dejar de contemplar las quebradas que se perdían más allá de sus pies, hasta que un día, mientras estaban sentados sobre una piedra, tomándose de las manos bajo el manto azulino del cielo, la pareja advirtió que un cóndor los acechaba desde las alturas; una visión que se repitió todas la veces que salían a disfrutar del aire fresco y la fragancia de las flores del puya, la planta endémica de la provincia de Pacajes.

La hija del cacique se sentía atemorizada por la extraña presencia del ave de plumaje negro y pico ganchudo. De modo que su pretendiente, al verla asustada y temblando como una hoja al viento, le lanzó al animal una piedra con su honda, provocándole una herida mortal. El cóndor intentó remontar vuelo, pero se precipitó, a cierta distancia, transformado en una roca.

En la actualidad, esta figura lítica, que tiene una altura entre seis y ocho metros y un peso entre tres y cuatro toneladas, está considerado como uno de los patrimonios naturales, culturales y turísticos de Corocoro, ya que, según refiere la leyenda, se trata de una roca que es la representación del mismísimo Kuntur Mallku o el joven forastero petrificado, el único ser humano capaz de transformarse en un imponente cóndor de alas plegadas y cabeza erguida.

Monumentos de La Paz ARTURO BORDA GOSÁLVEZ

Mediante Ordenanza Municipal Nº 124/1998, la Alcaldía nominó un espacio público en la zona de Villa El Carmen, que hasta entonces no tenía denominación, con el nombre de Arturo Borda (1883-1953), destacado pintor y literato, como homenaje póstumo por sus significativos aportes al arte paceño, boliviano y americano. Para la inauguración de la plaza, el alcalde Germán Monroy hizo emplazar el busto que lleva la efigie de Borda.

 Obra del escultor Emiliano Luján, realizada en piedra comanche en 1954. Está ubicada en la plaza homónima, entre las calles 2 y Central de la zona de Villa El Carmen


Monumento a BARÓN BADEN POWELL

La estatua que rinde homenaje al barón Baden Powell (1857-1941), militar británico, fundador de los Boy Scouts, fue obsequiada al municipio por el movimiento Scout de Bolivia (fundado en La Paz en 1915). La Alcaldía se encargó de su emplazamiento en el lugar donde actualmente se encuentra. Fue develado en acto solemne, al cual asistieron autoridades municipales y del movimiento Scout. En la década de 1970, la estatua sufrió un atentado explosivo que dañó parte de su estructura (quedando un orificio de aproximadamente 20 cm en una de sus piernas). Permaneció dañada por varios años, hasta que en vísperas de las celebraciones del centenario del movimiento Scout a nivel mundial, los escultistas bolivianos solicitaron al Gobierno Municipal su restauración. De esta forma, se procedió con su reparación en agosto de 2007, trabajos en los que intervino el escultor Ramiro Luján, hijo del autor de la obra.

 Obra del escultor Emiliano Luján, realizada a base de bronce fundido en 1965. Está ubicada en la plaza conocida como “Scout”, entre las calles Lucas Jaimes, Palacios y Manuel Mariaca de la zona de Miraflores.

Para saber mas puede acceder

https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Baden-Powell


Monumentos de La Paz ÁNGEL ANDINO

La estatua del Ángel Andino fue obsequiada al municipio por un empresario que optó por permanecer en anonimato. El Gobierno Municipal se encargó de su emplazamiento, seleccionando un espacio público hasta entonces sin atractivos, ubicado en una vía considerada estratégica para llegar a la zona de Achachicala. El emplazamiento del Ángel Andino respondió a una fuerte creencia religiosa, ya que se decía que protegería a los habitantes del sector de posibles deslizamientos o derrumbes. Surgieron dos posiciones sobre el lugar al cual debía estar dirigido el rostro: con vista hacia el cerro o de espalda a éste (optándose por la última). La postura de las manos de la estatua, una extendida y la otra oferente, simboliza el don de “dar” y “recibir”. El pedestal fue estructurado en forma de cruz andina.

 Obra realizada en cemento en 2004; se desconoce su autor. Se encuentra en la rotonda homónima, entre la avenida Juan José Tórrez y la calle Constitución de la zona de Challapampa.



