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Destinos turisticos Iglesia Colonial del Tata Santiago

Iglesia Colonial del Tata Santiago

La Iglesia Colonial de Tata Santiago, data de los años 1600, ésta capilla se caracteriza por el estilo colonial y se encuentra ubicada en la Población de Santiago de Callaba. Presenta en la entrada un arco de medio punto, techo a dos aguas de teja al ingresar existe un patio de planta cuadrada. Los materiales que se utilizaron para su construcción son adobe y piedra. Conserva aún en su interior pinturas con un alto valor artístico, éstas representan la visión religiosa de la época colonial. En tiempos pasados, la Iglesia sufrió saqueos de objetos valiosos a manos de visitantes y comunarios.

Para evitar estos hechos se cuenta con un equipo de seguridad comunitario que controla el acceso de los visitantes. Para poder ingresar al interior del templo se debe pedir permiso a la persona designada para cuidar el atractivo quien acompaña a los turistas durante la visita. La fiesta patronal de esta localidad ocurre el 25 de julio al que asisten turistas y devotos al Tata Santiago, patrono de la población. Si bien el atractivo aún no es conocido turística mente, se puede visitar el lugar durante los meses de mayo y septiembre.

Recomendaciones

Llevar ropa liviana para el dia y ropa abrigada para la noche, zapatos cómodos para caminar, guantes, gafas de sol, gorra y o un sombrero, abrigo impermeable para época de lluvia, botiquín de primeros auxilios, protector solar y medicina para el mal de altura.

Departamento

La Paz

Región

Altiplano Sur

Provincia

Pacajes

Municipio

Santiago De Callapa

Categoria

2.3.6. Religioso

Jerarquia

Jerarquia Ii

Coordenadas

Latitud: -17.4797402 Longitud: -68.3567126

Temperatura

14 °C - 21 °C

Altitud

3802 M.s.n.m.

Fuente: http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/iglesia_colonial_del_tata_santiago/381

¿ Cómo tener una vivienda en La Paz sin riesgos ?

¿ Cómo tener una vivienda en La Paz sin riesgos ?

Las características del suelo y la gran cantidad de ríos que surcan el territorio de la ciudad de La Paz hacen necesario el diseño y la implementación de mecanismos de control de construcciones específicos y rigurosos.

Para el director de Administración Territorial y Catastral de la Municipalidad, Álvaro Viaña, existen documentos, trámites y procesos que se deben tener en cuenta. Para ello es esencial ser organizado y asesorarse profesionalmente. Por lo mismo, Las Cosas Claras presenta los conceptos clave para tener en cuenta al momento de edificar o comprar una vivienda.

Contratar profesionales arquitectos y abogados de confianza

Todos los procedimientos legales para construir o comprar una propiedad deben ser revisados y avalados por un abogado y un arquitecto. “El arquitecto es quien conoce la normativa de construcción y, en función del predio, verifica las condiciones de riesgo. Este profesional proyectará una edificación en norma y ofrecerá una solución arquitectónica”, asegura Viaña.

Verificar las superficies y condiciones del suelo o de la vivienda – Plano de Catastro

Es importante conocer la cantidad de metros cuadrados de la propiedad coinciden con lo detallado en la ficha de propiedad. Eso se puede ver en el plano de catastro del inmueble. En caso de no coincidir, se debe pedir a la inmobiliaria o propietario la explicación correspondiente.

Comprobar que el vendedor es el propietario legítimo para consolidar el derecho propietario

Revisar que todos los documentos estén a nombre del propietario. Para eso basta con verificar documentos como:

– Documento de identidad

– Título de propiedad del inmueble

– Folio real actualizado

– Plano de catastro del inmueble aprobado por la subalcaldía correspondiente

– Certificado de registro catastral

– Formularios de pago de impuestos de los últimos cinco años

El folio real

Es el documento que acredita la existencia de la casa, el terreno, el garaje, etc. En él se registra toda la información sobre el bien inmueble: el número de folio, certificado catastral, superficie, el tipo de propiedad, la titularidad sobre el dominio, la superficie, ubicación y colindantes, entre otros.

Certificado de registro catastral

Si la planimetría es el certificado de nacimiento de su zona, el catastro es como la cédula de identidad de su predio. Viaña afirma que este documento es una especie de ‘inventario predial’ del municipio. La Paz es el único municipio que cuenta con una Ley de Catastro.

En este documento se indica los datos técnicos de un inmueble: su ubicación, superficie de lote, el valor catastral del bien inmueble, entre otros. No acredita el derecho propietario. Además indica los datos legales, la relación de derecho propietario y económico de un inmueble.

“Es el único documento técnico que otorga seguridad jurídica en el sentido de la ubicación. Evita que otra persona quiera inscribir sobre una propiedad. Certifica la titularidad de los dueños y la localización y medidas. Además otorga un código catastral y un valor catastral de inmueble”, dice Viaña

Una vez ingresado el trámite, el certificado catastral, es emitido entre 10 y 15 días hábiles. El certificado cuesta 471 bolivianos. Si se lo hace de forma externa, tiene otro costo.

Pasos para construir una casa
  • Constituya un plan de construcción
El plan de construcción le marca los pasos y procedimientos que debe seguir a lo largo de la edificación. Además, le garantiza que la cantidad de pisos a levantar sea la adecuada respecto al tipo de suelo del terreno.
  • Obtenga un Permiso de Construcción
Para obtener un permiso de construcción se debe presentar el certificado de registro catastral vigente. Así como aclarar si el inmueble será una edificación de tres o más niveles, un cálculo estructural, el análisis de ingeniería, el plan de contingencia y otros requisitos adicionales.

En caso de ser una edificación unifamiliar, entre 300 y 450 metros cuadrados construidos, se obtiene el permiso en 15 días hábiles. En propiedades horizontales y edificaciones de 15 o más plantas, se obtiene el permiso en 20 días hábiles.

De acuerdo a la ubicación, el costo del predio oscila entre 0,80 bolivianos y 50 bolivianos por metro cuadrado.
  • Determine el tipo de suelo
La marcha urbana de La Paz cuenta con cinco tipos de suelos. De estos algunos son aptos para la construcción de viviendas y edificios, mientras que otros sólo están destinados a áreas de forestación.

Los tipos de suelos son de riesgo muy bajo, bajo, moderado, alto y muy alto riesgo, según datos de la Secretaría Municipal de Gestión Integral de Riesgos.
  • Buenos suelos y de riesgo
Las siete zonas donde se pueden ejecutar construcciones de “envergadura”, son: el Casco Viejo, Miraflores, Sopocachi, Obrajes, Irpavi, Calacoto y Pampahasi.

En todos los macrodistritos de La Paz existen suelos que no son aptos para construir edificios por ser áreas de riesgo alto y muy alto. Estos suelos están destinados a áreas de forestación.
  • Verifique si tiene planimetría
El municipio de La Paz cuenta en la actualidad con el 96% de la administración territorial del área urbanizable del municipio gracias a que dispone de más de 660 planimetrías vigentes. Estas planimetrías permiten generar inversión en barrios y proveerlos de servicios, vías, áreas de equipamientos, áreas verdes y otros.

Si se compara un predio con una persona, la planimetría se asemeja al certificado de nacimiento del nuevo espacio.
  • No cambie planos
El proceso de fiscalización garantiza que todas las edificaciones se desarrollen en condiciones normales y sin que afecte a los inmuebles de los vecinos. Anteriormente, se daban casos de planos modificados y con superficies excedentes, pero a partir de 2013, la Alcaldía cambió la forma de aprobar planos con la implementación del Permiso de Construcción (PC).

Casas patrimoniales Museo Tambo Quirquincho

Museo Tambo Quirquincho

El Museo Tambo Quirquincho es un importante espacio cultural ubicado en el centro histórico de La Paz y uno de los primeros inmuebles coloniales.

En tiempos precolombinos, los tambos eran construcciones destinadas al acopio de productos agrícolas, mercadería y al alojamiento de comerciantes y viajeros. En 1548, el Tambo Quirquincho acogió a Alonso de Mendoza. Una de sus fachadas tiene una arquería de estilo barroco mestizo. Otra presenta un arco del siglo XVIII en el que se encuentra esculpida la corona de España. 

Para saber sobrte este museo puede consultar

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_Tambo_Quirquincho

Monumentos de La Paz Monumento a ADELA ZAMUDIO RIBERO

Obra del escultor Vítor Zapana, realizada a base de piedra granito en 1979. Está ubicada en la plaza homónima, entre las calles José Eduardo Guerra, Miguel de Cervantes y M. Armaza de la zona de Sopocachi.

El espacio público donde fue emplazado el busto que rinde homenaje a Adela Zamudio (1858-1928), escritora y poetisa, para 1950 era conocido como plaza Topater, siendo más de uso vehicular que lugar de esparcimiento. 

En 1966 la Alcaldía emplazó la efigie escultórica de la destacada escritora en el eje central de la plaza, adoptando a partir de entonces el nombre de Adela Zamudio (no está nominada mediante Ordenanza Municipal ).

En honor a ella se celebra en Bolivia el dia Nacional de la mujer boliviana el 11 de octubre

Para saber mas puede consultar 

https://es.wikipedia.org/wiki/Adela_Zamudio

Destinos turisticos Iglesia de Nazacara

La Iglesia de Nazacara, se encuentra en la acera este de la plaza principal de la población del mismo nombre, cuya construcción empezó en 1911 y fue terminada en 1918. El diseño arquitectónico corresponde al estilo barroco colonial; entre sus principales muestras guarda pinturas, lienzos y retablos. En el altar mayor se encuentra la imagen de la Virgen de La Merced con vestiduras hechas de adornos e hilo de oro.

