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Cómo denunciar los baches de las calles

La alcaldia de La Paz anuncio una línea gratuita a la que se pueda llamar las 24 horas del día para denunciar los baches que hay en la zona, el número es 114 

Los Calhambeques documental

 Los Calhambeques  pronunciado Callambeques o Calambeques fue un grupo paceño originario de la zona de San Pedro de finales de los años 60 y comienzos de los 70

Su área de actuación era entre las calles Cochabamba y Sagarnaga

Calambeques es una palabra em portugués que significa Cacharros

 Este su documental

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=JeKZfJHt1i0

Avalancha mortal – Muerte en el estadio Hernando Siles

El 2007 exactamente el 18 de enero se produjo una avalancha mortal en el estadio Hernado Siles en el clásico partido entre Bolivar y The strongest, esta es su historia 

 Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=oaR5nU4IOuQ

 

LA VERDADERA Y UNICA HISTORIA DE LOS "MARQUECES"

Un documental sobre Los Marqueces 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=jtzn3stPhx0

Modismos paceños chutaso

 Dar un chutaso significa patear generalmente una pelota de futbol o patear a alguien



Secuestro de Samuel Doria Medina

En este video se muestra un documental del empresario Samuel Doria Medina que termina gracias a Dios bien, sus captores son presos por la policia boliviana

 Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=B8P1EZ_eP3E

Los marqueces y el asesino de Miriam Marquez

 Muchas historias se han contado sobre el asesinato de Miriam Marquez pero hay muy poco información sobre qué sucedio realmente con su asesino Hernan Vallejos Nuñes del Prado que fue el jefe de Los tigres, una agrupación del barrio de San Pedro, algunas páginas dicen que murio en Brasil, otra página dice que se encuentra en la Argentina, y otras páginas dicen que no se sabe dónde está






Secuestro y muerte de Jorge Lonsdale

El secuestro  se produce en la plaza Israel en la zona de San Pedro aproximadamente a las 8:30 de la mañana, a aprtir de ese momento se produce un calvario tanto para familiares como amigos e incluso empleados de la embotelladora Vascal que era y es actualmente comercializa Coca cola y sus productos asociados 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=IRi77j-8ni8

 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=jGb_OdTOzQc


MARQUECES LA PAZ - BOLIVIA pelicula completa

 Pelicula sobre los marquece y los hermanos Marquez que fueron parte importante y más visibre de esta pandilla relatada por Freddy Marquez del Rio

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=M0i4vBWRJtA&t=5s

Modismos paceños coso

 Esta es una expresión usada para referirse a una persona u objeto del cual no se recuerda su nombre



Destinos turisticos El Cholet Cristo redentor

Ubicado en la ciudad de El Alto es un edificio de 11 pisos

Cristo Redentor y Multieventos Belices VIP se ubica en el final de la avenida Cochabamba de la zona 3 de Mayo de la urbe alteña.














Los Marqueces, esplendor y caída

La historia de Los Marqueces, jóvenes paceños que, de conformar un club, terminaron consolidándose como una de las primeras pandillas de la ciudad, está fuertemente ligada a la historia política del país. Y es justamente a partir de un evento relacionado con la toma del monoblock de la UMSA que Guillermo Ruiz construye la crónica acerca de esta singular agrupación.

Freddy Marquez nunca dejo su amor por las motocicletas Junio 2022 Foto Pablo Montero

 
























La mañana del 7 octubre de 1970 se oyeron en la calle, cada vez más numerosas, las voces de una turba enfurecida: “¡Mátenlos! ¡Sí, los mataremos! ¡Hay que matar a esos maleantes antes de que lleguen los milicos y los protejan!” Los hermanos Márquez vivían entonces en la casa de su madre, en la parte más alta de la calle Casimiro Corrales, en Miraflores, y solo en ese momento comprendieron que los rumores eran ciertos: había triunfado el golpe del general socialista Juan José Torres. A los gritos se sumaron pronto las patadas destempladas en la puerta de la calle y el estruendo de los disparos.

En la calle, incrédulo e impotente entre la multitud, Freddy del Castillo presenciaba el asedio creciente de estudiantes airados. “¡Sáquenlos de la casa!, ¡hay que lincharlos!”, gritaban con los puños en alto. En eso, un alma piadosa le tocó el hombro: “Freddy, andate”, le dijo, “ya te han reconocido: saben que eres uno de Los Marqueces”. Del Castillo comprendió que la cosa iba en serio y se marchó de inmediato.

Sobrecogidos, los hermanos Márquez, así como la madre, la tía y la abuela, oían los llamados multitudinarios que subían desde la calle. Eran tres hermanos: Javier, el mayor, callado y discreto, pero tan explosivo como temible en las peleas; Freddy, el más llamativo, con su negra melena peinada hacia un lado, la barba sombreada, el bigote asiático y un parecido físico insoslayable con el Che Guevara de los últimos días; Miriam, la menor, de catorce años y unos ojazos tan dulces, que a primera vista resultaba sin duda imposible adivinar que se trataba de la líder de Las Marquezas, ya conocidas por toda la juventud paceña como las chicas malas de la ciudad.

Para defenderse, Javier y Freddy Márquez se hicieron con dos sendas pistolas calibre 22 y respondieron a los disparos que provenían de la multitud. Llegó la Policía y tiró gases lacrimógenos que caían en el patio delantero, invadiendo el interior de la casa, y la familia Márquez tuvo que echarse en el suelo en busca de oxígeno. En medio de arcadas y vómitos, Freddy Márquez oyó que los instaban a abrir la puerta de la calle. Era un cura que pretendía hacer de intermediario. Le franquearon la entrada. “He hecho un trato con los universitarios”, les dijo el hombre. “Si ustedes se entregan, les garantizamos su seguridad. Solo tienen que ir a la UMSA para hacer una declaración”. Y ante las dudas de los hermanos Márquez, el otro remató: “Piensen en la seguridad de las mujeres de la casa”.