Destinos turisticos El condor petrificado de Corocoro

Conocido también como el condor jipina petrificado de Coro Coro ubicado en el municipio del mismo nombre en el departamento de La Paz

Foto periodico Página Siete

Monumernto EDUARDO AVAROA (ABAROA) HIDALGO

El espacio público donde se ha erigido el monumento que rinde homenaje a Eduardo Avaroa (1838-1879), máximo héroe civil de la Guerra del Pacífico, inicialmente era un campo de malezas, espinos y plantas silvestres. En 1927 Hugo Ernst, Prefecto de La Paz, dispuso terraplenar y recrear paisajísticamente con jardines el lugar. Ese mismo año se creó el comité Pro Monumento a Eduardo Avaroa, institución cívica que inició una colecta pública para erigir un monumento al héroe del Topater. Sin embargo, el proyecto quedó postergado, siendo materializado recién después de 25 años.


El molde de la obra fue realizado en una sala del Estado Mayor, desde donde fue transportado a la localidad de Viacha para su fundición. Su autor, Emiliano Luján, se convirtió en el primer boliviano en fundir un monumento en Bolivia, para lo cual utilizó vainas de bronce proporcionadas por el ejército. Luján plasmó perceptiblemente varios simbolismos en la efigie del héroe: uno de ellos fue su dedo “acusador”, realizado en dimensiones desproporcionadas, recordando a los bolivianos el deber de recuperar el Litoral cautivo. El dedo “acusador”, como comúnmente se lo denominó, fue reducido por el mismo escultor, tras sufrir varias críticas. Indignado y molesto, subió al monumento y le cortó el dedo. Después de algún tiempo, lo substituyó por otro de menores dimensiones; pero aún éste quedó un tanto desmedido.

Entre otros simbolismos que presenta la efigie del monumento, están la del rostro que conjunciona una serie de emociones, expresando al mismo tiempo frustración, molestia, llanto y dolor. También llama la atención su cuerpo, que fue concluido en forma de un rayo encrespado, apreciable en la postura de manos y el cruce de piernas. Un detalle también importante es la forma del pedestal que, con la imagen de un puente quebrantado, representa el puente del Topater.

El monumento fue develado en acto solemne el 23 de marzo de 1952, fecha que recuerda la invasión del ejército chileno a la población boliviana de Calama, en la cual perdieron la vida memorables patriotas, entre los que se encontraba justamente Avaroa. Al acto público asistieron el presidente Hugo Ballivián, tropas militares, instituciones civiles y una numerosa concurrencia que llenó complemente la plaza. También asistió la banda del ejército, que bajo la dirección del mayor Antonio Montes Calderón, interpretó el Himno a Avaroa, del compositor Luciano Bustios, y la canción al Héroe del Topater, del compositor Luís Felipe Arce.

Obra del escultor Emiliano Luján, realizada a base de bronce fundido en 1951. Está ubicado en la plaza homónima, entre las calles Belisario Salinas, Sánchez Lima, 20 de Octubre y Pedro Salazar de la zona de Sopocachi.

para saber mas sobre este personaje de la historia puede accesar

https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Abaroa_Hidalgo

MONUMENTO A EDUARDO AVAROA HIDALGO Obra del escultor Emiliano Luján, realizada a base de bronce fundido en 1951. Está ubicado en la plaza homónima, entre las calles Belisario Salinas, Sánchez Lima, 20 de Octubre y Pedro Salazar de la zona de Sopocachi.

El molde de la obra fue realizado en una sala del Estado Mayor, desde donde fue transportado a la localidad de Viacha para su fundición. Su autor, Emiliano Luján, se convirtió en el primer boliviano en fundir un monumento en Bolivia, para lo cual utilizó vainas de bronce proporcionadas por el ejército. Luján plasmó perceptiblemente varios simbolismos en la efigie del héroe: uno de ellos fue su dedo “acusador”, realizado en dimensiones desproporcionadas, recordando a los bolivianos el deber de recuperar el Litoral cautivo. El dedo “acusador”, como comúnmente se lo denominó, fue reducido por el mismo escultor, tras sufrir varias críticas. Indignado y molesto, subió al monumento y le cortó el dedo. Después de algún tiempo, lo substituyó por otro de menores dimensiones; pero aún éste quedó un tanto desmedido.

Entre otros simbolismos que presenta la efigie del monumento, están la del rostro que conjunciona una serie de emociones, expresando al mismo tiempo frustración, molestia, llanto y dolor. También llama la atención su cuerpo, que fue concluido en forma de un rayo encrespado, apreciable en la postura de manos y el cruce de piernas. Un detalle también importante es la forma del pedestal que, con la imagen de un puente quebrantado, representa el puente del Topater.