Entre sus apreciadas piezas se tiene un libro escrito en latín que corresponde a inicios del siglo XX, que mide aproximadamente 45 centímetros de largo; así mismo, se tiene vestiduras de los padres y sacristanes del año 1901 que son celosamente cuidados por los pobladores.

Recomendaciones 

Llevar ropa abrigadora, zapatos cómodos, lentes y gorra para el sol; botiquín de primeros auxilios con protector solar y medicina para el mal de altura.

Departamento

La Paz

Región

Altiplano Sur

Provincia

Pacajes

Municipio

Nazacara De Pacajes

Categoria

2.2.3. Monumentos, Edificios, Obras De Arquitectura

Jerarquia

Jerarquia I

Coordenadas

Latitud: -16.9375817 Longitud: -68.7686366

Temperatura

7 °C - 11 °C

Altitud

3630 M.s.n.m.

Fuente: http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/Iglesia%20de%20Nazacara/380

El caso de Polonia Méndez visto por Arthur Posnansky

Nota de prensa que salio publicada en el periodico Correo del sur el día 26 de Junio de 2017

En la década de los años veinte del siglo pasado, los juzgados en materia penal de la ciudad de La Paz, la prensa y la sociedad en general siguieron de cerca el sonado caso de Polonia Méndez.

En la década de los años veinte del siglo pasado, los juzgados en materia penal de la ciudad de La Paz, la prensa y la sociedad en general siguieron de cerca el sonado caso de Polonia Méndez. El ingeniero, arqueólogo y antropólogo Arthur Posnansky (1890-1946) desviándose momentáneamente de sus habituales investigaciones acerca de Tiwanacu indagó el caso penal ocurrido el 28 de noviembre de 1920. Posteriormente, Posnansky publicó el libro Impulsos atávicos: El caso de Polonia Méndez que lleva como subtítulo Consideraciones antropológicas-psiquiátricas referentes a un crimen llamado pasional (Imp. Velarde, La Paz, 1923).

La reconstrucción de hechos realizado por Posnansky indica que Polonia Méndez contaba con 18 años de edad cuando cometió el llamado “crimen pasional”. Las declaraciones hechas por Polonia son consideradas por Posnansky como una “fabulita” bien tejida. El protagonista de este hecho, es el joven diplomático Fernando Granier. Las arduas labores en su despacho hicieron que decida contratar a una secretaria privada para alivianar su trabajo. Tras este requerimiento laboral aparece en escena Polonia Méndez para ocupar el cargo de asistente. Según declaraciones de Méndez, ella empezó a trabajar armoniosamente con Granier. Con el pasar de los días la doncella no pasó desapercibida a los ojos del joven diplomático. Con aires donjuanescos y con ayuda de un narcótico hicieron que Polonia Méndez caiga en sueño y despierte mancillado su honor. La primera reacción que pasa por la cabeza de Polonia es casarse con su ultrajador, seguido de una sed de venganza por su arrebato virginal. La doncella opta por la primera idea, ruega a Fernando reparar su honor desposándola.

Según el contexto social de la época, Fernando Granier ocupaba una posición social ascendente y no podía contraer nupcias con Polonia Méndez por ser una “plebeya”. El pretexto que manejó Fernando para postergar y apaciguar el pedido de Méndez fue responderle que lo haría más tarde. La muchacha se desespera y decide alejarse momentáneamente de La Paz. Viaja a Challapata y recorre varios centros mineros. A pesar de la distancia geográfica, Fernando y Polonia mantienen una fluida correspondencia, pero el final de cada carta está latente el mismo pedido de Méndez a Granier: “¿Te casarás conmigo, me devolverás mi honor que me quitaste?”. Pasado unos meses, Fernando siente deseos de volver a poseer a Polonia. En un retorno lleno de peripecias Polonia Méndez reaparece en la urbe paceña y se desencadena el “crimen pasional”.

Para explicar este controvertido caso Arthur Posnansky se nutre de teorías de la antropología criminal de su época. Pone en duda la explicación del afamado criminólogo positivista Cesare Lombroso y el médico Franz Joseph Gall por considerarlas caducas para su tiempo. Además el inquieto Posnansky realizó una serie de entrevistas a varios jurisconsultos como Daniel Sánchez Bustamante, Hernando Siles Reyes, Carlos Calvo, Arturo Loaiza y Benjamín H. Gallardo. Con estas herramientas de interpretación pone en entredicho el llamado “crimen pasional” de Polonia Méndez. El antropólogo Posnansky cuestiona la versión de Méndez con el siguiente argumento: “Cualquiera que estudie la vida moderna y comprenda la psique de la muchacha pobre, se da cuenta que la fabulita aquella esta amasada con migajas de verdad”. La urbe paceña conoce a este tipo de mujeres con el epónimo de la “tempranilla”. Este adjetivo es el indicado para Polonia Méndez que representa el prototipo de la muchacha “of today” (de hoy). La conducta de Polonia –según Posnansky– es debido a la tradición de sus antecesores o una degeneración racial heredada juntamente con la atmósfera social y en especial de las moralmente malsanas impresiones de los cines que despertaron instintos siniestros e ímpetus atávicos que hubiesen quedado adormecidos quizá para siempre, pero la lucha interna contra la cual no pudo resistir Polonia Méndez lo llevaron a cometer el asesinato.

Según las pesquisas de Posnansky, el comportamiento de Polonia puede ser atribuible a todo lo somático que representa la mujer: “Es más infantil, más fino, más débil, en suma más idealizado y hasta primitivo”. La idea de la mujer en la segunda década del siglo XX estuvo marcada por diferenciar el coeficiente intelectual, la fuerza física, el carácter, en palabras de Posnansky la mujer era sumamente “inferior” al hombre. Con apoyo de la psicológica, el antropólogo llegó a confirmar que la mujer en ciertas épocas padece de un comportamiento “biológico-crítico”. Esta conducta para Posnansky es fruto de una anormalidad anímica que si no se llegará a contener mediante los “frenos sociales” como la educación, la vigilancia de la familia o el esposo que logre sujetarla y controlarla a las convenciones sociales, las mujeres serían propensas a cometer delitos.

El arqueólogo Posnansky afirma que Polonia Méndez planificó todo el teatro y escenario del crimen. Se mostró ante la sociedad como una mujer de alto nivel moral. Pero en realidad hace una comedia del pudor y de la altivez: “Se cree inmaculada”. Polonia era una muchacha pobre y no era de “buena familia”, pero su seductor era de una familia acomodada. El papel que juega Fernando Granier es de manso cordero, el que cubriría con su nombre y bolsillo las aventuras y amoríos ocultos de Polonia Méndez. Pero ¿por qué se comete el delito? se pregunta el arqueólogo. Al no tener una respuesta clara, Posnansky nos deja un enigma psiquiátrico: una muchacha al parecer tímida, resuelva matar, clavar con un puñal con premeditación en el pecho de su amante con quien minutos antes disfrutaba del mayor placer que la naturaleza brinda a los mortales.

Pero Posnansky en todo momento se apoya en la antropología criminal para tratar de explicar el caso de Polonia Méndez. En las conclusiones de su investigación pone énfasis en describir el rostro de la joven y su constitución física. Estos signos exteriores son para Posnansky reveladores ya que comprobarían la existencia de una “raza inferior”, en realidad, una raza degenerada por “reflejadas y depravadas costumbres” que engendraron “hijos neuropáticos”. En particular el largo del brazo en relación con el cuerpo era síntoma indudable de esta degeneración. Por supuesto no todos los que tenían estos rasgos eran criminales ni viceversa, pero era más probable que incurrieran en ello ya que “no podían evitar el llamado de la sangre”, “inconscientemente llevaban el fatal germen engendrado por los placeres de sus antecesores” o “los días biológico críticos”. Posnansky ratifica contundentemente que los signos corporales como el cerebro, los molares, las orejas, la cara, la frente, el cráneo, la quijada y la herencia genética ponen a esta clase de mujeres en el rango de los llamados “predispuestos” a delinquir.

Según el relato de Arthur Posnansky, la protagonista de este estudio antropológico fue condenada a varios años de reclusión. Pero esta decisión de la justicia es cuestionada por el autor: “Al estar privada de libertad no lograran reformar a la reclusa, después de algunos años, después de haber concluido su condena, la infeliz ha de salir más sucia de carácter y alma del panóptico de La Paz”. El arqueólogo sugiere que el caso de Polonia Méndez hubiera sido aconsejable enviarla a la Casa de Salud Mental de Sucre: “Allí en una celda, podría meditar, arrepentirse y quizás salir más tarde buena”.

Esta curiosa investigación –a casi un siglo de lo ocurrido– nos refleja los prejuicios machistas de la época y la concepción que se tenía de la mujer. La esforzada explicación del arqueólogo y antropólogo Arthur Posnansky nos develan una instrumentalización de la “ciencia” por responder a sus propias manías antropológicas. Este caso en particular nos retrata a una sociedad con sus problemas tan humanos que no se diferencian en nada con la actualidad. La diferencia es que hoy en día nadie escribe un libro sobre un caso criminal concreto ni utiliza como instrumento de explicación la antropología de manera ciega para determinar un tipo de comportamiento criminal. Por otro lado, la modernidad forjo ciudadanos temerosos al crimen pero bien informados –a través de prensa roja, Facebook, televisión– de robos, violencia, secuestros y asesinatos que pasan desapercibidos a la cotidianidad por las continuas transgresiones que resultan ser tan comunes en la actualidad.

(Arturo o Arthur Posnansky; Viena, 1874 - La Paz, 1946) Arqueólogo boliviano. Nacido en el seno de una familia de origen polaco, cursó sus estudios en su país y en Baviera, y se hizo ingeniero y doctor en Ciencias Naturales.