Apenas salieron a la calle, tomada por la multitud, Javier y Freddy Márquez comprendieron que habían cometido un grave error. A la lluvia de insultos siguió una brusca granizada de golpes y, en todo el camino a la UMSA, donde más estudiantes los esperaban para “ajustar cuentas”, no cesaron un instante los escupitajos, los puñetazos, las patadas y los azotes con palos. Era un linchamiento en toda regla. “No se desmayen”, les dijo un dirigente cuando faltaban dos cuadras para llegar, “porque aquí los matan”.

Dos años antes, en 1968, nacía en Miraflores el club “Los Marqueces” (plural del apellido de sus líderes, los Márquez) con apenas 18 integrantes y un afán futbolístico que pronto cedió el paso a la obsesión por tomar el control del barrio. Hacía ya tiempo que el fenómeno de los clubes sociales existía en la Paz: allí estaban Los Jets, Los Haraganes, Los Esplendid y Los Sharks de Sopocachi o el famoso Olympic de San Pedro. Ninguno de ellos, sin embargo, constituía una pandilla tal como la entendemos hoy. Fueron Los Marqueces quienes, por el impacto de su imagen y sus acciones, en cuestión de meses le dieron un rumbo vertiginoso a la dinámica de las agrupaciones juveniles en el país.

A la manera de los Hell’s Angels, Los Marqueces vestían chaquetas de cuero negro con hebillas, jeans y botas de caña alta; cruces y medallones con la letra M colgaban de sus cuellos, y entre los miembros de la banda no eran raros los bigotes ni las greñas. Con el tiempo, adquirieron unas cuantas motocicletas Harley Davidson y otras de marcas más accesibles, que conducían tocados de cascos que recordaban los del ejército del Tercer Reich. Los caracterizaban el deseo de llamar la atención, la busca de camorra gratuita y los robos puntuales a plena luz del día: según varios testimonios, les gustaban las chaquetas de jean, que parecían coleccionar a su antojo. Su especialidad, sin embargo, eran las trifulcas con cadenas. Entre los jóvenes paceños corría el rumor de que el rito de iniciación para integrar la banda consistía en aguantar diez minutos de cadenazos en el garaje de los Márquez. Este tipo de rumores concitaban la fascinación de los jóvenes. Además, Los Marqueces parecían regodearse inquietando a los otros clubes de La Paz. Mi padre, que vivió con plenitud aquella época juvenil, cuenta: “Aparecían de pronto, sin invitación, en las fiestas de otros clubes para buscar pelea; a veces incluso entraban montados en sus motos en los salones de los ‘niños bien’ y se ponían a dar vueltas en círculo, ahogándolo todo con el rugido de sus motores”.

Las Marquezas, por su parte, lideradas por la jovencísima Miriam, llevaban chaquetas lustrosas, hot pants de color negro, medias a gogó y botas altas, y su fama se debía tanto a su belleza como a su animosidad. Despertando a la vez deseo y temor por donde pasaban, solían alborotar las proyecciones en los cines del centro y en las fiestas de otros clubes, llevándolos a menudo al terreno pantanoso de las peleas campales. “Una noche, como sabíamos que siempre hacían quilombo, les negamos la entrada a una fiesta en el sótano de la iglesia de San Miguel”, cuenta mi padre. “Ante la negativa, Las Marquezas nos encerraron atrancando el portón desde fuera y, cuando al fin pudimos salir por una puerta lateral, nos dimos cuenta de que habían robado la camioneta de un amigo. La encontramos varias horas después, ya de madrugada, en Obrajes”.
Freddy Marquez en 1970. Registro personal de la familia

Desde sus inicios, Los Marqueces llamaron la atención de los otros clubes paceños, pero también de la Policía, que desde 1968 tenía fichados a varios de sus miembros por grescas callejeras o peleas campales a cielo abierto con cadenas y cuchillos. Los Marqueces seguían siendo los 18 originales, pero varios grupos emuladores, como Los 508 y Los Calambeques, se habían ido adhiriendo a ese núcleo duro, lo que ampliaba el poderío de la banda.

Paralelamente, al calor de las bravatas, surgieron pandillas pendencieras en barrios rivales, como Los Tigres de San Pedro, con los cuales Los Marqueces tendrían, durante el Carnaval de 1972, un último altercado sangriento que acabaría con la muerte de Miriam Márquez.

***

El 14 de febrero de 1972, la noche en que murió su hermana, Freddy Márquez llevaba solo tres días fuera de la cárcel. Su liberación, tras dos años de encierro, había sido inesperada y se debía probablemente al triunfo del golpe de Banzer. Esa noche las ansias de parranda y de bronca se mezclaron en una sola corriente irresistible que llevó a Los Marqueces y sus aliados, Los Calambeques, a tomar por asalto Cenafi –local situado en la calle Ballivián, a dos cuadras de la plaza Murillo–, donde se desarrollaba una fiesta de todas las pandillas de San Pedro. La manzana de la discordia era un grupo musical. Tabú, en efecto, había declinado la invitación de los miraflorinos, prefiriendo tocar para sus rivales de San Pedro, así que Los Calambeques y Los Marqueces irrumpieron en medio del jolgorio para reclamar la presencia de Tabú en su propia celebración. Según un amigo de mi padre, que estuvo presente aquella noche en la fiesta, los miraflorinos trataron incluso de secuestrar a los miembros del grupo musical, lo que concitó la ira de los presentes. Hernán Vallejos, el líder de Los Tigres de San Pedro, convocó a los miembros de su pandilla en las puertas del local. Entonces se desató una reyerta confusa en la que brillaban los cuchillos y, aquí y allá, increíblemente estallaban algunos disparos.

En la acera iluminada, se vio salir una silueta titubeante que cayó de bruces, derramando en el suelo lustroso su larga cabellera negra. Era Freddy Márquez. Acababa de recibir seis puñaladas en la espalda. Lo seguía de cerca Hernán Vallejos, el líder de Los Tigres. Pronto a acometer de nuevo, sujetaba una daga en la mano derecha. Más rápida fue Miriam Márquez, que cubrió con su cuerpo el cuerpo del hermano caído y recibió diez puñaladas.