El monumento fue develado en acto solemne el 23 de marzo de 1952, fecha que recuerda la invasión del ejército chileno a la población boliviana de Calama, en la cual perdieron la vida memorables patriotas, entre los que se encontraba justamente Avaroa. Al acto público asistieron el presidente Hugo Ballivián, tropas militares, instituciones civiles y una numerosa concurrencia que llenó complemente la plaza. También asistió la banda del ejército, que bajo la dirección del mayor Antonio Montes Calderón, interpretó el Himno a Avaroa, del compositor Luciano Bustios, y la canción al Héroe del Topater, del compositor Luís Felipe Arce.

Eduardo Avaroa (San Pedro de Atacama, 1838 – Calama, 1879). En 1879, su trabajo en la mina Inca, lo llevó hasta Calama, donde se enteró de la invasión del ejército chileno a Antofagasta (14 de febrero) y que el mismo tenía por intención ocupar Calama (territorios bolivianos, considerados estratégicos para contrarrestar cualquier contraofensiva armada). Este patriota se unió al grupo de resistencia organizado por Ladislao Cabrera, enfrentándose al ejército enemigo el 23 de marzo. En esta resistencia, junto a otros compañeros, hizo frente al ejército chileno en la orilla opuesta al río Loa, hasta que fue alcanzado por un certero disparo que lo tumbó al suelo y lo dejó moribundo.

Cuando varios de sus compañeros de lucha cayeron y otros se replegaron, quedó rodeado por una facción enemiga que le intimó a rendirse; se dice que este hombre valeroso, tratando de hacer uso de su fusil, respondió: “¡…Que se rinda su abuela… Carajo!”; siendo sus últimas palabras, porque en ese mismo instante fue ultimado. En 1952 los señores Juan, Jorge, Humberto y Eduardo Abaroa, nietos del héroe, llegaron a La Paz acompañados de una urna con sus restos mortales. Esta urna fue dispuesta por el ejército chileno en homenaje al héroe del Pacífico. En La Paz fue recibida con todos los honores, siendo resguardada en la Cripta de los Héroes de la Basílica Menor de San Francisco.

Por Randy Chávez García & Carlos Gerl La imagen puede contener: una o varias personas, calzado, cielo, rascacielos, árbol y exterior La imagen puede contener: una o varias personas La imagen puede contener: 18 personas, personas sonriendo, exterior No hay descripción de la foto disponible. +7

JOSÉ GERVASIO ARTIGAS

La estatua que rinde homenaje a José Gervasio Artigas (1764-1850), prócer uruguayo, fue obsequiada por el gobierno de ese país a su homólogo boliviano, en señal de amistad y buenas relaciones bilaterales. Llegó al aeropuerto de El Alto en agosto de 1973. El Batallón de Cadetes del Colegio Militar del ejército boliviano escoltó la estatua hasta la zona de Calacoto, en cuyo trayecto, atravesando las zonas altas por donde se hizo marcha, la efigie del prócer uruguayo fue recibida con gran algarabía. Encabezaron el acto de develado el alcalde Ángel Gómez García, el embajador de Uruguay José María Penco y el encargado de negocios Mario Real de Azúa.

 Obra del escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín, realizada en bronce fundido en 1973. Se encuentra en una jardinera, entre la avenida José Ballivián y la calle 8 de la zona de Calacoto.

Para saber quien fue y toda su historia puede accesar

https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Gervasio_Artigas


Destinos turisticos Museo de Textiles Andinos Bolivianos

Ubicación

Ubicado en la plaza Benito Juarez entre las calles Guatemala y Cuba en el barrio de Miraflores

Que se exhibe allí ?

Se exhibe el proceso de tejido, estilos, textiles de diferentes culturas y regiones del país con diseños iconográficos y una muestra de tesoros nacidos de ruecas y telares. Sobresale la importancia del tejido de los Andes que data de hace más de 3.000 años.


El museo, uno de dos en la zona paceña de Miraflores, es privado y se mantiene por la voluntad de la familia Jordán. Abre por las tardes, de lunes a viernes, en la casa que se halla en la esquina de las calles Cuba y Guatemala, plaza Benito Juárez (en la vía paralela de la avenida Busch).

