El Club Alemán se ha constituido en parte de la historia de La Paz y el desarrollo de sus habitantes, motivos que lo hicieron merecedor de varios reconocimientos a lo largo de su existencia.
Martha Otazú
"¿Qué sucede cuando se encuentran dos alemanes?”, pregunta la primera parte de un dicho alemán. "Fundan una asociación”, contesta en seguida. La frase, que pretende de algún modo describir una de las características de los germanos, explica de algún modo la existencia del Club Alemán, institución que cumplió en marzo nada más ni nada menos que 125 años de existencia en La Paz.
Foto periodico Página Siete |
La ocasión fue propicia para la presentación del libro titulado Nuestra segunda casa, fruto del trabajo e investigación de Silvia Arze, el cual cuenta la historia de esta institución, ubicándola en un contexto más amplio que abarca desde la llegada de los primero alemanes a Bolivia durante la época colonial, libro que será entregado oficialmente en breve.
Según datos históricos, fue el explorador y cronista Ulrich Schmidl, un bávaro nacido en Strubing, enviado a América por los Welzer, banqueros que incursionaron en la minería allá por el siglo XVI, el primer germano en pisar territorio de la actual Bolivia. "Schmidl llegó al continente en 1535, ingresó por el río Paraguay junto al capitán Ñuflo de Chávez y llegó hasta Charcas, hoy Chuquisaca. Posiblemente, alrededor de 1547, estuvo en Potosí, donde dejó textos escritos sobre su exploración en estas regiones”, apunta Alberto Crespo.
Después de Schimidl, alentados por motivos económicos, científicos, sociales, comerciales e incluso religiosos, llegaron luego muchos otros, dejando en la historia de la entonces naciente República de Bolivia el sello inconfundible de su carácter visionario, emprendedor, ordenado y disciplinado. Imposible dejar de mencionar entre ellos a Otto Felipe Braun, militar y veterinario que "se convirtió en héroe nacional por la defensa del territorio boliviano del sur y recibió el nombramiento de Mariscal de Montenegro.
Braun fue prefecto de La Paz, Cochabamba y Oruro y, en 1835, ministro de Defensa, Guerra y Marina de Bolivia”.
Con su nombre fue bautizado, en 1943, el Colegio Alemán -que se inauguró en 1923-, entidad educativa que funciona a pocas cuadras del club, considerada una de las mejores en Sudamérica por el nivel educativo y también una de las más hermosas.
Los nombres Von Plotho y Von Vacano, fundadores, en 1901, de la Escuela de Clases para Suboficiales del Ejército; Hans Kundt, quien fue invitado por el presidente Daniel Salamanca a dirigir el Ejército boliviano, o Guillermo Kaiser, que tuvo una importante actuación en la defensa del Fortín Vanguardia durante la Guerra del Chaco, engrosan la lista de ciudadanos alemanes que forman parte de la historia del país.
El libro Nuestra segunda casa da cuenta también de cinco descendientes de alemanes que asumieron la presidencia de la República en distintas circunstancias y desde diferentes posiciones políticas: Germán Busch (1937-1939), hijo del médico alemán Pablo Busch; Enrique Hertzog (1947-1948); Hugo Banzer (1971-1978) (1997-2001), nieto de Georg Banzer; Lydia Gueiler, hija del inmigrante alemán Moisés Gueiler Grünewelt, y por un corto lapso en noviembre del año 1979 Alberto Natusch Busch. Esta una prueba indiscutible de la incorporación de los emigrantes alemanes a la dinámica de la sociedad que los cobijó.
La mejor manera de estar unidos
Allí donde se asentaron, las comunidades alemanas crearon instituciones de ayuda y asistencia para los conciudadanos que pasaran por algún contratiempo o dificultad, pero también que les permitieran mantener vivas sus tradiciones, estar unidos y conservar su identidad. Fue en ese marco que nacieron los deutsche vereine (clubes alemanes).
Para cuando fue fundado el Club Alemán de La Paz, el 2 de marzo de 1891, existían ya entidades similares en Valparaíso (1838), Chile, que se considera fue el primero; en Nueva York (1842), Buenos Aires y Rosario, en Argentina, por enumerar algunas.
En otra ciudad de Bolivia, Oruro, se fundó también un club alemán en noviembre de 1898 al influjo del auge minero de finales del siglo XIX. "Fue inscrito legalmente con el nombre de Deutscher Kegelverein, es decir, Club de Boliche (palitroque). Su sede tenía un gran salón de baile con escenario, canchas de palitroque, sala de lectura, biblioteca, salón de billar, un invernadero y jardines”, detalla Arze. Con más o menos las mismas características comenzaron a funcionar los clubes de Cochabamba, Santa Cruz y Trinidad.