Dedicó gran parte de su vida a fotografiar, filmar y estudiar las ruinas de Tiwanaku, que, según sus investigaciones, fue la ciudad en la que se originó toda la civilización de Suramérica, teoría que no fue nunca aceptada por la comunidad científica. Pensaba que la cultura de Tiwanaku se había iniciado en la región hacia 1600 a.C. y perdurado hasta 1200 d.C. En el año 1922 fundó el Museo Arqueológico Tiwanaku, al que dotó de una importante colección de piezas líticas, cerámica y otras muestras de la cultura de Tiwanaku y de otras culturas precolombinas de la región. Posnansky fotografió también poblados mineros, pueblos y numerosos asentamientos rurales, temas sobre los que publicó numerosos libros.



Casas patrimoniales Museo Nacional de Arqueología

Museo Nacional de Arqueología

El Museo Nacional de Arqueología (Munarq) (c. Tiwanaku, esquina Federico Zuazo) es integrante del Instituto Nacional de Aqueología, organismo especializado del Viceministerio de Culturas.

Fue construido en 1918 por el austríaco Arturo Posnansky. Se trata del museo más antiguo del país y es acogido por el Palacio Tiwanaku, declarado Monumento Nacional en 1990.

El repositorio resguarda al menos 21.000 bienes culturales prehispánicos y la mayor colección de restos de la misteriosa cultura de Tiwanaku. 

Para saber mas sobre este museo puede accesar

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_Nacional_de_Arqueolog%C3%ADa_(Bolivia)

Monumentos de La Paz Monumento a las WACAS

Obras del escultor Ted Carrasco, realizadas en piedra granito en 1994. Están ubicadas en una jardinera que bordea las avenidas Guido Capra Jemio y Costanera de la zona de Obrajes.

Las Wakas fueron situadas detrás del monumento al Mariscal Andrés de Santa Cruz en 1994, a dos años en que éste fue emplazado, para darle al espacio público un alto contenido simbólico y místico, dogma relativo de las culturas predominantes en la región del altiplano boliviano. En 2008, al tiempo que se comenzó la construcción del nuevo mercado Lanza, el Gobierno Municipal proyectó la reubicación de estas esculturas al lugar donde actualmente se encuentran. Por las dimensiones y peso de estas obras, su retiro fue complicado, dañándose la grúa y desmontándose varios puestos de venta circundantes al lugar, para facilitar la manipulación de la maquinaria pesada. Los obreros encargados de su traslado, por creencias populares, realizaron un pequeño ritual con alcohol y coca, ya que se decía que, primero, se debía pedir permiso a las Wacas para poder trasladarlas.

Destinos turisticos Iglesia Colonial de Ayo Ayo

Iglesia Colonial de Ayo Ayo

La iglesia colonial de Ayo Ayo, se ubica en la población del mismo nombre, es un lugar con una rica y extraordinaria historia en las luchas populares por la independencia de Bolivia. El diseño de la estructura y los decorados de la iglesia muestran el sincretismo cultural y la visión indígena - española, que se expresaría históricamente en el mestizaje sociocultural de este pueblo.

Iglesia Colonial de Ayo Ayo
El material utilizado en la estructura es adobe y la fachada de sillar, cuenta con una nave y capillas a manera de crucero su ornamentación exterior pertenece al estilo barroco, se encuentra dividida en tres calles y tres cuerpos, de donde sobresalen dos columnas salomónicas con capiteles, resaltando en ellos dos leones rampantes, asimismo decoran las jambas dos figuras antropomorfas y sobre la puerta en forma de arco se observa una representación humana que lleva sus brazos bastones, la cual tiene similitud con la figura de la puerta del Sol en Tihuanaco.

Recomendaciones

Llevar ropa abrigada, zapatos cómodos para caminar, guantes, gafas de sol, gorra y o un sombrero, abrigo impermeable para época de lluvia, botiquín de primeros auxilios, protector solar y medicina para el mal de altura.

¿Como llegar ?

Partida       Llegada       Distancia(aprox)

La Paz          El Alto                   13 km.
El Alto          El Tejar                 61 km.
El Tejar        Ayo Ayo                 11 km.

Departamento

La Paz

Región

Altiplano Sur

Provincia

Aroma

Municipio

Ayo Ayo

Categoria

2.2.3. Monumentos, Edificios, Obras De Arquitectura

Jerarquia

Jerarquia Iii

Coordenadas

Latitud: -17.091109016910195 Longitud: -68.0019829608

Temperatura

5 °C - 21.2 °C

Altitud

3839 M.s.n.m.

Fuente: http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/Iglesia%20Colonial%20Ayo%20Ayo/42

Casas patrimoniales Casa Posnanski en Miraflores

Casa Posnanski en Miraflores

La casa Posnansky tiene más de 100 años y se encuentra ubicada en la avenida del mismo nombre en Miraflores. Fue obra maestra de Arthur Posnansky (Viena 1873-La Paz 1946). Demoró al menos 10 años en construirla con ayuda de especialistas.

La casona está hecha de ladrillos, adobes, tejas, con detalles tiwanacotas, cuenta con chimenea y lámparas, entre otros detalles. El también conocido como Arturo Posnansky fue militar, ingeniero naval, cineasta, fotógrafo, investigador, escritor, antropólogo y arqueólogo.

El día que los Pumakatari fueron quemados

El día que los Pumakatari fueron quemados, su historia

Nota de prensa que salio mpublicada en el periodico Página Siete en la revista Rasca Cielos en las páginas 13 a 15 el día 12 de Enero de 2020

Todos los fuegos, el fuego

Chasquipampa ardía. Incendiaban los Pumas, bajaban con palos, piedras, dinamitas. Días más tarde los baleaban. La sangre como el fuego. Una fogata de cuerpos.

Texto y fotos Rodrigo Villegas Rodríguez

Chasquipampa. Calle 44. Lunes 11 de noviembre. 11:14. Nublado.

Primero fue la alarma (el chillar de una trompeta de plástico). Luego los gritos: ¡Salgan, vecinos! ¡Salgan! Se abrieron las cortinas de las ventanas. Rendijas. Ojos que se asomaban apenas. Después se abrió una puerta. Luego otra. Y así, salimos de a uno. Con palos. Otros con escudos (trozos de calaminas) y cascos. Vimos los grupos. Eran pocos. Hombres y mujeres. Pasaron los minutos y nos fuimos haciendo más. Un tumulto cada tres cuadras. Los vecinos.

Una hora antes la imagen era la siguiente:

“Afuera se escuchan los dinamitazos. Vidrios que se rompen. Gritos. ‘Policías de mierda los vamos a matar, maricones. Vendidos. ¿Así que se amotinaron, no?’. Rompen todo. Son como 200 personas. Y se rumorea que están bajando más de Ovejuyo. Luego gritan: ‘Ahora sí, guerra civil’. Las alarmas de los autos suenan, así como los petardos. O como el llanto de los perros. Los aullidos. Esta mierda no se detiene. Se escuchan, por fin, sirenas policiales. Pero no sé si serán suficientes”.

Al menos eso es lo que pude registrar en mi Facebook. Una escritura nacida del miedo. Un temor imprevisible.

La noche que precede a este día incendiaron los PumaKatari. Después bajaron. Llegaron a Chasquipampa. Venían de Ovejuyo, de Apaña. Eran muchos. Estaban armados. Y no había seguridad. La Policía estaba replegada. Bajaron hasta Cota Cota. Saquearon locales. Quemaron casas. Hacía menos de 24 horas que Evo Morales había renunciado y La Paz empezaba a pagar los estragos por haber “derrotado” al fraude. ¿Qué sentíamos todos? Miedo.

Aquella madrugada muy pocos durmieron. Los niños. Los adultos no. Debíamos estar alerta. Defender a nuestras familias. Apagar las luces. Rezar para que no ingresen a nuestras casas. Para que pasen de largo. Amanecimos en un mismo cuarto. Colchones en el piso. Ventanas tapiadas con cartones.

Chasquipampa. Calles 44 – 46. Lunes 11 de noviembre. 16:15. Sol.

Los vecinos nos organizamos. Sacamos palos, calaminas, cascos. Nos ponemos cintas blancas en los brazos para que la Policía nos reconozca como aliados en caso de enfrentamiento. Movemos contenedores, encendemos fogatas. Conversamos. Nos conocemos. Con la mayoría no tuve contacto nunca. Ahora nos une un solo objetivo: defendernos. La policía ha ayudado bastante a la calma. Pero se prevé que en la noche el horror retorne. Esta vez estamos “preparados”.

Me conecto al Internet. Veo un video que me pasaron al WhatsApp: desde El Alto cientos de personas bajan enfurecidas hacia La Paz. Llevan wiphalas. Y el grito: “¡Ahora sí, guerra civil!”. Lo repiten con furia. Como hace unas horas acá, en Chasqui. O como en Pedregal. En Rosales. En la zona norte. En casi toda la ciudad. Se oye un dinamitazo.

Chasquipampa. Martes 12 de noviembre. 12:18. Nublado.

Es muy extraño ver esta bandera por acá. La wiphala. Que yo recuerde nunca la vi flamear. Desde ayer está en cada esquina. Colgada en postes. En árboles. En fachadas. Para que los “saqueadores” no nos dañen, dicen por acá. Como arma de defensa. Nada más. “Están diciendo que las casas de los jailones van a atacar”, dijo ayer una señora en una reunión de vecinos del barrio.

También se ve algo en el cielo que se mueve muy rápido. Como moscas. Como águilas. Se escuchan los motores de los aviones militares.

La noche pasada desmontamos las barricadas que construimos en horas. Barreras hechas de calaminas, alambres, maderas, parrilleros, tubos, cajones... Un vecino tocó la puerta de mi casa. “Acabamos de hablar con la Policía y nos dijeron que saquemos estas cosas. Que los saqueadores lo pueden ver como afrentas. Provocaciones. Así que hay que desarmar nomás todo”.