Mabel Franco / La Paz

El Museo de Textiles Andinos Bolivianos, obra del antropólogo Waldo Jordán Zelaya, continúa con un trabajo que pudo truncarse luego del fallecimiento, en abril de 2015, de uno de los investigadores más importantes del país. Su familia está empeñada en mantener abierta la casa miraflorina que acoge la exposición de unkus, aqsus, llixllas, chumpis, sombreros y otras prendas de vestir que ayudan a entender la ideología, la religiosidad, la historia, el arte producido por pueblos indígenas.

Waldo Jordán Zelaya falleció en abril de 2015.

Cada pieza, montada según un guion, hace posible comprender el proceso de elaboración: desde el vellón de la lana de auquénido y de ovino, el uso de tintes naturales, las técnicas utilizadas, las herramientas, hasta la elaboración de una vestimenta que hace más que cubrir el cuerpo. Pasando, claro, por el arte del tejido: el diseño, los colores, las figuras, la narración.

La Paz, Chuquisaca, Potosí, Oruro y Cochabamba están reflejados en la colección que Jordán armó poco a poco, desde los años 70, y que desde 1999 se expone para el público.

El hijo del antropólogo sigue su legado. A la izquierda, un axsu prendido por topos de plata.

Foto Bolivia en tus manos
Un k’atu permite al visitante llevarse un recuerdo que hace honor a los tejidos y al concepto de comercio justo.

El espacio abrió durante la Larga Noche de Museos; es de lo poco que en materia de museos o galerías se puede visitar en la zona de Miraflores, de manera que aporta a llenar un vacío junto al Museo de la Revolución que se alza en la plaza Villarroel.

museo

Aquella noche del 28 de mayo de 2016, quienes visitaron el lugar aprendieron, entre otras cosas, que una técnica para teñir la lana es la del watado (anudado), palabra que explica otra, "watos", incorporada al castellano que se habla en el área andina de Bolivia para designar a los cordeles de amarrar los zapatos o las carpetas: otro tejido, el de la lengua, que se explica entre hilos, qhurus (seres de pesadilla) y las actuales fibras sintéticas y lentejuelas que dan brillo a las prendas de vestir.
Foto Bolivia en tus manos

El museo es privado. Está ubicado en una esquina de las paceñas calles Guatemala y Cuba, frente a la plaza Benito Juárez. Abre por las tardes, de lunes a viernes. Para asegurarse la visita, mejor llamar al 2243601. Una visita virtual es posible en
Foto Bolivia en tus manos

http://zipansion.com/20mjB

Cuenta con una página web en los dos idiomas mas importantes, el espanol y el ingles

http://zipansion.com/20mAq

Fuente con datos de https://www.boliviaentusmanos.com/turismo/destinos/museo-de-textiles-andinos-bolivianos.html

https://lapublica.org.bo/al-toque/la-paz/item/1125-waldo-jordan-pervive-en-el-museo-de-textiles-andinos

Monumento a las Alegorias


ALEGORÍAS

Conjunto escultórico conformado por ocho estatuillas de bulto redondo, de tipo cuerpo entero, en posiciones erguidas:

PRIMAVERA
 INVIERNO
OTOÑO
VERANO
ARQUITECTURA
ESCULTURA
MÚSICA
 PINTURA

La escritora Ana Rivera ha señalado que las estatuillas alegóricas que representan las artes (arquitectura, escultura, música y pintura) y las estaciones del año (primavera, invierno, otoño y verano), fueron compradas en Berlín, Alemania. Desde sus inicios, fueron emplazadas en el espacio público principal de la ciudad, en los cuatro lados de ingreso que tenía la plaza Murillo. Después de algunos años, cuando sus lados de ingreso fueron ensanchados y se recreó paisajísticamente su aspecto con dotación arbórea, las estatuillas fueron reubicadas alrededor del monumento a Murillo, lugar donde actualmente se las puede apreciar.

El 3 de agosto de 1990, en un encuentro de juventudes realizado en la plaza Murillo, acto desafortunadamente organizado, dos esculturas sufrieron daños considerables, cuya restauración conllevó tres años. Durante los enfrentamientos que produjeron la dimisión del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (2003), en la balacera suscitada entre policías y militares en los alrededores de la plaza, un proyectil impactó en el brazo derecho de la Alegoría a la Escultura, destrozándolo por completo.