Ensangrentados, pero todavía lúcidos, los dos hermanos Márquez se pusieron de pie, subieron a un taxi, pidieron que los condujeran hasta el Hospital del Tórax. Miriam Márquez murió en el camino a causa de una hemorragia pulmonar. No había cumplido aún los diecisiete años. Freddy Márquez fue internado en coma, con un pronóstico vital reservado. Sin embargo, tras dos intervenciones quirúrgicas y un largo período de convalecencia, se recuperó de sus heridas.

La Policía no pudo poner fin a la contienda sino con el uso de armas de fuego. El saldo de aquella fiesta –una quincena de heridos, uno de los cuales de bala; la incautación de armas de fuego, algunas de guerra; decenas de detenidos; la muerte de una muchacha de dieciséis años– arrojó una brusca luz sobre la dinámica perdularia que se había extendido entre la juventud paceña.

La muerte de Miriam Márquez marcó con sangre y fuego el fin de aquel período en que el fervor de las pandillas invadió las calles del país.
Freddy Marquez en 2022 y un conjunto de memorias. Foto Pablo Montero

Javier Márquez murió seis años después, en un momento de su vida en el que los delitos y las grescas ya eran cosa del pasado. Se cree que murió debido a las secuelas de las numerosas golpizas que sufrió, junto a su hermano Freddy, no solo en las cárceles por las que ambos pasaron, sino también durante aquel linchamiento en toda regla, el 7 de octubre de 1970, cuando una turba de estudiantes los acarreó, a punta de golpes, a declarar en las oficinas de la UMSA.

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“No se desmayen”, les dijo un dirigente, “porque aquí los matan”. Faltaban solo dos cuadras para llegar, pero, zarandeados por la turba como muñecos de trapo, los hermanos Márquez trastabillaban y caían a cada trecho, levantándose luego, a duras penas, para evitar las patadas que los buscaban en el piso.

A cincuenta metros de la UMSA, a ambos lados del ansioso pasillo humano que se abría delante de los Márquez, decenas de estudiantes los esperaban para “ajustar cuentas”. Una voz bien audible se levantó de la muchedumbre y propuso colgar “a esos maleantes” allí mismo.

Entonces, según cuenta él mismo, Marcos Domich –catedrático de sociología que, a la sazón, tenía 35 años– se subió a una tarima e improvisó un discurso apaciguador. “No se manchen las manos”, les dijo a los estudiantes. “Los Marqueses no son más que enfermos sociales y no tienen la culpa. Han sido usados, como otros, por el régimen de Ovando. No sean ustedes, a su vez, instrumentos de la violencia”.

¿Llegaron a enterarse los hermanos Márquez, ya al borde del desmayo, del discurso que probablemente les salvó la vida? Nada nos permite afirmarlo. Más muertos que vivos, llegaron a las oficinas de la UMSA y, antes de ser arrojados a una celda, realizaron su declaración sobre los hechos ocurridos dos meses y medio atrás.

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El 22 de julio de 1970, con escopetas calibre 22 terciadas a la espalda y junto a otros grupos parapoliciales armados por el Ministerio del Interior, Los Marqueces entraron en el Monoblock por la puerta trasera y se atrincheraron en el atrio. Alfredo Candia y Waldo Cerruto eran los artífices de la intervención que tenía como fin “reestructurar” la UMSA, tenaz opositora del régimen de Ovando. Al encontrar la universidad cerrada, los estudiantes protestaron y se pusieron a golpear las puertas y ni siquiera los disuadieron los disparos al aire de los grupos armados en el atrio. Tuvo que intervenir la Policía.
Los trazos que perpetuan a la familia, los amores y los recuerdos. Foto Pablo Montero

La ocupación duró cuatro días y desembocó en un compromiso entre el gobierno y los dirigentes universitarios. Según Freddy Márquez, Los Marqueces solo intervinieron el primer día; los estudiantes, sin embargo, jamás olvidarían que habían sido Los Marqueces quienes tomaron la UMSA. Era tal vez lo que esperaba el gobierno del general Ovando: que Los Marqueces desviasen la atención hacia ellos. Por su parte, los universitarios esperaban sin duda que el viento de la política pendular y militarizada del país –derecha e izquierda arrebatándose el poder alternativamente, golpe tras golpe– girase a su favor y les diera la oportunidad de vengarse. Como se vio después, no tuvieron que esperar mucho.

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En agosto de 1972, el gobierno del general Banzer ordenó la detención de Freddy Márquez, quien permaneció en la cárcel durante dos años y medio, sin motivo conocido, por lo que figura en la larga lista de víctimas de la dictadura.

En la primera mitad de los años noventa, Freddy Márquez cursó la carrera de Derecho en la UMSA. Luego de titularse de abogado, hizo cinco posgrados y una Maestría en Educación Superior. Desde entonces se dedica a la cátedra y a la asesoría de jóvenes marginales con problemas, haciendo de esta la causa principal de una campaña legal y mediática que iniciara en 1994.

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Cuando mi padre y mis tíos nos contaban en la infancia, a mis primos y a mí, la historia de Los Marqueces, esta cobraba tintes de leyenda. Pero más allá de esta historia singular eran los tiempos de nuestros padres los que nos resultaban fascinantes. Con sus clubes multitudinarios y su música rebelde, sus fiestas apoteósicas de Año Nuevo y Carnavales, sus reyertas con cadenas y cuchillos, su horror y su esplendor y su vértigo, aquella época febril fue sin duda un fiel reflejo del caos histórico del momento. Después fue desapareciendo sin hacer ruido y sin dejar rastro, como los sueños de juventud.