Mi papá, irritado, se negó a salir. También mi hermano. Yo ayudé muy poco. “Es que el jefe de la Junta Vecinal está pues temblando. ¿No ve que ha trabajado como Casa de Campaña para Carlos Mesa? Teme que los masistas se acuerden y lo reconozcan. Que tengan como objetivo su casa”, nos advirtió el mismo vecino.

Chasquipampa. Calle 51. Martes 12 de noviembre. 12:22. Sol.

Símbolos. Así nos movemos. Por pequeñas cosas que significan algo. Wiphalas, biblias, fuego, balas. Símbolos como este carro de la policía que fue incendiado hace dos noches. Permanecen, hoy las cenizas, los restos. Las casi lágrimas de la Policía cuando pedía la ayuda del Ejército.

Todo el que pasa por acá le saca al menos una fotografía. Bueno, no todos. Los que salimos con celular. Y carnet. Por si acaso.

Chasquipampa. Calle 53. Martes 12 de noviembre. 11:54. Nublado.

Filas. Algunas tiendas abren de a poco. No todas. Muy pocas. Las puertas no se abren del todo. Atienden detrás de las rejas. Así que esperas para aprovisionarte: carne, arroz, fideo, verduras, leche. Por si acaso.

Una fila para comprar huevos. Un minubús lleno de ellos. Unas diez personas en la fila. Mi papá se pone a conversar con un hombre de unos treinta años. Rostro moreno, chaleco de lana, chompa verde. Cabellos despeinados. Le dice: “Tan bien que estábamos. Ahora seguro todo va a subir. No sé qué quería la gente para cambiar el país”. Otro hombre, delante nuestro, lo secunda y dice: “Tanto querían que no seamos Venezuela ahora en Venezuela nos vamos a convertir”.

Chasquipampa. Martes 12 de noviembre. 21:22. Noche.

Llueve. El agua cae como si las nubes se desangraran. Se ven los rayos desde la ventana de mi cuarto. Como pocas veces agradezco por este fenómeno. No habrá saqueos. No habrá fuego. Ni dinamita. No.

“El sol se va a caer y la luna se va a esconder”. ¿Era algo así? Pero hoy el sol salió un rato en la mañana, luego en la tarde. Y la luna está ahí, apenas visible pero se la reconoce.

Tenemos nueva presidente. Es mujer. Es increíble cómo hace una semana esta situación era inimaginable. Pero ahí está, en Palacio. Sostuvo la tricolor y la wiphala. Y luego la Biblia.

Lo vi en la televisión. No hubiera podido hacerlo más temprano. Se cortó la luz unas dos horas. Salí con mi hermano a comprar velas y nos vendieron cada una a Bs 3,50. Las compramos. Pensábamos que habían dinamitado una planta eléctrica o algo así. Lo decían en uno de los diez grupos de WhatsApp al que me había/n añadido en apenas dos días. Esta noche dormiremos. Por fin.

Chasquipampa. Viernes 15 de noviembre. 22:17. Noche.

Arrestaron a mi amigo. Un vecino de acá, de Chasquipampa. Él vive en Santa Fe, una zona aledaña. Tampoco durmió en las noches pasadas. Participó de las vigilias, de las fogatas. Tiene tres hijos. Es padre. Y escritor.

Rodrigo Urquiola. Lo aprehendieron en la tarde. ¿Por qué? Por llevar una wiphala. Y un palo en su mochila. Y por no tener la piel blanca. Estuve a su lado junto a otros dos amigos, novelistas premiados, al igual que Urquiola. No pudimos hacer mucho más que abogar por él. Los uniformados fueron muy agresivos. Intimidantes. Nos revisaron las mochilas. En la de Urquiola encontraron los objetos mencionados. Le dijeron “sedicioso”. Y se lo llevaron. Hubo violencia.

Lo liberaron a las horas. No más de dos. Todo por Facebook. Su captura fue difundida por Gabriel Mamani, reciente Premio Nacional de Novela. La publicación se compartió inmediatamente. Se convocó a autoridades, se utilizaron influencias. Salió pronto.

A los pocos días arrestaron a un estudiante de la Carrera de Cine. ¿Por qué? Por grabar la marcha de los alteños que llegaron a La Paz desde Senkata. Y también desde otros espacios del área rural. ¿Quiénes lo denunciaron y provocaron su detención? Periodistas. Dijeron que no tenía credenciales que lo acrediten. La Policía se lo llevó.

A él lo liberaron en algunos días. Tres o cuatro. ¿Cuál era una de las causas por la cual lo imputaban? Sedición y terrorismo. Absurdo.

En los siguientes días supe de mucha gente que fue arrestada. Los policías, nerviosos por las posibles armas de los manifestantes, aprehendieron a muchas personas por error. Con violencia en muchos casos. Sé de algunos que siguen allí, privados de su libertad. Esperan audiencias.

Caminar por el Centro significaba enfrentarte a los gases. Y al miedo. A ese fuego que quemaba el pecho. Temer un arresto injustificado, las balas, el aterrizaje de esos pedazos de metal en un cuerpo. El tuyo.

Porque los muertos empezaron a aparecer. A formar parte de las estadísticas. De ese número útil para unos e inservible para otros. La cifra es estremecedora: al menos treinta personas.

Acá, a unos pocos kilómetros, murieron varios hombres. En Rosales, en Pedregal. Zonas desconocidas para la mayoría. Los familiares los enterraron apenas. Los velaron con terror: presentían los uniformes, las balas. Porque fueron asesinatos. Las fotografías circularon por Facebook. Por WhatsApp.

Regresé a Chasquipampa en la noche. Desde la ventana del último de tres minubuses que tomé vi la catástrofe de Cota Cota: decenas de ventanas quebradas. Mi celular se había apagado. Cuando abrí la puerta de mi casa vi a mi hermano con los ojos muy abiertos, las manos apretadas. “Te llamamos mucho”, me dijo. “Vimos lo que le pasó a Urquiola. Solo debías decirnos que estabas bien”. Me disculpé.

Ya en cama, pensé en el significado nuevo de aquella frase. “Estoy bien”. Nada más que eso. Estar bien.

Chasquipampa. Domingo 1 de diciembre. 23.42. Lluvia.

Acabó noviembre. No hay barricadas. Evo está en México. No hay dinamitas. Hay pollo en los mercados. Los precios se van normalizando. El país retoma la calma. Papá trabaja con normalidad. Las wiphalas permanecen en algunas casas. En la mayoría ya las han retirado. Ya no hay fogatas. El fuego se ha evaporado.

Pero el fuego sigue allí, vigente pero invisible: nadie nos devuelve a los muertos.

Monumentos de La Paz Monumento a las VICUÑAS

Obras del escultor Víctor Zapana, realizadas a base de bronce fundido en 1985. Están ubicadas en la plaza Mario Mercado Vaca Guzmán, entre la avenida Aniceto Arce y la calle Capitán Ravelo de la zona de San Jorge.

Inicialmente el espacio público donde fueron emplazadas estas esculturas sirvió como campo deportivo. Más tarde, con dotaciones arbóreas y recreaciones paisajísticas, se consolidó como plaza, conocida con el nombre de Bolivia. En su configuración se proyectó erigir varias esculturas ornamentales identificadas con el occidente de Bolivia, tales como el cóndor y animales de la familia de los auquénidos. Pero este propósito no fue consolidado; apenas se logró emplazar las esculturas de las vicuñas. Después del fallecimiento de Mario Mercado Vaca Guzmán, Mediante Ordenanza Municipal Nº 049/1995, la Alcaldía nominó a la plaza con el nombre de este personaje.

Destinos turisticos IGLESIA CARABUCO o Capilla Sixtina del altiplano

Iglesia Carabuco

Es considerada como la Capilla Sixtina del Altiplano, Edificada a fines del Siglo XVI y refaccionada en el siglo XVIII, fue declarada Monumento Nacional desde 1967, Presenta una fachada de estilo renacentista en color ocre, con un balcón externo y una torre. El altar mayor presenta incrustaciones de oro y los dos altares menores, que son obras del arte colonial y llevan repujados con laminas de plata, La nave central, el coro y el baptisterio muestran pinturas murales realizadas por un pintor nativo del siglo XVIII, estas obras representan un paraíso imaginario, con vegetación profusa, ángeles músicos, escenas religiosas y la figura del benefactor el Cacique Siñani que apoyó en la restauración del templo.

En el centro de la nave se pueden observar los cuadros de La Postrimería, pintados por José López de Ríos en el siglo XVII, en cuyo fondo aparece el Lago Titicaca y el cerro de Quillima en toda su plenitud, Se trata de cuatro enormes cuadros que intentan representar las creencias de la fe católica y la cosmovisión andina: por un lado, el infierno, el purgatorio, el juicio final y la gloria, cada uno con tres niveles, Por otro lado se observa las etapas más importantes de la vida de Thunupa, un personaje mítico precolombino, Estos cuadros fueron restaurados el 2005 y su infraestructura está bien conservada, Las visitas se las realiza en horarios de misas o en coordinación con la oficina parroquial.

Iglesia de Carabuco. Joya arquitectónica del patrimonio colonial católico de Bolivia, particularmente por los impresionantes cuadros del pintor José López de los Ríos, que aquí se encuentran. Fue construida en el siglo XVI pero sufrió transformaciones hasta el siglo XVIII.

Ubicación geográfica

Ubicada en la localidad de Carabuco, provincia Camacho del departamento de La Paz, Bolivia. Se alza al noreste de la plaza principal del pueblo o Puerto Carabuco, próximo al lago Titikaka.

Antecedentes históricos

La iglesia se levantó bajo la advocación de San Bartolomé, con quien el agustino Ramón Gavilán identificó al dios aymara Tunupa.