Algunas veces fueron mal interpretadas respecto a su representación, ya que algunos escritores se han referido a las estatuillas como si fueran las musas de la mitología griega. Sin embargo, las musas (que son nueve) de las artes y las ciencias no representan los temas que corresponden a las ocho alegorías, a excepción de la alegoría a la Música.

Obras esculpidas en mármol; se desconoce su autor. Están ubicadas dentro de la plaza Murillo de la zona Centro.

Destinos turisticos Museo de la Revolución Nacional

Ubicación

Ubicado en la plaza Villarroel s/n en la zona de Miraflores

En este museo se exhiben fotografías y artículos que cuentan una parte de los sucesos históricos de nuestro país, como el triunfo de la revolución en 1952; la nacionalización de las minas, la reforma agraria en 1953, además de otros acontecimientos como la guerra del Chaco y las dictaduras militares.

Foto Bolivia.com


Aquí también se exponen fotografías de la época y murales de varios artistas como Walter Solón Romero y Miguel Alandia Pantoja, y los restos mortales del ex presidente Gral. Juan José Torres y otros mártires de la revolución.

Horarios de atención

Martes a viernes: 9:30 – 12:30 y 15:00 – 19:00
Sábados y domingos: 9:00 – 13:00

Costo de ingreso Nacionales y extranjeros: Bs 1 Estudiantes: Ingreso libre

















Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=VZIPdBYu5Vc

MONUMENTO A JOSÉ RAFAEL ALARCÓN VIDANGOS

Obra del escultor italiano Giuseppe Magnani, realizada en mármol en 1917. Se encuentra en la plaza homónima, entre la avenida Julio Patiño y Enrique Costas (también conocida como calle 15) de la zona de Calacoto.


 El monumento que rinde homenaje al capitán José Alarcón (1885-1917), primera víctima fatal en la historia de la aviación boliviana, fue erigido gracias a los círculos militares, que se encargaron de convocar a concurso público para encontrar el diseño apropiado. El monto que demandó la obra fue cubierto gracias a la colecta que inició el Ejercito con el apoyo de los empleados de la Bolivian Railway, del periódico El Diario y de otros grupos civiles. El monumento fue erigido inicialmente sobre una jardinera de la avenida Perú. En el frontis del pedestal, los militares colocaron una placa de homenaje póstumo, con el siguiente grabado:

“Capitán José Alarcón Que al acercarse a las etéreas salas ofrecióle a la patria el corazón y con él sus primeras graves alas enero, 1917”.

Después de permanecer algunos años en la avenida Perú, el monumento fue reubicado en la zona de Calacoto en 1977. Mediante Ordenanza Municipal Nº 600/2008, el Gobierno Municipal nominó el espacio público donde actualmente se encuentra como plaza Cap. José Alarcón.


Destinos turisticos Museo Antonio Paredes Candia

Ubicación

Ubicado en la ciudad de El Ato en el departamento de La Paz en la calle Nilda Nunez del Prado Nro 1054 Plan 561 en el barrio Ciudad Satélite

¿Qué puedes ver allí?

Obras pictoricas, esculturas, arqueologia y archivo - biblioteca

En la planta baja se puede encontrar la sala de artes gráficas y acuarela denominada “Walter Solón Romero”, la misma posee 11 obras de arte en exposición y una vitrina de Arte Sacro que representa a pinturas coloniales y esculturas; en la misma planta se encuentra la sala “Antonio Paredes Candia” en la que se expone los libros del desaparecido escritor y un material bibliográfico amplio y variado de otros autores nacionales e internacionales.

Foto eabolivia.com
En el primer nivel se encuentra instalada la sala de pinturas denominada “Antonio Llanque Huanca”, en la que se exponen obras de artistas nacionales e internacionales.

En el segundo y tercer nivel se encuentra la sala de arqueología “Carlos Ponce Sanjinés”, en el lugar se exponen 161 piezas arqueológicas entre metales y líticos; así mismo se encuentran tres figuras del Ekeko (Dios de la abundancia) con su vestimenta de los años 1890, 1900 y 1045.