Fuente: https://www.88grados.com/articulos/56_los-marqueces-esplendor-y-caida   


La fiesta termino con un disparo y una traición – Dante Uzquiano

Dante Uzquiano fue testigo de la muerte de Miriam Marquez que integrante de los Marqueces  que recibe un disparo por proteger a su hermano Javier y al caer según este relato recibe 37 puñaladas

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=hc28xV0SnMY

Destinos turisticos El museo de robotica

 Es el primer museo de su tipo en Bolivia y esta ubicado en Achocalla es dirido por Robotics Creators Bolivia 




Documental sobre Los Marqueces

Los Marqueces fue un grupo paceño de finales de los años 60 y comienzos de los 70 conformado principalmente por los hermanos Marquez que tuvieron un trágico final, pues dos de ellos murieron, Miriam que fue apuñalada, Javier que también murio y Freddy Marquez Del Rio único sobreviviente de los tres hermanos

Un grupo controversial por donde se lo mire

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=YBU8Y6NgkIQ

Club Los Marqueces

Un paseo por el centro de la ciudad del grupo Los Marqueces en motocicletas 

 Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=1rz554B8ShA

 

Modismos paceños Chupaco

 Dicese de aquella persona que es un bebedor consitudinario o que bebe cada fin de semana

Persona que comienza con un K'aj y no termina hasta el día siguiente



Origen del Caporal (Fin del conflicto Bolivia/Perú)

En este video se demuestra que el Caporal nacio en la ciudad de La Paz 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=RzbfcSiyjVw

FREDDY MARQUEZ, GUSTAVO TORRICO PARTE 3 13-1-2012 @ CASI AL MEDIODIA PAT - BOLIVIA

Una comparación entre los Satucos de Torrico y Los Marqueces de Freddy Marquez Del Rio 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=RbllTz0uJBw

Modismos paceños Nica o Nicaragua

 Esta palabra significa imposible o algo que no pasara, tambien además de nica se suele usar Nicaragua o su versión mas popular NI CAgando



FREDDY MARQUEZ, GUSTAVO TORRICO PARTE 1 13-1-2012 @ CASI AL MEDIODIA PAT - BOLIVIA

Una entrevista hecha por Casimira Lema a Gustabo Torrico y a Freddy Marquez del Rio  un poco para comparar dos estilos, uno con los satucos y el otro con el grupo Los Marqueces

Fuente: https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=0b5qKT6OkNY

La historia de los Marqueces El asesinato de Miriam Marquez del Rio

 El asesinato de Miriam Susana Marquez hermana de Freddy Marquez del Rio por Hernan Vallejos Nuñes del Prado con varias puñaladas que al iban a ser dirigidas originalmente al hermano y que al final se confundieron ya que ambos hermanos iban vestidos de la misma forma. Ella tenia 17 años 














CARNAVAL SANGRIENTO

Abdel Padilla Vargas

El Carnaval de 1972 pudo haber pasado como cualquier otro en Bolivia —un respiro de fiesta en medio de una permanente tensión social y política—, si no fuera porque terminó con un evento sangriento, y del que aún se habla 51 años después.

La noche del 14 de febrero fue asesinada en La Paz la hija menor de la familia Márquez del Río, y cuyos hijos varones, Javier y Freddy, fundaron en septiembre de 1969 los Marqueces, la pandilla más conocida de la historia paceña.

Ese lunes de carnaval, alrededor de las 21.30, murió Miriam, de apenas 16 años, luego de ser varias veces apuñalada.

Miriam marquez del Rio

 



















En el siguiente relato conoceremos la historia de este suceso, contada por sus protagonistas, descrita en las crónicas de los periódicos de entonces y recordada por quienes conocieron a esta joven líder de las Marquezas, la versión femenina de la pandilla.

Medio siglo después, se sabe que este trágico evento no solo cerró uno de los capítulos más violentos y controversiales escritos por los grupos juveniles de las décadas del 60 y 70, sino que el impacto fue tal, que aún hay quienes prefieren no hablar por posibles represalias.

“Hay tranquilidad en el país”

El primer trimestre de 1972 fue para el gobierno de facto del entonces coronel Hugo Banzer Suárez la prueba de fuego de una gestión que arrancó apenas cuatro meses antes, con el Golpe contra el general Juan José Torres, el 21 de agosto de 1971, uno de los más cruentos de nuestra historia con más de 100 muertos, cientos de heridos y decenas de desaparecidos.

Paradójicamente, el mejor ejemplo de este denso clima político fue que el sábado 12, el primero de los cuatro días de Carnaval, el ministro del Interior, Mario Adett Zamora, declaraba ante la prensa que “hay tranquilidad en el país”, que es la frase con la que abrió su edición de la fecha El Diario. La declaración oficial era una manera de responder y esconder las protestas de los familiares de presos políticos en las cárceles y los centros de tortura.

Sin embargo, la forzada aclaración no pudo atenuar la declaración, también ese día, del Presidente Banzer, que advirtió que actuaría “sin contemplaciones contra los enemigos de la patria”.

A pesar de todo ello, una vez más, el país entraría en un estado de tregua de cuatro días, que ni la niebla política opacaría ante una de las fiestas más esperadas del calendario.

Barbie, los Marqueces y el Carnaval

Eran tiempos en los que se organizaban festejos masivos, algunos de gala y otros con disfraces y mascaradas. Fue el caso del baile de disfraces en el Rotary Club La Paz o el show de gala en los tradicionales salones de Los Escudos, donde actuaban grupos como el Trío Oriental, Los Caballeros del Folklore, José Zapata y Los Tres Chiflados (bolivianos), con el aviso, tan normal entonces, de “derecho de admisión”.

Dos noticias sobre Bolivia daban esos días lentamente la vuelta al mundo: un artículo escrito en el New York Times, que nos presentaba como “un país de cocaína” y “malo para las inversiones”; y la solicitud de extradición por parte de Francia de Klaus “Altmann” Barbie, el “Carnicero de Lyon”, criminal nazi que escapó de Europa para refugiarse en Bolivia, donde obtuvo la nacionalidad y la protección de varios gobiernos de turno.

En febrero de 1972 visitó el país Beate Klarsfeld, la “Cazadora de nazis”, con la documentación que probaba la verdadera identidad de Klaus Barbie y que en Bolivia se hacía llamar Klaus Altmann. A pesar de ello, este oscuro personaje no fue extraditado del país, sino en 1983, con el retorno de la democracia.