Según la tradición, Tunupa fue martirizado en Carabuco y su cuerpo, aún vivo, arrojado al lago Titikaka en una balsa que llegó hasta la Isla del Sol, donde fue sacrificado y arrojado nuevamente al lago. La leyenda cuenta que Tunupa llevaba consigo una cruz que fue encontrada después de la conquista y con motivo de este hallazgo se construyó la Iglesia. 

Descripción arquitectónica

La construcción se remonta a fines del siglo XVI, pero recibió transformaciones hasta el siglo XVIII. La planta conserva el proyecto inicial, con excepción de la capilla mayor que se rehízo en 1765, al igual que la torre, que mantuvo el modelo renacentista de la antigua. Por estos años también se cayó parte de una de las paredes y se pusieron los cimientos del baptisterio nuevo.

Foto Periodico Página Siete

Toda aquella obra se realizó gracias a la magnanimidad del cacique Agustín Siñani, quien pagó en especie, como era la costumbre, a los obreros indígenas por su trabajo.

La pintura al temple que adorna el templo es también dieciochesca. La de la nave y coro, realizadas en 1718, se deben a Diego de Rosas, dorador, residente del pueblo de Achocalla y aluden a la función del coro. La del baptisterio es de fines de siglo y trata de imitar la decoración arquitectónica. La portada en ladrillo con sus pilastras semiexagonales de inspiración mudéjar es del siglo XVI. El friso estaba decorado con balaustres. Sobre la portada existe un balcón a manera de capilla abierta. Transformaciones y decoración pictórica

En el último tercio del siglo XVII el cura del pueblo, José Arellano, adornó la capilla mayor, hizo el coro y compró el órgano, además mando a pintar los grandes lienzos al maestro José López del Río, quien los terminó en 1684.

Foto periodico Página Siete

En 1718 fue ¨rebocada y pintada a colores toda la cenefa basta de la Iglesia¨, para avivar la decoración original. En este mismo año Diego de Rosas fabricó, doró y pintó la carpintería del Coro en forma de ¨U¨, que sustituyó al antiguo. Los murales que se encuentran en este sector son posteriores a esta transformación.

En 1763 se cayó la pared derecha de la nave, desde la puerta lateral hasta la fachada, colapsando el coro alto y el baptisterio. En los años siguiente esta parte se volvió a levantar cuidándose que la decoración mural mantuviera cierta unidad cromático estilística, por lo que se pintaron murales semejante al antiguo, pero con tratamientos y soluciones muy pobres.

En 1766 se refaccionó el coro alto, gracias a que el cacique Agustín Siñani había guardado algunas tablas policromadas que salvó después del derrumbe. Se rehízo la torre con 15 000 adobes. Se hicieron los cimientos del nuevo baptisterio y posteriormente se decoraron sus muros para lograr el mejor ambiente pictórico de todo el conjunto. También se decoró el Coro Alto. En 1783 se terminó la decoración de la Capilla Mayor y se refaccionó el artesonado. Se decoraron las ventanas y se reemplazó el viejo Arco Triunfal por el que se ve actualmente. Se decoró la sacristía, la cenefa inferior a lo largo de la nave y presbiterio y la ventana del testero detrás del Retablo Mayor.

Foto periodico página Siete

A fines del siglo XVIII o inicios del XIX se decoraron las jambas de la puerta principal con un mural de temática costumbrista.

En tiempos contemporáneos se reestructuró la cubierta al cambiarse las tablas decoradas del artesonado por totora. Se reemplazó el piso original del presbiterio por losetas y se incluyó un poyo corrido a lo largo de toda la Iglesia. En el baptisterio se incluyó un contrafuerte que sostiene el sector derecho de la fachada y cubre un gran sector de murales.

La Iglesia posee cuadros o lienzos pintados por José López de los Ríos (1689), serie de grandes dimensiones, únicos en la zona del altiplano. Presentan las Postrimerías: Muerte, Juicio y Gloria, en ellas se describen las hazañas del semidiós y héroe aymara Tunupa.

Pintura mural

Todos los murales fueron elaborados con la técnica del temple a la cola animal. La pintura mural que se conserva es del siglo XVII. Presenta varios estilos, pues responde a varias intervenciones. Resalta el gusto por los árboles, flores y pájaros. Destacan escenas bíblicas mitológicas relacionadas con el cacique Siñani y su esposa Anastacia Fernández Foronda.

La pintura de la nave data de 1766 a 1785, exceptuando la de la puerta que sube al coro, que parece más antigua y muestra decoración textil.

En la pintura del Baptisterio, pagada por el cacique Siñani y su esposa, se representan escenas del ¨Bautismo del primer cacique cristiano de Carabuco, Fernando Siñani¨, ¨Bautismo de Cristo¨ y ¨Enrique IV Emperador del Sacro Imperio Romano ante el Papa, junto a él los caciques¨.

En la parte alta del coro pueden verse a Apolo y Hércules. A ambos lados de esta escena mitológica se encuentran San Miguel y San Jorge.

En el siglo XIX se hicieron algunas decoraciones suplementarias que muestran un estilo totalmente popular con escenas costumbristas. De esta época son los derrames de la puerta principal del templo. A la izquierda hay un árbol poblado de pájaros y al pie una arquería color terracota. A la derecha la representación del mismo pueblo de Carabuco, se ve la Iglesia con un atrio rodeado de arcos, hay un pino central y otros más pequeños en el intercolumnio. En el atrio escenas populares como un hombre bebiendo de un porrón, un viejo magistrado con una capa, una negra y una mestiza disputando por un gallo y otras.

En la pared frontal de la sacristía y presbiterio se encuentra la escena de la Crucifixión y dos ventanas a ambos lados con decoración floral que en el dintel muestran al Sol y la Luna, influencia indígena.

El presbiterio conserva una ventana con decoración floral y una inscripción que consigna la fecha de 1785. Parte del presbiterio y la nave toda se decoran con paños que imitan textiles, a la manera de iglesias cuzqueñas con Cai-cai y Canincunca. Cerca al coro hay dos puertas simuladas una con columnas barrocas y otra con columnas abalaustradas que dan acceso al coro y a la torre. En este sector se han pintado dos apóstoles.

Recomendaciones

Llevar ropa liviana para el día y abrigada para la noche, zapatos cómodos para caminatas largas, lentes y gorra para el sol, medicamentos para mal de altura y protector solar.

¿Como llegar ?

Partida          Llegada           Distancia(aprox)

La Paz          Achacachi              96 km.
Achacachi    Ancoraimes            37 km.
Ancoraimes  Pto. Carabuco        27 km.


Departamento

La Paz

Región

Altiplano Norte

Provincia

Camacho

Municipio

Puerto Carabuco

Categoria

Categoria 2

Jerarquia

Jerarquia Iii

Coordenadas

Latitud: -15.7588749 Longitud: -69.0643105

Temperatura

2 13 °C 

Altitud

493805 M.s.n.m.

Fuente: http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/iglesia_carabuco/118 

Para saber mas puede consultar

https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_Carabuco

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=VkHMy-1xvtk

Casas patrimoniales Teatro Municipal Saavedra Pérez

Teatro Municipal Saavedra Pérez

El Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez (c. Jenaro Sanjinés e Indaburo ) es el principal teatro de La Paz y escenario para la presentación de recitales y conciertos musicales, obras teatrales, ballet y ópera, entre otros espectáculos culturales.

Fue construido en 1834 y se concluyó en 1845, año en que fue inaugurado. Es el segundo teatro más antiguo de Sudamérica. Fue diseñado por el arquitecto José Núñez del Prado, quien se inspiró en un teatro de Venecia. Su estilo arquitectónico corresponde al periodo republicano.

Entre fiestas y aguafiestas, los carnavales de antaño

Nota de prensa publicada por el periodico Página sieteel dia domingo  23 de febrero de 2020 en la revista rasca Cielos en las páginas 26 y 27

Los desfiles en comparsas exigían un pago, los globos se llenaban con harina, había juegos, concursos, disfraces, máscaras y bailes en clubes sociales. Mucho ha cambiado, pero el espíritu y las tradiciones superan el tiempo.

Sayuri Loza

En Bolivia, la celebración del carnaval tiene lugar desde tiempo inmemorial y ha adquirido un carácter único debido a la simbiosis de creencias prehispánicas, paganas y cristianas. Ha evolucionado tomando y dejando costumbres con el paso de los años y siendo aplaudido y criticado por unos y otros pero no ha dejado de festejarse, ni siquiera en los momentos más negros de nuestra historia.

A inicios del siglo pasado, la expresión más significativa de las entradas tenía lugar en Oruro, donde ésta se complementaba con una romería –no es de sorprender que el carnaval de Oruro sea el más importante del país– y el ayuntamiento incentivaba a la peregrinación cobrando 2 Bs. a todos aquellos que anduvieran disfrazados, pero eximiendo del pago a quienes peregrinaran al Socavón junto a la romería el sábado de carnaval.

En La Paz no existía la peregrinación pero se formaban comparsas que ingresaban en La entrada de carnaval abierta a todo aquel que pagara 2 Bs. por hacerlo disfrazado. Estas comparsas tenían una fuerte identidad debido a las similares proveniencias y condiciones sociales de sus miembros que bautizaban su fraternidad y afianzaban su pertenencia, igual que hoy, con premisas y organizando actividades para darse a conocer.

Como ejemplo, en 1904 La Unión Marina era la más sobresaliente; en 1908 se fundó en La Paz Los Highlanders, protagonista de las fiestas por muchos años.

Por detrás entraban otras comparsas compuestas por artesanos, comerciantes y migrantes aymaras urbanos que al ritmo de sikus y tarqas hacían su ingreso luciendo atuendos autóctonos, y aunque la disposición era que entraran todos los que pagaran sus patentes, claramente se establecía una línea divisora entre unos y otros; estos últimos usando nombres como Los Aljeris en Libertad o Los Siempre Huaynuchos, entre otros.