En el cuarto nivel, funciona la sala de escultura denominada “Víctor Zapana Serna” que cuenta con esculturas en diferentes materiales como piedra, mármol, madera, bronce y cerámica, obras de artistas de trayectoria como la escultora, Marina Núñez del Prado, Víctor Zapana, Fausto Aoiz, Agustín Callisaya, Emiliano Luján y Gonzalo Condarco, entre otros.(EL DIARIO)

Horario

Martes a Viernes 8:00 - 12:00 14:00 - 18:00 Sabado y Domingo de 8:00 - 14:00

Precio Gratis

En Ciudad Satélite, una estructura de forma circular conserva los objetos que el escritor costumbrista atesoró.

La máquina de escribir blanca Olympia —fabricada en la extinta Yugoslavia a inicios de los años 70— aún tiene el papel en el que Antonio Paredes Candia escribió su última e inacabada obra de teatro. En él se muestra un glosario de palabras de origen aymara y quechua con su significado. “ZURRON CORRECHI. (LP).

Lenguaje popular. Apodo de carácter regional. Que hace corretear el surro a.c.r. de los oriundos del Cantón Sorata, Prov. Larecaja” (SIC), se lee de este trabajo literario que forma parte del único museo municipal de El Alto.

Foto periodico El Diario
Al arribar a la parada de la línea Amarilla del Teleférico en Ciudad Satélite (El Alto), lo primero que llama la atención es una estructura circular de color amarillo y azul, con seis ventanas, que se destaca en lo alto. Los vecinos explican que se trata de un antiguo tanque que por mucho tiempo dotó de agua potable a los condominios de este sector de la urbe.

Arturo Cuevas, un universitario que vive en esta zona desde niño, todavía evoca los tiempos en que esta infraestructura era un gran recipiente de cemento que servía para almacenar el líquido, que estaba sostenido por pilares gruesos y contaba con escaleras metálicas para llegar hacia la parte más elevada. Así fue como lo encontró el escritor e investigador paceño Antonio Paredes Candia, quien bregó más de 10 años para mostrar su proyecto, llegar a un consenso con los vecinos y convertir este espacio en un repositorio donde se conserva su colección de libros y obras de arte, las que había acumulado durante toda su vida.

De esta manera, gracias al respaldo del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto (GAMEA) y otras instituciones, el estanque fue transformado en lo que hoy es el Museo de Arte Antonio Paredes Candia, en honor al intelectual que vivió hasta sus últimos días en aquel lugar.

Después de caminar tres cuadras desde la parada del teleférico, entre el panorama de casas que fueron construidas por el Consejo Nacional de Viviendas (Conavi) desde 1969 —que de a poco son reemplazadas por edificios de dos a tres pisos—, destaca esta estructura que actualmente se encuentra rodeada por árboles y rejas que fungen como protectores.

Eddy Sullca, responsable del repositorio, es el encargado de dar la bienvenida a Arturo y a los demás visitantes. Es justamente en el ingreso donde comienza el recorrido por las galerías que muestran arte, producción literaria y más.

Uno de los últimos deseos del escritor y titiritero era que, después de su muerte, sus restos fueran enterrados en el jardín del museo. De esta manera, Paredes Candia fue sepultado en el lado izquierdo del jardín, en un sepulcro con una plaqueta que reza: “La tierra para la tierra”, el cual contiene una imagen pétrea de Wiracocha y otros símbolos tiwanakotas como únicos acompañantes.

El lugar ideal para conocer un poco más del escritor es la oficina desde donde dirigía el repositorio y en la que escribió algunas de sus últimas obras. Las paredes están colmadas por cuadros que muestran su figura de cabello largo y bigote plateados, siempre con libros a su alrededor; también están colgadas plaquetas y reconocimientos que recibió en vida. Al costado derecho, un estante metálico guarda 86 de las 113 obras de Paredes Candia, entre las que sobresalen Literatura folklórica (recogida de la tradición oral boliviana), la primera que escribió; Las muchas caras de mi ciudad, Historia gráfica y tradición oral, su última publicación, y la que tuvo más lectores, Sambo salvito, escrita en español y en aymara.

Como parte de sus recuerdos también se encuentran su paraguas, que le servía de bastón; la bufanda con la que salía a la calle; la guitarra con la que interpretaba música folklórica, y la mecedora con la que salía al patio para meditar y leer.

Para adentrarse un poco en la historia de El Alto, un muro muestra 18 fotografías de Julio Cordero, tomadas entre 1917 y 1930, que reflejan estampas de Ciudad Satélite, el Faro Murillo, el Corazón de Jesús, el Kenko y el aeropuerto.