Sospechosa y coincidentemente, esos días, mientras Klarsfeld lo buscaba, Barbie se encontraba, incomunicado, en la cárcel de San Pedro, detenido no por la grave denuncia de la “Cazadora de nazis”, sino por una supuesta deuda con la Corporación Boliviana de Fomento de más de 50 millones de pesos bolivianos, ya que en el país era conocido como un próspero empresario. Lo insólito fue que ni bien Klarsfeld fue “invitada” a salir del país por el gobierno de Banzer, cuyo Ministerio del Interior secuestró parte de la documentación que trajo contra Barbie, éste desapareció misteriosamente del panóptico la mañana del lunes 14.

Considerando que Barbie fue llevado a San Pedro el jueves 10 de febrero, es muy probable que haya coincidido en el interior, sin conocerse, con Freddy Márquez del Río, uno de los líderes de los Marqueces que era detenido por segunda vez en la cárcel, aunque en esta ocasión solo por un mes, del 8 de enero al viernes 11 de febrero, víspera del inicio de Carnaval.

La primera vez que Freddy pisó la cárcel, junto a su hermano, Javier, y otros miembros de los Marqueces, fue en octubre de 1971, acusado por la toma de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en julio de 1970, durante el gobierno de Alfredo Ovando.

Es decir que estuvo preso durante toda la gestión de Juan José Torres (octubre de 1970 - agosto de 1972), recuperando su libertad tres semanas después del Golpe de Hugo Banzer, proceso al que Freddy Márquez llama “revolución”: El 20 de agosto de 1971 “Banzer instaura su revolución en La Paz, a las 11 de la noche vemos un grupo numeroso en las afueras del panóptico, que indicaban ‘que salgan los Marqueces, queremos matarlos’, no sé quiénes serían, era cualquier cantidad de personas. Lo que hizo la guardia es cerrar las puertas interiores y exteriores con candados. A las seis de la mañana ya se calma todo y a las siete pasaron los tanques, había triunfado la revolución del coronel Banzer”.

El relato corresponde al documental La verdadera y única historia de los Marqueces, donde Freddy cuenta en primera persona lo sucedido esos días. Aunque Lo que se calló pidió en más de una oportunidad entrevistarlo, la respuesta fue remitirnos al documental para conocer su versión.

Meses más tarde, el 31 de agosto de 1972, según el documental, el gobierno de Banzer ordenó su detención, nuevamente en la cárcel de San Pedro, esta vez hasta febrero de 1975.

Los Marqueces, nombre que deriva del apellido de sus fundadores, era una pandilla miraflorina que, a esa altura, febrero de 1972, era tan conocida como temida. Se la distinguía por su forma de vestir —botas, ropa negra o de jeans— y el uso de cadenas, cachiporras y algunas pocas motocicletas, imitación de los Hell Angels (Ángéles del Infierno) estadounidenses.

Si bien Miraflores era su territorio, su irrupción en las fiestas de otros barrios con desenlaces violentos, fue un tipo de conducta que se hizo regular, lo que obligó a los otros grupos y pandillas a organizarse para repelerlos. El resultado: peleas campales de jovencitos entre 15 y 23 años, algunos de los cuales terminaban por algunas horas en los hospitales o en las celdas policiales.

El Carnaval de 1972 no fue la excepción, aunque esta vez el resultado sería mortal.

El preludio

El jueves 10 de febrero, en una función al aire libre debutó en la plaza de San Pedro el conjunto electrónico Tabú, base del hoy famoso grupo Wara. Su objetivo era —como sus representantes mencionaron en una nota en el periódico Hoy de la época— “ingresar, una vez que concluya el Carnaval, a la cartelera artística con una presentación en el cine-teatro Monje Campero”.

Según ellos, recibieron varias ofertas para tocar en las fiestas, pero solo decidieron aceptar dos: la del grupo San Pedro 72, conformado por clubes de esta zona de la ladera oeste paceña —Tigres, Merry Party, Mandioca, Bebés, Miel y Simpáticos—, que se unieron para dicho evento; y la de los Calhambeques y Marqueces , una “alianza” de dos grupos que muchos consideraban rivales, pero que en realidad hacían pactos circunstanciales, como lo confirmaron el propio Freddy Márquez y Richard Trigo, uno de los fundadores de los Calhambeques. Este último en una entrevista reciente con Lo que se calló.

“Los hermanos Márquez salieron de la cárcel días antes de Carnaval. Vinieron donde nosotros, que ya teníamos organizada la comparsa, y nos pidieron pasar las fiestas juntos. Solo lo hicieron tres personas, no todo el grupo: Freddy y Miriam Márquez, junto con otro acompañante, que creo se llamaba Omar, que ya murió”, recuerda Trigo.

La fiesta de San Pedro 72 se realizó en el salón del Centro Nacional de Formación Integral (Cenafi), en la calle Ballivián, a dos cuadras de la plaza Murillo; mientras que la de los Calhambeques y Marqueces se hizo en la sede de los beneméritos de la plaza San Francisco.

El trato de Tabú con el primero fue amenizar “toda la temporada” del Carnaval en Cenafi, mientras que con los segundos se acordó hacerlo solo por el sábado 12.

“En Cenafi había, aparte de nosotros, una banda, hecho que nos permitía el doblete, pero en lo de los Calhambeques solo tocábamos nosotros y hubo reacción por los tiempos de espera. Reclamaron perjuicio y, no obstante haber llegado a un acuerdo en sentido que con exclusividad trabajaríamos uno de los días de tentación, en determinado momento aparecieron los Marqueces y trataron de persuadirnos a que dejáramos la fiesta del Cenafi. Luego se llevaron en garantía un órgano eléctrico. Frente a este atropello, denunciamos el caso a la Policía y con dos detectives logramos dar con el paradero del instrumento y de los contratantes. Nuevamente alegaron perjuicios y exigieron la devolución del precio del contrato, hecho que sucedió casi de inmediato, puesto que les devolvimos los mil pesos bolivianos que habíamos recibido, con lo cual se cerró todo convenio”, reza la aclaración que hizo el conjunto, publicada en el periódico Hoy.