Un espacio más exclusivo era el de los bailes de mascaradas. Los días domingo, lunes y martes de carnaval, además del sábado y domingo de tentación, clubes sociales y particulares organizaban sendas fiestas donde se juntaba la crema y nata de la sociedad y desplegaba sus mejores dotes artísticas ante sus pares.

Se usaba una gran variedad de trajes, unos más bellos y originales que otros: pierrots, polichinelas y desde luego pepinos. De manera anecdótica, en 1908 y con motivo del conflicto todavía existente entre Sucre y La Paz por la capitalía, se prohibió a los paceños usar disfraces que ridiculizaran a sus paisanos del sur para evitar confrontaciones innecesarias.

Los organizadores eran siempre los grandes clubes sociales. En Oruro, el Club Oruro brindaba almuerzos, matinés, tés y fiestas nocturnas, mientras que en La Paz, el Club de La Paz daba las fiestas más comentadas y populares, donde incluso se negaba la admisión a personas ajenas a dicha institución; en 1914, esta exclusividad se puso en tela de juicio y se acordó darle fin.

Igualmente exclusivas eran las mascaradas organizadas por particulares de prestigio en las ciudades. Un anuncio de prensa de 1907 da cuenta de que “Resultó espléndido el baile ofrecido por el señor Clodoveo Urioste y su distinguida señora: asistieron seiscientos invitados”.

Fiestas un tanto menos exclusivas, pues se aceptaba a quien pagase entrada, eran las organizadas por diferentes empresarios en el local del Teatro Municipal. Por ejemplo, el famoso empresario Farraco ofrecía un show magnífico con artistas internacionales. Al mismo grupo pertenecen los restaurantes, cantinas y otros centros de entretenimiento que, igual que hoy, presentaban sus ofertas carnavaleras.

El lunes tenía lugar el juego con agua y harina y las “batallas de flores”; estas últimas más fabulosas y populares en Sucre y Cochabamba. La idea era lanzarles pétalos de flores a los que pasaran, llevando además carros alegóricos decorados con muchas flores y otorgando premios a los mejores. En Cochabamba se consolidó el Corso de las Flores en 1889. Estas batallas se mantuvieron en Sucre hasta los años 60 y este año se ha intentado rescatar esta tradición.

El juego con agua y harina se extendía hasta el miércoles de ceniza. A propósito, es curioso lo sucedido en 1915 cuando en plena Primera Guerra Mundial hubo escasez de alimentos, y muchas jóvenes víctimas del juego con globos de harina se quejaron al ayuntamiento. Y a pesar de que por ello se prohibió el uso de globos de harina y aguas teñidas que representaban un daño grave a la ropa y la salud de las eternas afectadas por el juego carnavalero, las mujeres jóvenes, la disposición no se cumplió.

La ch’alla del martes era únicamente practicada por los sectores aymaras urbanos de la ciudad. La población “blanca” continuaba con sus mascaradas y practicaba algunos juegos de azar que eran organizados por empresas y tiendas: rifas, suerte sin blanca, tiro al blanco, sapo, etc.

En 1904 se suscitó un escándalo en Oruro, pues el ayuntamiento decidió prohibir las carreras de caballos, mosquitos y coches, suertes, rifas y todo tipo de juegos de azar para evitar riñas y peleas. Hubo todo tipo de protestas: unos alegaron que estos juegos eran parte de la cultura orureña; otros, que se privaba del modo de subsistencia de los organizadores, y otros simplemente no acataron la ordenanza.

Las empresas trabajaban únicamente hasta el sábado e incluso los periódicos –único medio de comunicación de entonces– suspendían sus ediciones hasta el día lunes después de tentación.

Los excesos también se hallaban presentes: en 1914, El Diario muestra una nota que critica las farras, indecencias y pérdida de tiempo que, decía, “perjudican la producción del país y generan desorden y falta de higiene en los lugares donde tienen lugar las fiestas”, además repudia el gasto de dinero debido al frenesí de las compras.

De vuelta a este año, las tradiciones andinas van creciendo en cuanto a la práctica; continúan viejas tradiciones como los bailes de máscaras, y se reinterpretan otras, como la fiesta de Comadres. ¿Cómo serán estas fiestas dentro de cien años? Seguramente igual que antes e igual que hoy: inolvidables.

Monumentos de La Paz Monumento TRES PASOS AL FRENTE

Obra del escultor Víctor Zapana, realizada en cemento en 1992. Está ubicada en la plaza homónima, entre la avenida Pablo Sánchez y la calle 10 de la zona de Irpavi.

 La estatua que honra y preserva la memoria de los “Tres Pasos al Frente”, cadetes de entre 15 y 17 años que combatieron en la Guerra del Chaco, fue obsequiada al municipio por la Federación Nacional de Beneméritos de la Patria, que lleva el nombre de esta gesta histórica. La Alcaldía se encargó de su emplazamiento en el lugar donde actualmente se encuentra. Con el pasar de algunos años, sin conocimiento técnico, fue pintada de color fosco, afectando su imagen. En 2007 la Asociación Tres Pasos al Frente, solicitó al Gobierno Municipal el mantenimiento y restauración de la obra, estando programado para el 6 de octubre del mismo año, un acto público que tuvo por objeto conmemorar el LXXIV (74) aniversario de los caballeros cadetes. De esta forma, se proyectó su restauración, contratándose los servicios del escultor Ramiro Luján, quien dejó la estatua revestida con una fina patina de bronce, imagen con la cual se mantiene a la fecha.

Destinos turisticos Mercado de Amautas y Yatiris Zona Ballivian

Mercado de Amautas y Yatiris Zona Ballivian

El Mercado de Amautas y Yatiris de la zona Ballivián, se encuentra ubicado a 10 kilómetros del centro de la Ciudad de La Paz sobre el camino secundario que comunica con la Ciudad de El Alto y que cruza transversalmente a la autopista. El sitio se relaciona con la sabiduría ancestral de las culturas andinas. En él se puede encontrar a Amautas y Yatiris quienes por medio de rituales y ofrendas, rinden culto a la Pachamama y a los Apus, para ello hacen uso de varios tipos de objetos y materiales que los ayudan a estar en comunión con las entidades rectoras de la tierra. Se destaca el uso de la hoja de coca que es utilizada para la lectura de la suerte, las “mesas” rituales que son utilizadas con varios propósitos principalmente para recomponer el equilibrio de las energías del hogar, los negocios, la salud y el amor. Los sahumerios sirven a los creyentes para limpiar las energías negativas y daños espirituales.

Se dice que estos expertos ayudan a toda persona afectada por hechizos y brujerías, para ello utilizan sus conocimientos de “magia negra”, en cambio la “magia roja” serviría para conjurar hechizos de protección y enlace para enamorados. Los curanderos recurren a la “magia blanca” con fines curativos. 

Amauta 

Son los sabios que se dedicaban a la educación de los hijos de los incas

Yatiris

Son aquelos que practican la brujeria, Los yatiris pueden ser fácilmente identificados por sus sombreros negros y bolsas de coco que contienen amuletos, talismanes y polvos que aseguran suerte, belleza y fertilidad

Recomendaciones

Llevar ropa liviana para el día y abrigada para la noche, zapatos cómodos, lentes, gorra para sol y abrigo impermeable para época de lluvia; botiquín de primeros auxilios, protector solar y medicinas.

Departamento

La Paz

Región

Metropolitana

Provincia

Murillo

Municipio

El Alto

Categoria

3.3.3. Manifestaciones Y Creencias Populares

Jerarquia

Jerarquia Ii

Coordenadas

Latitud: -16.486449 Longitud: -68.1711879

Temperatura

2 °C - 18 °C 

Altitud 

4110 M.s.n.m.

Fuente: http://www.milapaz.travel/atractivo_turistico/index/mercado_de_amautas_y_yatiris_zona_ballivian/77

La historia del transporte público en la ciudad de La Paz Los Radiotáxis

Los radiotaxis

Se implementaron en 1948

En 1948 los taxistas ya prestaban el serviocio de radiotaxi, es decir, que acudian al llamado telefónico de sus clientes, en 1965 se contaba con 2700 taxis, esta época era el preambulo al surgimiento de trufis y " rapiditos ", se cobrara entre 10 y 18 pesos por persona, 15 y 18 por dos

Se caracterizan por tener en la parte superior del auto un letrero que anuncia la empresa a la cual pertenece

En los caminos del Rey

Nota de prensa que salio publicada en página siete el día domingo 5 de enero de 2020 en la revista Rasca Cielos en las páginas 18 al 25

Una crónica de viaje en busca de un hombre que mira al horizonte. En el camino, una historia inesperada. Don Julio Pinedo, el rey afroboliviano, sentencia: “En Bolivia todos somos huérfanos”.

Mauricio Rodríguez Medrano

Todo sucedió, más o menos, el mismo día: mi padre nos abandonó. Y más tarde logré conseguir un trabajo freelance. Estuve desempleado durante dieciocho meses luego de renunciar a un trabajo de transcriptor en un Internet llamado “La cueva de Chun Li”. Era recién egresado de Comunicación Social, de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).


Soy huérfano.

El trabajo consistía en hacer un reportaje sobre el rey afroboliviano, Don Julio I.

Lo que leí en Internet: El periódico El Mundo publicó el 7 de abril de 2013 un reportaje fotográfico sobre Don Julio y en el subtítulo decía “Una insólita monarquía en el corazón de Bolivia lo tiene como protagonista. Viaje al mundo de Julio Pinedo, con pasado esclavo y presente de líder”. El diario El País tituló su reportaje “El último Rey de América”. El diario Prensa Libre tituló el suyo “El último rey de Sudamérica sobrevive en Bolivia”.