La primera sede paceña estuvo ubicada muy cerca de El Prado, en el terreno que hoy es ocupado por el hotel Europa. La hermosa casa, construida por el famoso arquitecto Emilio Villanueva, tenía espacios destina dos a actividades específicas, fueran éstas reuniones sociales, lectura, juegos de cartas, el skat "preferido por los alemanes del norte, y el schafkopf, que jugaban los alemanes del sur”, o palitroque, cuya pista estaba ubicada en el sótano. Tomar una cerveza o saborear las delicias de la cocina y la repostería tradicional estaban entre las actividades favoritas. Sus paredes fueron testigos del devenir de tiempos buenos y malos, difíciles y prósperos, pacíficos y aguerridos, y albergaron el sentir de un grupo humano que día tras día se convertía en parte activa del desarrollo de la ciudad.
Fernando Kyllman, past presidente del club, recordó en su discurso conmemorativo de los 125 años, que cuando él llegó a La Paz, en 1948, su abuelo lo invitó a ser parte de la institución, la cual, ante el temor de una posible intervención, funcionaba en la Casa Argentina. Eran tiempos difíciles, recuerda, pero el mandato era continuar adelante. Y así lo hicieron.
Achumani histórico
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La misteriosa pieza, que se supone pudo ser usada para trabajos relacionados con la minería o en tareas textiles durante la Colonia, habla por sí misma de la historia del lugar.
La decisión de trasladarse a Achumani tuvo que ver con la búsqueda de un espacio más cómodo para la práctica de algunos deportes y la necesidad de disfrutar de un clima algo más cálido.
Según la historiadora Arze, "en el sector donde está actualmente el Club Alemán se encuentra un sitio arqueológico: un asentamiento agrícola de la época de la cultura de Tiwanaku (500 a 1100 d. C.). En las cercanías se encontró un vaso ceremonial decorado (keru) de estilo Tiwanaku postclásico, batanes y morteros trabajados en cuarcita y también cuentas de collares (chaquiras) de lapislázuli. En los cerros cercanos de Achumani se identificaron restos de torres funerarias (chullpas) de la época de los Señoríos Aymaras (1100 a 1470 d. C.) y se encontraron piezas de cerámica decorada de la cultura incaica (1470 a 1532 d. C.)”.
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Más tarde, a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, la zona de Achumani formó parte de la Parroquia de San Pedro y pertenecía al Monasterio de las Concebidas. A principios de los años 60, el Centro Cultural Alemán compró parte de estos terrenos, destinando dos hectáreas a la construcción del club; el resto de las 36 fueron destinadas al colegio y la Ciudad Jardín.
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En sus inicios no había nada más que una construcción pequeña, la piscina y la cancha de fútbol. Llegar era una odisea, sobre todo en la época de lluvia, ya que el río Achumani aumentaba peligrosamente su caudal. Luego Gerardo Kyllmann organizó y financió la construcción de un puente, facilitando el acceso al lugar.
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Los cambios más trascendentales, sin embargo, estuvieron ligados al cambio de la estructura del conjunto de socios. La asamblea extraordinaria del 20 de octubre de 1994 propuso cambiar los estatutos para permitir el ingreso de nuevos socios ligados a los miembros activos y ampliar la relación de socios de habla alemana y socios de habla no alemana en 1 a 1.
Rumbo al futuro
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"Los más de 100 años de presencia de los alemanes en Bolivia han contribuido a un intercambio cultural muy intenso”, dijo el embajador. Dijo sentirse lleno de gratitud con los bolivianos, porque siente que existe un genuino afecto hacia Alemania y su gente. "Los alemanes que viven en el país no se conciben como un grupo aislado, por el contrario, son parte de la sociedad boliviana, se saben ciudadanos integrados y están orgullosos de poder contribuir con el intercambio cultural”, manifestó.
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El Club Alemán se ha constituido con el transcurso del tiempo en parte de la historia de La Paz y el desarrollo de sus habitantes, motivos que lo hicieron merecedor de varios reconocimientos a lo largo de su existencia. Este año recibió el reconocimiento como Institución Meritoria del Estado Plurinacional, otorgado por la Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa, la condecoración Nuestra Señora de La Paz en el grado Chuspa de Oro, conferida por el Gobierno Autónomo Departamental de La Paz, y recibió también un homenaje del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.
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Asimismo, recibió placas recordatorias de entidades como la Asociación Interinstitucional de Clubes Deportivos, Sociales y Culturales, la Asociación Paceña de Tenis y los clubes Hípico Los Sargentos, Automóvil Club Boliviano, Tenis La Paz y Sucre Tenis.
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