Al igual que Freddy Márquez, los miembros del entonces conjunto Tabú, hoy Wara, tampoco quisieron dar su versión sobre lo sucedido ese carnaval de 1972.

“En consenso con los integrantes se decidió no dar entrevistas como Wara al respecto, a objeto de no abrir heridas sobre el tema… Sin embargo, extraoficialmente, para aportar a la verdad de los hechos te puedo aclarar lo siguiente: Tabú, en esa noche de Carnaval, tenía dos contratos: uno con los Marqueces y otro con San Pedro 72. Se tocó en principio para los Marqueces y luego el grupo se trasladó a la fiesta de San Pedro 72”, nos dijo un integrante del grupo.

Ante las amenazas reiteradas de Marqueces y Calhambeques, la directiva de San Pedro 72 acudió a la Dirección de Investigación Nacional (DIN) de la Policía para pedir garantías, pero no se presentó ningún investigador ni efectivo, sino hasta la noche del lunes 14. Pero ya era tarde.

El domingo 13, La Paz amaneció con la noticia de que estaba prohibido el juego con agua, según una disposición del alcalde Armando Escóbar Uría, que también vedó los disfraces relacionados con el clero, las Fuerzas Armadas, la Policía y “todo lo que constituya un atentado contra la moral y las buenas costumbres”.

Así, durante el día se desarrollaron las tradicionales entradas de Carnaval y en la noche continuaron las fiestas en los salones, entre ellas la segunda jornada de baile de San Pedro 72 en el Cenafi, que una vez más, según miembros de su directiva, recibieron la “visita” de dos seguidores de la “alianza” Marqueces y Calhambeques, que, una vez dentro, “golpearon a una persona y luego se dieron a la fuga”.

Este sería el segundo aviso y el preludio de lo sucedería 24 horas después, cuando no sólo cambió para siempre la historia de dos familias, sino de las pandillas juveniles en la sede de gobierno.

Miriam, la Marqueza

Quienes conocieron a Miriam Márquez del Río la describen como una muchacha “muy linda”, de un carácter tierno como decidido, y sobre todo recia durante los enfrentamientos con los grupos rivales.

Se sabe que estudió en los colegios María Auxiliadora, Inglés Católico, Instituto Miguel Cervantes y Príncipe de Paz.

“Algo que recuerdo es que tenía un perrito que cuando ella cantaba, él también lo hacía, eso le gustaba mucho a Miriam”, dice una de sus amigas, que la conoció en el colegio Príncipe de Paz, y fue miembro de las antiguas Marquezas, que Miriam lideró.

Hoy esta mujer, ya de 66 años, radica en Santa Cruz, pero cuando Miriam murió, en 1972, tenía, al igual que ella, apenas 16 años. La líder de las Marquezas nació el 21 de septiembre de 1955.

“Nuestro punto de encuentro era el exzoológico o Parque de Los Monos, donde también, de vez en cuando, nos enfrentábamos con otros grupos con golpes y cadenas”, recuerda.

La vestimenta típica de las Marquezas en la década del 70 eran las botas negras largas, arriba de la rodilla; los ponchos con hombreras y de medio pecho; y los famosos pantalones cortos o hot pants, tipo short o minifalda.

Esta vestimenta resaltaba en Miriam, que con sus 1,68 metros de estatura, y el cabello negro ligeramente ondulado, aparentaba tener más edad.

La noche del lunes 14 de febrero, Miriam, según cuentan los testigos, entre ellos Richard Trigo, sumo a su característica vestimenta un abrigo largo, muy parecido al que también usó su hermano Freddy, y que la hacía aún más imponente.

Alrededor de las 21 horas, consumando las advertencias que hicieron el sábado y el domingo, un grupo de élite de los Marqueces y Calhambeques, se subió al camión de su comparsa y se dirigió a la fiesta de San Pedro 72, en el salón del Cenafi, de la calle Ballivián.

Llegaron al lugar alrededor de las 21.30, con el objetivo de sacar al conjunto Tabú y llevarlo a su fiesta. Más tarde, el entonces jefe del departamento de Radiopatrullas, coronel Eulogio Márquez, citado por el periódico Última Hora, confirmó que el conflicto se produjo por la irrupción de unos en la fiesta de otros para “sacar a la fuerza al grupo Tabú”.

“Llegamos y vimos que las puertas estaban abiertas…, pero no nos dejaron entrar. Siempre hay uno que saca la mano y mete el sopapo o el puñete, o bota la mesa. Así entramos todos a sacar al conjunto. Ahí se vino la otra parte (miembros de los clubes San Pedro 72, y en especial los Tigres). El ingreso del Cenafi es como un callejón, de ahí nos sacaron a empujones, piña por aquí, piña por allá, y se armó la pelea en el callejón, grave. Como no éramos muchos, nos rebasaron, escapamos, y para que no nos sigan cerramos la puerta del Cenafi, pero, cómo es el destino, no había con qué trancar la puerta, y todos escapamos por todo lado”, dice Richard Trigo.

Según los representantes de San Pedro 72, en declaraciones a los medios impresos de entonces, esa noche ingresaron a la fuerza a su fiesta alrededor de 50 personas, todas borrachas y “armadas con cadenas, navajas, botellas, objetos contundentes” e incluso armas de fuego que fueron disparadas.

Respecto a su hubo disparos y de qué grupo provinieron, existe más de una versión.

“Alguien agarró un revolver y apuntó hacia arriba, lo vio a Javier Márquez y le apuntó, el momento en que iba a disparar, Miriam se atravesó para cubrirlo a su hermano y ella recibió el disparo en el cuerpo, delante mío cayó ella, la gente se paralizó y algo que me duele mucho: sus propias compañeras, sus propias amigas, la cosieron a cuchilladas a su jefa”.