La comunidad afroboliviana y su monarquía están reconocidas legalmente por el Estado Plurinacional de Bolivia y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Fui a Tocaña en un taxi–surubí. Tenía un mensaje pegado en el parabrisas posterior: “No me sigas que estoy perdido”. Y también: “Pero sigo siendo el rey”. El conductor, Hilario Apaza, era mi padrino de bautizo. Y primera comunión. Y confirmación. Moreno, estrábico, corpulento pero bajito: era fanático de Luis Miguel y siempre usaba gafas de aviador, como las del cantante mexicano en el videoclip “La incondicional”.

Tenía 37 años.

En Internet también vi un documental que titulaba El rey negro. En él se entrevistaban a varias personas de las comunidades rurales afrodescendientes en la zona de Los Yungas: Tocaña, Mururata, Yariza, Chicaloma, Irupana, Coripata, Dorado chico, Chijchipa, Negrillani, Chulumani, Coroico.

Don Julio en algunos momentos era parco en sus palabras o se negaba a hablar.

Decía: “Los reyes viven en palacios. Yo solo soy un agricultor. No tengo nada de lo que se supone debe tener un rey. Mi vida es siempre la misma: cosechar cada día. Eso es lo único real”.

En La Cumbre mi padrino me contó que su esposa lo engañó con un exluchador del Multifuncional de El Alto. Le dije: “Mis sentidos pésames”. “No está muerta, pendejo”, me dijo. “Pero gracias”. La niebla era espesa y lloviznaba. La tierra era estéril, casi negra, llena de cascajo hasta la entrada del túnel Cotapata.

Dije, algo nervioso: “Deberías bajar la velocidad”.

“Las curvas son cerradas”.

Dijo: “Soy Toretto”.

Íbamos a más de 120 kilómetros por hora.

“¡Qué rebaje su abuela, carajo!”.

La mayoría de los taxi–surubí son vagonetas, de cuatro puertas, Ipsum o Noah de la marca Toyota. Los conductores admiten hasta ocho pasajeros en días de poca demanda y cobran 30 bolivianos por el trayecto La Paz–Coroico. Los buses llegan a destino en cuatro horas y los minibuses en tres. Los taxi–surubí lo hacen en dos horas e incluso en hora y media, según Eduardo Calle, del sindicato de buses Trans Totaí.

Dice: “Son unos gramputas suicidas”.

Mi padrino dijo: “¡Soy un gramputa suicida!”.

En algunas fotografías Don Julio estaba vestido con una capa roja de cuello negro. Llevaba una corona de hojalata pintada de dorado. Y agarraba un cetro con la mano izquierda. Tenía la mirada algo afligida, un aura de tristeza o resignación, la mandíbula recia y el cuerpo tenso.

En el reportaje decía: “Yo soy el mayor de dos hermanos. Mi bisabuelo se llamaba José Pinedo. Mi abuelo se llamaba Bonifacio Pinedo. Ambos trabajaron en una hacienda que hoy pertenece a la familia Cariaga, y los dos, en su momento fueron reyes, como yo”. Fotografía susana girón / gea photowords

Paramos en Unduavi.

Dijo: “Dos sajtas y tres cervezas, maestro”.

Mi padrino me contó que a mi padre lo buscaba la policía. El “Que no quede huella II” era un puesto chico de paredes de madera mohosa y con techo de calamina, y tenía a un lado unos carteles descoloridos de Coca–Cola y Pepsi. Había una mesa de madera en la intemperie y unas sillas viejas y algo carcomidas por la humedad.

Los cerros estaban forrados de maleza y helechos y el aire era tibio y llovía suave. De fondo, el ruido de una radio en AM que trasmitía un noticiero en aymara, y el río.

“Se lo merece”, dije y sentía la humedad, en la cara y en los brazos. “Remataron la casa de mi madre”.

Dijo: “Nadie se merece la indiferencia”.

En el control policial de Unduavi había una hilera de diez casas celestes y blancas cerca de un barranco. En la pared delantera de una de ellas estaba escrito con pintura negra: “Padre, perdónalos”. Y en la pared trasera estaba escrito con pintura roja: “Terreno en litigio”.

El hijo de Don Julio se llama Rolando. Es el príncipe heredero y trabaja en La Paz. Es parte del Consejo Nacional Afroboliviano (CONAFRO) que reúne a 50 comunidades afrobolivianas y es reconocido por el gobierno actual.

Don Julio dice: “El rey Bonifacio era mi abuelo. A nuestros antepasados los han traído para trabajar en las minas de Potosí. Después, los trajeron a la zona de Los Yungas, donde fueron vendidos a los dueños de las haciendas. Éramos hombres libres y luego esclavos”.

A mediodía adelantamos una columna de camiones destartalados que transportaban a varios grupos de campesinos que migraban del altiplano. Estaban hacinados como reses en los semirremolques de madera.

La mayoría buscaría trabajo en sembradíos de coca o café.

“Otros trabajan en minas de oro o de estaño en Choro Grande”.

O La Chojlla. O Mapiri. O Tipuani. O más al norte: Mayaya.

Dijo: “En la mina de San Luis me casé por primera vez”.

“¿Cuántas veces te casaste?”.

Dijo: “En San Luis sólo una vez”. El 60 por ciento de la población afroboliviana se encuentra en los Yungas de La Paz.

“¿En otros lugares?”.

Dijo: “Sólo cuenta la primera vez”.

Cruzamos el puente Santa Elena y nos desviamos, a la derecha, hacia la carretera de Mururata. Era un camino angosto de tierra rojiza y compacta, donde apenas cabía un coche mediano y en la radio oíamos una canción de Luis Miguel.

“Te voy a olvidar, palabra de honor. Paloma perdida, ya no puedo más. Te tengo que olvidar y te tengo que olvidar”.

“¿Qué te dijo?”, disminuyó la velocidad cuando ingresamos a un terreno escabroso.

“Volveré”.

“¿Como Terminator?”.

No tenía ganas de hablar.

Dije: “Más o menos”.

“¿Cómo que más o menos, cabrón?”.

Estábamos sudados. Y empolvados. Y teníamos sed.

Dije: “Parecía triste”.

“Tu padre volverá”.

Don Julio I es el cuarto rey afroboliviano de un linaje de esclavos africanos. Trabaja ocho horas diarias, como todo hombre que no tiene poder, en sus sembradíos de coca y café desde hace más de 50 años.

En 1992 fue entronizado por su pueblo y es una autoridad que no puede tomar decisiones políticas. En 2007, el Gobierno Municipal de La Paz volvió a coronarlo. Es el único rey de Sudamérica y tal vez un símbolo.

Pienso: “¿De nuestra historia de Bolivia?”.

Llegamos a la iglesia de Tocaña cerca de la segunda meseta del cerro. El cielo aún estaba nublado, y desde la iglesia se veían las casas de Coroico y La Asunta en los cerros de enfrente.

Mi padrino saludó a su amigo llamado Ruddy Mamani y me presentó como su sobrino reportero.

Mamani llevaba unas botas de cuero y un sombrero vaquero. Era un mulato gordo y recio, de mirada bovina. Le conté que recopilaba datos para un reportaje sobre el rey de los afrobolivianos. Me dijo: “Don Julio vive en Mururata, pero es difícil hacerlo hablar”.

En web oficial de la Casa Real Afroboliviana está escrito: “El origen de la Casa Real Afroboliviana se encuentra en el continente africano”. “Uchicho, de origen kikongo, era hijo de un rey de una tribu del Senegal”. “Fue traído a Bolivia hacia 1820 en uno de los últimos contingentes de esclavos”. “Terminaría trabajando en la Hacienda del Marqués de Pinedo, en la zona de Los Yungas, al norte del Departamento de La Paz”.

1. El kikongo o kongo es una lengua bantú (no es una tribu) que hablan los pobladores de la República Democrática del Congo, República del Congo y Angola. 2. Es probable que Uchicho no fuera del Senegal sino del Congo. 3. Los europeos alentaban guerras internas para cazar a las tribus diezmadas. 4. Quizá el padre de Uchicho murió en una batalla y su tribu fue capturada por un grupo de tratantes holandeses. 5. Los holandeses, que asolaban el África, vendían la mayor parte de los esclavos capturados a los españoles.

Estoy seguro de algo: Uchicho era un sobreviviente.

Lo subieron a un barco negrero, un cirujano examinó sus dientes y sus ojos. Lo marcaron con un hierro al rojo vivo, lo encadenaron del cuello, de los pies y las manos. Lo hacinaron en una litera, junto a otros esclavos.

Lo obligaron a mantenerse recostado hasta llegar a la isla de Goreé, que pertenecía al Senegal.

“Durante más de tres siglos fue un mercado de esclavos para aprovisionar de ellos a Estados Unidos, al Caribe, Brasil y Potosí”, escribe el historiador Juan Antonio Balcells.

De un grupo de 7 mil esclavos llegaban vivos 5 mil. El viaje desde Senegal a Cartagena de Indias duraba alrededor de 50 días. Los esclavos continuaban su viaje con destino a minas y plantaciones.

Desde Cartagena los embarcaban para Buenos Aires, Tucumán y Potosí.

“Van de seis en seis encadenados por argollas en los cuellos, unidos de dos en dos con argollas en los pies. Comen de 24 en 24 horas una escudilla de maíz o mijo crudo y un pequeño jarro de agua”, escribe el cronista de la Colonia, Alonso de Sandoval.

El mijo crudo sirve de comida para canarios.

El tráfico de esclavos duró tres siglos y medio. Hubo 35 mil viajes de barcos negreros oficializados en los registros, además de los que llegaron como contrabando. Entre 13 y 20 millones de esclavos ingresaron a todos los países de América.

Pocos sobrevivieron.

La iglesia de Tocaña era pequeña. En el techo había una cruz oxidada y debajo había unos nidos secos y abandonados. Detrás de la cruz había una torre con una campana pequeña en el centro, rodeada de un barandal de fierro. En la fachada colgaba una hilera de banderolas rojas y empolvadas.

