Ubicado en la mismisima ciudad de La Paz en el barrio de Achumani
A principios de 1900, La Paz exponía su pasado a cielo abierto. El paseo de El Prado, entonces Alameda, era un museo al aire libre donde la Alcaldía exponía las piezas arqueológicas prehispánicas que se habían encontrado hasta entonces en la ciudad en crecimiento, mientras se comenzaban a construir algunas de sus nuevas zonas, como Miraflores.
El historiador Carlos Gerl cuenta que en el museo, además de los restos arquelógicos, se podían observar algunos animales vivos y disecados, propios de la topografía paceña y de otros lugares. Afirma que si bien la muestra no era ampulosa evidenciaba que en el territorio que ocupaba la urbe paceña se habían desarrollado culturas anteriores a su fundación, en 1548, por los conquistadores españoles.
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Plato inca hallado en excavación en La Paz. |
Gerl añade que la comuna retiró la simbólica exposición, que se habría convertido en el primer museo de La Paz, obligada por el crecimiento urbano de la ciudad que sobrevino después de que se convirtió en la sede de Gobierno de Bolivia, a inicios del 1900, después de la Guerra Civil (1898-1899).
“Con el tiempo, El Prado se consolidó como un paseo peatonal, más que de recreación familiar, que era su característica, y el municipio tomó la decisión de retirar todo lo que había ahí expuesto”, afirma el historiador. De acuerdo con información municipal, esos primeros restos de la memoria de La Paz fueron a parar a los museos especializados con los que hoy se cuenta en la urbe.
Desde entonces el crecimiento de la ciudad no se ha detenido, derrumbando y enterrando los rastros que dejaron las culturas antiguas que habitaron La Paz. En el libro Mapas de áreas arquelógicas potenciales del valle de La Paz, publicado por la Alcaldía, se alerta sobre la acelerada urbanización que viene destruyendo importantes yacimientos de restos arqueológicos de más de 3.000 años de antigüedad, que se encuentran en la mayoría de la zonas paceñas, sin ser sometidos a estudios científicos.
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Olla inca encontrada en Anco Anco. |
“Muchos contextos arqueológicos no estudiados yacen bajo calles, parques, viviendas y otras edificaciones”, afirma el texto trabajado por los arqueólogos Carlos Lémuz y Karina Aranda y otros expertos. La obra plantea que los hallazgos realizados hasta ahora son evidencia de que en La Paz se encuentran importantes sitios arqueológicos.
El libro Mapa de áreas arqueológicas potenciales del valle de La Paz revela la gran riqueza arqueológica de la sede de Gobierno. Se trata de una compilación de investigaciones realizadas desde los años 30 del siglo pasado, en la que se identifica que las zonas de Llojeta, Guitarrani en Miraflores, Anco Anco y Tembladerani (Sopocachi alto) y a Villa Pabón, Chasquipampa, Ovejuyo, Achumani y Pampahasi, Pura Pura, el morro de Santa Bárbara la calle Jaén como sitios arqueológicos prehispánicos de filiación Tiwanacota.
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Aríbalo inca, encontrado en Villa Pabón. |
En esos lugares se encontraron vasijas (enteras y restos de éstas), platos, ollas y otros enseres. También se hallaron herramientas líticas, como morteros de piedra, palas, puntas de proyectil, además de construcciones, como torres funerarias, terrazas agrícolas y canales de riego, que hablan de la actividad que tuvieron los antiguos habitantes de Chuquiago.
En el texto se señala que el arqueólogo Carlos Ponce, quien descubrió el monolito Ponce, sostenía que Miraflores, sobre todo la actual avenida Busch, fue un asentamiento tiwanacota muy importante, donde presumiblemente se encontraba enterrado un templo.
Siguiendo la avenida Busch, en Guitarrani, se hallaron torres funerarias, conocidas como chullpas, mientras que en Chuquiaguillo se halló cerámica fragmentada estilo incaico posiblemente utilizada para el lavado de oro en el río Orkojawira. Gran parte de estos descubrimientos se realizó durante la construcción de viviendas y aperturas de calles. En 2015, mientras se realizaban las excavaciones para la construcción de la línea blanca del teleférico, se encontraron restos tiwanacotas anteriores a la era cristiana.
Al igual que Miraflores, en otras zonas más, donde la urbanización avanza desmesuradamente, la memoria de La Paz es enterrada.
Hallazgos arquelógicos desde 1940
1941 Entierro colectivo en el morro de Santa Bárbara. Restos óseos de unos 20 cadáveres en posición flexionada. El arqueólogo Maks Portugal estableció que se trataba de una estructura de la cultura aymara.
1945 Tres tupus (adornos) de plata fueron hallados en Pura Pura mientras se cavaban para los cimientos de una casa. No se concretó una investigación arqueológica.
1952 Descubren restos óseos y piezas cerámicas de origen tiwanacota en Miraflores. En Villa la Merced se descubrió una tumba incaica.
1954 Yacimientos arqueológicos en Anco Anco.
1981 En Pampahasi se encontraron restos de un asentamiento poblacional tiwanacota: terrazas de cultivo y entierros.
1995 Trabajos de COTEL cerca del monumento Busch recuperaron importantes piezas arqueológicas.
2002 En la avenida Busch se halló un entierro tiwanacota. En la remodelación del monumento se encontraron cerámicas y artefactos líticos.
2015 Mi Teleférico encuentra restos arqueológicos anteriores a la era cristiana.
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La torre de Kellumani en el año 2000. Aún se mantenía en pie aunque
desprotegida. |
Con datos del periodico Página Siete
http://www.paginasiete.bo/gente/2018/4/1/el-crecimiento-urbano-entierra-la-memoria-de-la-paz-175045.html