Las declaraciones corresponden a Dante Uzquiano, vocalista de Wara y en ese entonces de Tabú, en una entrevista en el programa QD Show, y quien asegura haber estado solo a metros de la pelea.

Lo cierto es que esa noche Miriam no recibió ningún disparo, según lo confirma el informe oficial de autopsia, y que veremos líneas más abajo.

A base del mismo documento, tampoco son ciertas las “37 puñaladas” que recibió, según Uzquiano, y es improbable que las hayan ocasionado “sus propias compañeras”, por lo menos no la que le causó la muerte, ya que luego apareció un autor confeso.

Al respecto el exintegrante de Tabú, que pidió no identificarse, nos aclaró: “Cuando nos encontrábamos tocando se escuchó un alboroto y la gente dejó el salón de baile y se dirigió a las puertas del local, fue entonces que escuchamos un disparo y por tanto abandonamos la fiesta por la puerta de servicio. No vimos quien atacó a Miriam, pues la trifulca se armó en la puerta principal del local, alejada del salón de baile. La fiesta se suspendió inmediatamente y la gente escapó del lugar. Al día siguiente nos enteramos por la prensa que Miriam había sido apuñalada y había fallecido”.

Para los Marqueces, como se refiere en su documental, fueron “los Tigres los que empezaron a disparar armas de fuego, otros blandían cadenas, cachiporras y dagas”.

Según el periódico Hoy, a base de la declaración de un testigo, alguien de los Tigres disparó, apuntando a Freddy Márquez, pero la bala impacto a Carlos Trigo y “a un tal Alfredo”.

Según los registros policiales de la época, es posible que dicha persona se trate de Alfredo Terán, de 17 años, uno de los cinco heridos esa noche, junto con Freddy (21) y Miriam (16) Márquez, además de Marcelo Llanos (21) y Carlos Salvatierra (23).

Basta sacar el promedio de estas edades para percatarse que la mayoría de los asistentes, invitados y no invitados, a la fiesta del Cenafi eran menores de 20 años.

Días más tarde, la Policía identificó a quien hizo el disparó, pero en ningún registro ni reporte periodístico se cita su nombre, solo su edad: 22 años.

Del Cenafi al Tórax

Del pasillo del Cenafi la pelea se extendió a la calle Ballivián, a la altura de una farmacia que había en esa calle. Freddy Márquez cuenta que cayó de bruces, según él, luego de recibir una puñalada inicial por la espalda. Encontrándose boca abajo, fue herido en por lo menos cinco oportunidades más.

“Para defender a su hermano, se abalanzó Miriam, a quien le pusieron una zancadilla, ocasionándole una caída. Fue entonces que la aplicaron la puñalada en el mismo suelo”, dijo un testigo al periódico Hoy.

En realidad, fueron al menos cinco heridas por arma cortopunzante, según la autopsia.

“Mi hermana puso su cuerpo para evitar que me vuelvan a apuñalar, pensó que a ella no la agredirían”, dice Freddy.

“Como tenía el mismo corte de pelo que su hermano y también vestía con un abrigo largo, pensaban que era él y la apuñalaron”, recuerda Richard Trigo, de los Calhambeques, que junto con otros de sus compañeros, cuando vio que todo se puso color hormiga, corrió hacia el camión de la comparsa en la que llegaron, que estaba parqueada a una cuadra del lugar, entre Ballivián y Colón.

Freddy Márquez asegura que, a pesar de estar herido, logró tomar un taxi y llevar a su hermana rumbo al Hospital del Tórax. Según el jefe de Radiopatrullas, fueron policías los que los llevaron al nosocomio con ayuda de efectivos de la Guardia de Seguridad Pública.

Como fuere, Miriam no pudo resistir y falleció en el camino. La causa directa fue el sangrado por dentro y por fuera que le causaron sus heridas, en particular la más profunda, de cinco centímetros, que perforó el pulmón derecho.

Freddy Márquez, en cambio, cuya situación también era delicada, fue intervenido en dos ocasiones, estabilizado exitosamente y luego internado en el primer piso del Tórax.

Acciones tardías

La Policía, que había sido advertida dos días antes de que algo así podía suceder en la fiesta del Cenafi, empezó a hacer redadas por toda la ciudad y requisar las casas de los sospechosos.

Esa misma noche retuvo un vehículo Wolkswagen, con la placa 53873, en la avenida Mariscal Santa Cruz, donde se decomisó un fusil corto mausser, según el periódico Hoy. Y se detuvieron entre 13 y 15 personas, la mayoría menores de edad, entre ellas la pareja del presunto asesino, informó el entonces director nacional del DIN, Tito Vargas, quien culpó a los padres de los jóvenes que asistieron a la fiesta por lo sucedido.

En el caso de los menores de edad, “al tratarse de un vulgar crimen” fueron arrestados en instalaciones del DIN y no del Consejo Nacional del Menor (Coname), informó Vargas.

“Lo único que nosotros atinamos a hacer es recoger nuestros equipos y escapar de ahí”, dijo Dante Uzquiano al programa QD Show, lo que contradice la aclaración pública que hizo el grupo Tabú esos días: No intervenimos en la gresca, “prueba de ello es que luego del incidente continuamos amenizando la fiesta hasta las 11 de la noche, en que se presentaron 30 agentes del DIC y arrestaron a los que allá se encontraban, exceptuándonos a nosotros. Estábamos cumpliendo un contrato firmado y en ese entendido, incluso al día siguiente, volvimos a presentarnos al lugar, pero nos retiramos porque se había suspendido la fiesta”.

Horas más tarde del incidente, se realizó la autopsia del cuerpo de Miriam, con la presencia de: Rodolfo Melgarejo, agente fiscal en lo penal; Roberto Quinteros, jefe del DIN departamental; Zenón Bascopé, feje de Laboratorios del DIN; Marcial Encinas, jefe de Homicidios del DIN; médicos del Hospital del Tórax; y un redactor de Última Hora.