En vida, Paredes Candia tuvo un patrimonio de 11.931 libros, que después donó al museo y que ahora llegan a 13.000 títulos que llenan la biblioteca, que además destina un espacio para una hemeroteca y más de 15 publicaciones en el sistema de escritura braille, para personas ciegas.

Desde afuera, el museo parece tener solo una planta y el exestanque, pero en realidad son cuatro niveles donde se exponen obras artísticas y restos arqueológicos. En el primer piso se encuentran los trabajos de los primeros egresados de la carrera de Artes Plásticas de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), con obras hechas en carbón, tinta, óleo y técnica collage. En otro lugar destacado se exponen pinturas de Arturo Borda, Cecilio Guzmán de Rojas y Zoilo Linares.

En otro de los recovecos, la obra Aurora Consurens, de María La Placa, sirve a Eddy para someter a Arturo a un experimento, en el que se comprueba que la mirada de la musa en el cuadro no se aparta de quien la observa.

Asimismo, en la sala Carlos Ponce Sanginés —designada en honor al destacado arqueólogo boliviano— se exponen 82 piezas cerámicas de las culturas tiwanakota, inca, mollo y yampara, de entre los años 1250 y 1450 después de Cristo.

La riqueza arqueológica continúa en el piso superior, donde la exposición se completa con morteros, hachas y tumis de piedra, además de tupus de bronce.

El exestanque, que se destaca y atrae la mirada de las personas que visitan esta zona alteña, también permite apreciar la cordillera Real, desde el Huayna Potosí hasta el Illimani, a través de las seis ventanas, además de la parada del teleférico y las viviendas que rodean y hacen diferente a esta zona de la urbe alteña.

Cuando Arturo cuenta a los demás que en El Alto hay un museo que se encuentra dentro de lo que fue un tanque de agua, hay mucha gente que no le cree. “Es que le falta difusión”, trata de explicar. También admite que se debe a que su ciudad tiene el estigma de ser “demasiado popular” y que el arte es una expresión poco valorada. “Pero gracias a don Antonio, un personaje que se enamoró de esta urbe, contamos con este espacio que es una alternativa para la muestra de obras artísticas y para que nuestros niños cuenten con un lugar donde realizar sus investigaciones”. La tarde empieza a caer, aunque el museo aún cuenta con público. Son varios los ambientes por visitar y el tiempo resulta corto. Existen prejuicios acerca de El Alto, pero pocos se atreven a rebuscar en esos refugios que, en este caso, destilan arte con mucha historia.

La vida del escritor

Nacido en La Paz el 10 de julio de 1924, hijo del reconocido historiador boliviano Rigoberto Paredes y de Haydée Candia, una lectora de la literatura universal, Antonio Paredes Candia estudió en la escuela Félix Reyes Ortiz, en el colegio nacional San Simón de Ayacucho, ambos de la sede de gobierno, y en el Sagrado Corazón, de Sucre. Después de abandonar sus estudios universitarios, imbuido por las lecturas que le fomentaban sus padres, Antonio recorrió el país con el fin de rescatar y recopilar las tradiciones e historias de los pobladores. En esta aventura fundó ferias populares de libros en las poblaciones que visitaba y también adaptaba obras clásicas para representarlas junto a su compañía de títeres El K’usillo. De formación autodidacta, ejerció como profesor en los distritos mineros entre 1949 y 1950. La experiencia alcanzada en su periplo la convirtió en 113 libros publicados y otros muchos inéditos que resaltan tradiciones, cuentos, novelas, teatro y antologías. Quienes lo conocieron afirman que don Antonio tenía una conversación amena, pausada y lenta, como si tratara de contar una historia a un niño. Recorrer las calles junto con él implicaba escuchar anécdotas sobre personajes bolivianos y de la historia universal. Su cariño por los niños y los animales también se expresaba en su sentido del humor. Debido a su larga trayectoria en favor de la cultura, el Congreso Nacional le otorgó la Orden Marcelo Quiroga Santa Cruz, la Medalla al Mérito Cultural del Gobierno boliviano. También fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Privada Franz Tamayo (UPFT).

Miradas de Aurora

En el segundo piso del museo, el guía Eddy Sullca se detiene frente a un óleo pintado sobre lienzo. Entonces pide a uno de los visitantes que se pare al lado derecho de la imagen de la dama de cabello rojo, ojos verdes y vestido floreado. El ejercicio consiste en caminar de un lado al otro sin apartar la mirada.