También había un pasacalle donde estaba escrito: “TOCAÑA: CAPITAL DE LA SAYA”.

Tocaña está a 100 kilómetros de la ciudad de La Paz y en la segunda meseta de una montaña verde y húmeda.

Alrededor olía a aceite quemado y chicharrón.

“¿Y si bebemos?”.

“Tú no cambias”, dijo Mamani.

“Estoy más gordo”.

“Ahora soy cristiano”, dijo Mamani.

“Entonces primero bendecimos”.

Ignacio Pinedo de Mustafá, Marqués del Haro, compró a los esclavos negros que resistieron al frío y al mal de altura de Potosí. Los transportó a su hacienda de Mururata, en los Yungas. Los obligó a trabajar en plantaciones de coca y de café.

Los hizo bautizar con nombres cristianos, apostólicos y romanos.

Les dio su apellido.

“Existen distintos registros de transacciones de esclavos en la zona de Nor y Sud Yungas: en 1761 en la localidad de Irupana, en 1773, 1780, 1797 y 1798 en Chulumani, en Coroico en 1789 y en 1795 en la Hacienda Sienegani”, escribe el historiador Juan Angola Maconde.

Entre los esclavos estaba Uchicho. ilustración Santiago M. Luna / DGR-UCB

1. Mi padrino se emborrachó después de la segunda caja de cerveza. 2. Mamani cantó unas alabanzas cristianas. 3. Mi padrino cantó “Ahora te puedes marchar”, de Luis Miguel. 4. La esposa de Mamani llegó y nos echó de su casa. 5. Mi padrino gritó, a quien quisiera escucharlo, que su esposa también era cristiana y la engañó.

Dijo: “Dame las llaves”.

“Tú las tienes”.

Dijo: “No tengo nada, cabrón”.

6. Buscamos las llaves durante una hora, más o menos. 7. Mi padrino pateó el coche en el guardabarros y se encendió la alarma. 8. La esposa de Mamani nos ayudó a buscar las llaves con tal de que nos fuéramos. 9. Mamani quiso abrir la puerta del coche con un alambre que usaba como tendedero de ropa. 10. El alambre se quedó atascado en la puerta. 11. Mamani también pateó el coche y se volvió a encender la alarma. 12. Nos abrazamos y lloramos juntos, de rabia y de impotencia. 13. La esposa de Mamani dijo que podíamos quedarnos a dormir. 14. Mi padrino dijo que primero tenía un deber conmigo y caminamos hacia la carretera.

Es imposible comprobarlo: en la leyenda otros esclavos de la hacienda reconocieron al príncipe Uchicho cuando se bañaba en el río. El torso con tatuajes de ceniza. Los ojos con un fuego perpetuo.

Lo coronaron en secreto en 1832.

A Uchicho lo sucedió su hijo Bonifaz Pinedo.

A Bonifaz Pinedo lo sucedió José Pinedo.

A José Pinedo lo sucedió Bonifacio I.

Murió dos años después de que le otorgaran la libertad. Era 1954.

La primera Asamblea Constituyente de 1825 determinó la abolición de la esclavitud, pero nada cambió en la práctica. Otra aparente abolición de la esclavitud llegó con la reforma constitucional del 26 de octubre de 1851 durante el gobierno de Manuel Isidoro Belzú.

“Artículo 1.– Todo hombre nace libre en Bolivia: todo hombre recupera su libertad al pisar su territorio. La esclavitud no existe ni puede existir en él”.

Desde ese día los afrobolivianos cantan al inicio de sus coplas o sayas:

“Isidoro Belzu, bandera ganó,

Ganó la bandera del altar mayor”.

Los liberados seguían trabajando para sus patrones durante tres días a la semana, bajo la forma del servicio de pongo para los hombres y mitani para las mujeres. “Esta forma de neoesclavismo duró un siglo más y sólo terminó durante el gobierno de Víctor Paz

Estenssoro, a partir de la sanción del Decreto Ley N° 3464 del 2 de agosto de 1953, de Reforma Agraria”, escribe Juan Angola Maconde.

“Bajo el principio de que la tierra es de quien la trabaja personalmente, les fue otorgada la propiedad de una parcela de 2 a 3 hectáreas en promedio, en su carácter de ciudadanos libres”.

Pero la revolución del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) fracasó.

“Pasadas las primeras generaciones de la Reforma Agraria surgieron profundos desajustes económicos y sociales. La tierra distribuida en forma de minifundio, que en una primera instancia pudo sostener una familia, al momento de distribuirla a los hijos se volvió un recurso insuficiente”.

Los hombres libres eran otra vez esclavos en una especie de capitalismo decadente.

Don Julio I nació en 1941.

Lloviznaba cuando llegamos a Mururata. Lo hicimos a pie. Estábamos algo borrachos. Estábamos algo perdidos.

“¿Te dijo algo más?”.

“¿Quién?”.

Dijo: “Tu padre”.

Mururata es una población mestiza de casas pobres y sembradíos de coca y café.

“Nada más”.

Dijo: “¿Te puedo decir algo?”.

“No”.

Dijo: “Me pidió que te lo dijera”.

“No jodas”.

“Está enfermo”.

Último Censo del 2012:

En Bolivia hay 16.329 afros (8.785 hombres y 7.544 mujeres).

El 60 por ciento (9.797 personas) habita en el norte de La Paz. El 15 por ciento en Santa Cruz. El 10 por ciento en la ciudad de La Paz y el 7 por ciento en Cochabamba.

Don Julio representa a 16.329 afrobolivianos.

En la nueva Constitución Política del Estado (2009), en el artículo 32 se reconoce al pueblo afroboliviano.

“El pueblo afroboliviano goza, en todo lo que corresponda, de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales reconocidos en la Constitución para las naciones y pueblos indígena originario campesinos”.

Pero aún hay mucho por hacer.

Don Julio dijo, en una entrevista con BBC Mundo: “Ser rey es una inmensa responsabilidad porque tengo que trabajar muy duro para mi gente, mi pobre gente, y no tenemos recursos”.

Los afrobolivianos ven limitado su acceso a la educación pública y los servicios básicos.

“Cerca de las comunidades solo encuentran centros de primaria y deben abandonar a sus familias para continuar sus estudios”.

Don Julio I sale todas las madrugadas a trabajar en los sembradíos de coca y a veces gana dinero como albañil. Tiene 74 años y el cabello encanecido. Y los ojos tristes. Y la voz gruesa y áspera.

Guarda su corona y su capa en una caja de galletas. Doña Angélica Larrea, la esposa y reina, atiende un pequeño negocio al menudeo. En la puerta hay un cartel de cartón en el que está escrito a mano alzada: «Se venden helados».

Don Julio dice: “Voy a repetirte lo mismo que digo a otros periodistas”.

Lleva una polera celeste y raída de franjas blancas y horizontales y una gorra azul de camionero. No lleva zapatos y tiene las manos gruesas y callosas y con algunas cicatrices.

“No quisiera eso”.

Dice: “Entonces viniste en vano”.

Se lleva una mano al rostro y se lo frota con desgano y luego se limpia el sudor de la frente con un pañuelo que sacó del bolsillo trasero de su pantalón.

“¿Puedo sentarme un rato?”.

Dice: “Puedes protegerte de la lluvia, es lo poco que puedo ofrecer”.

En una de las paredes de la tienda hay un cartel del V Encuentro Nacional Afroboliviano, donde figura una imagen del rey Don Julio, coronado y con un pequeño cetro de madera. Al frente hay un televisor de diez pulgadas que recibe una señal pobre del canal estatal.

Dice: “¿Quién es el hombre que está en la plaza?”.

“Es mi padrino”.

Dice: “Deberías llamarlo”.

“Discutimos”.

En la otra pared hay un escudo: un sol rojo y grande, un barco negro, la sombra de un rey negro y una llama en relieve.

“¿Puedo hacerle una pregunta?”

Dice: “No estoy obligado a responder”.

“¿Amó a su padre sobre todas las cosas?”.

Enciende un cigarrillo Astoria y aspira el humo, lento y mustio. Luego lo bota poco a poco.

Dice, después de un rato: “Soy huérfano, mi abuelo me crió”.

“¿Pero lo amó?”.

Dice: “Lo único que te queda es amar u odiar en la necesidad. O la indiferencia”.

El padre de Don Julio I reinó apenas unos meses. Murió en un accidente de coche mientras viajaba a la ciudad de La Paz. A Don Julio lo crió su abuelo, Bonifacio Pinedo.

“Yo también soy huérfano”.

Dice: “En Bolivia todos somos huérfanos”.

Los objetivos de Don Julio como monarca son conseguir un centro de salud para el pueblo y más ayuda para la comunidad afroboliviana.

Dice: “Es mejor que regreses a tu tierra”.

“Me quitaron lo único que me pertenecía”.

Me da la espalda y se apoya en el marco de la puerta y mira hacia el horizonte lleno de cerros y de sombras: la noche empieza a tragarse las montañas y tal vez es la única bendición para la tierra y los hombres.

Dice: “La tierra que te pertenece es la tierra de tus muertos”.

Escampó.

El ruido de las cigarras y del bosque aumentaba al anochecer y unos niños descalzos correteaban en círculos en la plaza central que se caía a pedazos mientras unos hombres arreglaban un camión y discutían a gritos. O hablaban a gritos.

Pensé: “Es el verdadero símbolo de nuestra historia”.

“¿Pudiste entrevistarlo?”.

“No importa”.

“¿Pero pudiste hacerlo?”.

“¿Mi padre te dijo algo más?”.

Mi padrino se quedó en silencio y miró al suelo. Luego de un rato me abrazó con fuerza y me dijo que era mejor regresar. Yo dije que sí. Y ninguno sabía lo que iba a pasar, excepto que todos seguiríamos desamparados y haciéndonos cada día más viejos.

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