Es precisamente gracias al reporte de este último que se conoció públicamente el siguiente informe forense: “Heridas cortantes en ambas orejas, cianosis (coloración negruzca de la piel debido a problemas circulatorios) en ambas manos, herida cortante de 1 centímetro en el tercio superior izquierdo del muslo izquierdo, herida cortante superior posterior de antebrazo izquierdo, herida cortante de 5 centímetros en la región dorsal derecha, equimosis lineal (mancha negruzca o amarillenta en la piel a causa, generalmente, de un golpe) en el tercio inferior izquierdo del muslo izquierdo”.

El fin de una era

La muerte de la líder de las Marquezas fue un suceso local y nacional, y lo demuestra la importante cantidad de gente que fue a su velorio en instalaciones de la Sociedad Obrera de la Cruz, en la calle Pichincha, el miércoles 16 febrero, y a su entierro en el Cementerio General, en un féretro blanco, el jueves 17.

Ese día, el Centro Nacional de Formación Integral (Cenafi) aclaró que no es un local de bailes y que la monumental gresca fue fuera de sus instalaciones.

Solo fue la primera de decenas de aclaraciones y descargos que se publicaron en los medios impresos, entre ellas la de Tabú, conjunto al que la prensa apuntó como el principal causante del problema.

“Al día siguiente apareció en los periódicos que fue por culpa del grupo Tabú… Juraron matarnos porque según la prensa nosotros éramos autores por hacer un contrato doble”, dijo Dante Uzquiano a QD Show, aludiendo al poder de los Marqueces de esos días, calificándolos como “sicarios de Banzer”. “El gobierno los utilizó, tenían su venia, se paseaban en los jeeps Blanca Nieves, los Toyota blancos, todos con ametralladoras”, recuerda.

“Este hecho nos acarrea el riesgo de ser motivo de injustificadas represalias y el desasosiego en nuestros hogares”, decía el comunicado del grupo esos días, refiriéndose a los varios meses que sus integrantes, todos menores de edad, tuvieron que estar “escondidos”, como lo cuenta Dante Uzquiano: “Nos quedó escapar de nuestras casas y nos alojamos en la casa de un amigo… Estábamos escondidos porque (los Marqueces) nos esperaban en la esquina de nuestras casas, decididos a eliminarnos por la muerte de su hermana…Luego alquilamos una casa en la zona Sur de La Paz…, donde ensayábamos desde las 8 de la mañana…, nadie sabía que estábamos ahí por seis meses. Los vecinos la conocían como la ‘Casa Loca’”.

El relato de Uzquiano coincide con la de muchos que no solo se cambiaron de casa o ciudad, sino que salieron del país para evitar represalias.

“Nos buscaron a todos, entre ellos a mi hermano Carlos, como jefe de los Calhambeques, que tuvo que irse a Estados Unidos, junto con otras 10 personas”, dice Richard Trigo Zambrana, otro de los fundadores del grupo, que volvió a reunirse con ellos recién 10 años después de la muerte de Miriam.

Como suele suceder, no todos recuerdan el mismo episodio de la misma manera. Según otro integrante del grupo, los hechos no pasaron así: “No sufrimos persecución de nadie. Éramos menores de edad y nuestros padres nos prohibieron seguir tocando y por ello ese fue el fin del grupo Tabú. El giro hacia la música autóctona se produjo tres años después, fruto de la evolución cultural y musical de algunos de los integrantes de Tabú que conformamos el nuevo grupo denominado Wara”.

El fiscal Néstor Mendoza se hizo cargo del caso, requiriendo inicialmente a 24 personas. “Es propósito del Ministerio Público sancionar con todo el rigor que establecen las leyes penales de nuestra economía jurídica esta clase de delitos, en resguardo y protección de los menores de edad y de la ciudadanía”, declaró a la prensa.

No pasaron ni seis horas de la declaración del fiscal y solo un día del entierro de Miriam, cuando el viernes 18 de febrero, la Dirección de Investigación Nacional (DIN) detuvo al autor confeso de su muerte: Hernán Vallejo Núñez del Prado, de 22 años.

Vallejo, en presencia del fiscal de turno, confesó haber acuchillado a Miriam y a Freddy, aunque aclaró que “no quería matarla” y que la herida que le causó fue “accidental”.

Fue remitido a la cárcel de San Pedro y el resto de quienes formaron parte de la pelea recibieron un arresto correccional de cinco días. Según denuncian los Marqueces, y así aparece en su documental, Vallejo solo estuvo recluido seis en el penal de San Pedro y luego dejó el país, posiblemente a Brasil, donde murió por causas desconocidas.

Los meses siguientes al Carnaval del 72 la Dirección de Investigaciones de la Policía dispuso “ejercitar un estricto control de todas aquellas personas que luzcan melenas y barbas crecidas, procediendo al corte de las mismas en quienes no tengan motivo justificado de lucirlas”.

“Ahí cambio todo, fue el fin de una era”, dice hoy Richard Trigo de los Calhambeques.

En los editoriales y notas de opinión de los periódicos se advertía sobre las consecuencias de la “generación beatnick”, con la que comulgaban hippies y rockeros rebeldes que impulsaban la revolución sexual, el “bandolerismo juvenil” y el “matonismo”.

La sociedad en su conjunto también reaccionó a la trágica muerte de Miriam Márquez, con padres que alejaban a sus hijos de las pandillas y jóvenes de corte firpo, uñas recortadas y de “buenas maneras”. Algunos de ellos fueron gestores, primero, de la caída de la dictadura y luego de la recuperación de la democracia en 1982.

Fuente: https://www.loquesecallo.com/content/carnaval-sangriento

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=dMM4jVfhn1E





Los marqueces

 Presentación del video sobre la historia de Los Marqueces, grupo paceño que hizo historia en la ciudad

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=8ijKADBLylY


Modismos paceños Amollar

 Se trata de dar todo o una parte del dinero necesitado para alguna cosa como ser bebidas espirituosas o comida 



Destinos turisticos La laguna de Achocalla

La laguna de Achocalla seencuentra en el pueblo del mismo nombre, contiene varias diversiones 

 Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=0uCfxPVPTqo

 

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