Para sorpresa de los asistentes, queda la impresión de que los iris de la modelo siguen al ocasional invitado. Se trata del cuadro Aurora Consurgens, de María La Placa, de 2003, que según Eddy lleva la energía que le dio su autora. El otro ejercicio consiste en acercar la mano al cuadro. En ese ínterin se sienten áreas frías y calientes, dependiendo del lugar donde se encuentra. Como parte de la leyenda que hay en torno a esta pintura, también se cuenta que años atrás se encontraba en la planta baja del repositorio, pero la guardaron en el depósito porque los estudiantes sentían miedo de la mirada de esa bella mujer. Durante el tiempo en que estaba escondida, se indica que los vecinos veían en la medianoche a una musa con cabello rojizo y vestido floreado. Al mostrarles el cuadro, todos coincidían en que se trataba de la misma persona, por lo que desde ese momento se sacó la obra del almacén para que sea expuesta de manera permanente en los ambientes del repositorio.

La historia del escudo quemado

Como consecuencia del denominado “impuestazo” propuesto por el gobierno del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, un grupo de personas llevó a cabo una movilización (el 12 de febrero de 2003) que destrozó el peaje de la autopista, lo que dio inicio a los hechos vandálicos en varias zonas de El Alto, especialmente en las oficinas de la Alcaldía ubicada entre las calles 1 y Jorge Carrasco. El descontrol ocasionó que la turba destrozara y quemara la infraestructura municipal. Como efecto de estos desmanes, de una de las paredes del Concejo Municipal cayó un escudo de Bolivia hecho de granito. Antonio Paredes Candia, al observar este hecho, utilizó el paraguas que también le servía como bastón para alejar a los vándalos. Luego, transportó la pieza lítica hasta la Ceja, donde contrató a unos cargadores para llevarla hacia el repositorio, donde ahora se encuentra como recuerdo de aquellos días aciagos.

El Museo Antonio Paredes Candia de la ciudad de El Alto custodia verdaderos tesoros de arte, además de una valiosa colección arqueológica. Para ofrecer una mejor apreciación de las obras de pintura, dibujo, grabado, escultura, y brindar una contextualización histórica y temática, se ha renovado la museografía, rearticulando las obras que conforman el acervo del Museo. Se proponen así recorridos variados, que a tiempo de favorecer la real puesta en valor individual de cada obra, la insertan en un conjunto que evidencia su relación con la historia social, cultural y artística de Bolivia. De acuerdo a los espacios físicos, en el Hall de entrada se han ubicado cuadros de paisaje que reflejan cómo los artistas bolivianos, desde comienzo del siglo XX, han representado los distintos paisajes, rurales o urbanos del país. En una de las paredes, el visitante apreciará fotografías históricas de El Alto, tomadas por Julio Cordero, uno de los más prestigiosos fotógrafos bolivianos de la primera mitad del siglo XX. En la planta baja, se encuentra la Vitrina de arte sacro, en ella se exponen obras variadas, desde cuadros hasta esculturas, niños Jesús de cera, etc., de diferentes épocas de la tradición virreinal. La Sala de retratos reúne una magnífica serie de retratos de personajes notables o anónimos, que nos dan una idea cabal del desarrollo de este género artístico en Bolivia, desde el siglo XIX hasta la mitad del siglo XX. La Sala de dibujos, grabados y acuarelas, contiene un valioso conjunto de obras de una consolidada tradición en escuelas locales de renombre. La habitación que sirvió de estudio y oficina a Don Antonio Paredes Candia conserva el escritorio original y algunos objetos y condecoraciones del fundador del Museo. En el primer piso, la Sala de pintura "Antonio Llanque Huanca" hospeda una serie de obras que nos dan una panorámica bastante exhaustiva de las principales tendencias artística del siglo XX, desde el realismo a la abstracción, y de algunas temáticas de importancia, cuales el indigenismo y la pintura social. En el último piso, se encuentra la Sala de escultura "Víctor Zapana" en esta sala, hay obras de cuatro consagrados escultores bolivianos del siglo XX, ya fallecidos, junto a las de otros artistas activos en el presente.

Para más información puede visitar

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_de_Arte_Antonio_Paredes_Candia

Fuente ; con datos del periodico La Razón, repositorio UMSA, etc

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=8_XMEBSzYso

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