Obra realizada a base de bronce fundido en 1999; se desconoce su autor. Se encuentra en una jardinera entre la avenida Argentina y la calle Rosendo Villalobos de la zona de Miraflores.
El busto que rinde homenaje a Melvin Jones (1879-1961), filántropo fundador del Club de Leones a nivel internacional, fue obsequiado al municipio por el Club de Leones Kantuta (fundado el 21 de octubre de 1999 en La Paz). La Alcaldía concedió el espacio público y se encargó del emplazamiento del busto en el lugar donde actualmente se encuentra. Fue develado en acto público el 16 de enero del año 2000, con la asistencia de autoridades municipales, personajes destacados del ámbito cívico paceño y del mencionado club.
Para saber mas puede acceder
https://es.wikipedia.org/wiki/Melvin_Jones
Homenaje a la ciudad de La Paz Bolivia y al Bicentenario de su grito libertario. Guia turistica del departamento de La Paz. Destinos turisticos de La Paz Bolivia
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Recetas de cocina Barras de mani
Tambien conocidas como tabletas de mani
Las típicas tablillas de maní podrían fácilmente pasar por barras que comercializan grandes marcas. Y no están lejos, solo que estas aún mantienen su forma tradicional de elaborarse, y quizá a ello se deba su sabor irresistible.
Ingredientes:
Preparación:
Picar el empanizao, agrega este ingrediente a una olla con un poco de agua y al fuego lento. Momento después agrega el azúcar y deja en el fuego hasta que se derrita. Una vez que esté derretido, para saber si está en su punto, con una cuchara saque un poco y deje caer en un recipiente con agua.
Al momento palpe un poco de la preparación que vertió y si está dura, quiere decir que está en su punto. Si es así, saque la olla un momento del fuego como cinco minutos. Después vuelva a poner la olla y agregue el maní poco a poco, sin dejar de batir. Cuando adquiera cierto espesor, puede poner en cualquier molde, que no sea de plástico, mejor si es de madera y dejar reposar hasta que seque.
Después de este paso ya están listos para ser degustado.
Las típicas tablillas de maní podrían fácilmente pasar por barras que comercializan grandes marcas. Y no están lejos, solo que estas aún mantienen su forma tradicional de elaborarse, y quizá a ello se deba su sabor irresistible.
Ingredientes:
- 1/2 medio kilo de maní
- 2 kilos de empanizao para hacer tablillas (azucarado)
- 3/4 taza de azúcar
- Agua
Preparación:
Picar el empanizao, agrega este ingrediente a una olla con un poco de agua y al fuego lento. Momento después agrega el azúcar y deja en el fuego hasta que se derrita. Una vez que esté derretido, para saber si está en su punto, con una cuchara saque un poco y deje caer en un recipiente con agua.
Al momento palpe un poco de la preparación que vertió y si está dura, quiere decir que está en su punto. Si es así, saque la olla un momento del fuego como cinco minutos. Después vuelva a poner la olla y agregue el maní poco a poco, sin dejar de batir. Cuando adquiera cierto espesor, puede poner en cualquier molde, que no sea de plástico, mejor si es de madera y dejar reposar hasta que seque.
Después de este paso ya están listos para ser degustado.
Destinos turisticos Montaña Huayna Potosi
DOCUMENTAL CLIMBING HUAYNA POTOSÍ
Documental elaborado por la Secretaria Departamental de Turismo y Culturas del Gobierno Autónomo Departamental de La Paz, escalando el nevado del Huayna Potosí
Nevado Huayna Potosi
El Nevado de Huayna Potosí, se encuentra enclavado en una de las cadenas más importantes de los Andes Orientales de Bolivia conocida como Cordillera Real. Su nombre deriva del idioma aymara que significa “Joven Potosí”, con la forma de una imponente pirámide de hielo con tres caras. Este macizo tiene dos cumbres elevadas, la primera ubicada al norte con una altura de 6.088 m.s.n.m. y la del sur a 5.920 m.s.n.m. Para acceder a este majestuoso conjunto de roca, hielo y nieve es necesario partir desde la Ciudad de La Paz distante a 52 kilómetros con dirección a la Población de Zongo, continuar por el desvío hacia la mina Milluni y la represa de Zongo hasta llegar a la base del nevado y el Refugio Huayna Potosí. Desde este punto se inicia el ascenso hacia sus cumbres. Entre las rutas más conocidas se tienen las vías normales sobre las caras del nevado este, norte y sur denominada “ruta de los franceses”, la cara oeste, vía de Lyon y la vía del triángulo.
La historia de los ascensos a este nevado se remonta a 1877 y 1898, época en la cual se llevaron a cabo los primeros intentos de alcanzar su cumbre. El primer ascenso exitoso a su cima fué realizado el año 1919 por los alemanes Rudolf Dienst y O. Lohse. A partir de 1950, este nevado junto a los macizos Condoriri, IlIampu e IIlimani ha sido objeto de masivas incursiones de montañistas extranjeros, deportistas aficionados y jóvenes aventureros, convirtiéndose en una de las cumbres más codiciadas por los escaladores de la Cordillera Real. La mejor temporada para su visita es durante los meses de mayo hasta octubre; es recomendable tomar los servicios de una agencia operadora especializada en turismo de montaña. Recomendaciones Chompa tipo polar, gorra, guantes y sobre guantes, lentes de glaciar, zapatos doble cuero, ropa interior anti-transpirante y caliente.
¿Como llegar ?
Partida Llegada Distancia(aprox)
La Paz El Alto 13 km.
El Alto Planta de Zongo 30 km.
Planta de Zongo Nevado Huayna Potosi 9 km.
Para saber mas puede leer
Documental elaborado por la Secretaria Departamental de Turismo y Culturas del Gobierno Autónomo Departamental de La Paz, escalando el nevado del Huayna Potosí
Nevado Huayna Potosi
El Nevado de Huayna Potosí, se encuentra enclavado en una de las cadenas más importantes de los Andes Orientales de Bolivia conocida como Cordillera Real. Su nombre deriva del idioma aymara que significa “Joven Potosí”, con la forma de una imponente pirámide de hielo con tres caras. Este macizo tiene dos cumbres elevadas, la primera ubicada al norte con una altura de 6.088 m.s.n.m. y la del sur a 5.920 m.s.n.m. Para acceder a este majestuoso conjunto de roca, hielo y nieve es necesario partir desde la Ciudad de La Paz distante a 52 kilómetros con dirección a la Población de Zongo, continuar por el desvío hacia la mina Milluni y la represa de Zongo hasta llegar a la base del nevado y el Refugio Huayna Potosí. Desde este punto se inicia el ascenso hacia sus cumbres. Entre las rutas más conocidas se tienen las vías normales sobre las caras del nevado este, norte y sur denominada “ruta de los franceses”, la cara oeste, vía de Lyon y la vía del triángulo.
La historia de los ascensos a este nevado se remonta a 1877 y 1898, época en la cual se llevaron a cabo los primeros intentos de alcanzar su cumbre. El primer ascenso exitoso a su cima fué realizado el año 1919 por los alemanes Rudolf Dienst y O. Lohse. A partir de 1950, este nevado junto a los macizos Condoriri, IlIampu e IIlimani ha sido objeto de masivas incursiones de montañistas extranjeros, deportistas aficionados y jóvenes aventureros, convirtiéndose en una de las cumbres más codiciadas por los escaladores de la Cordillera Real. La mejor temporada para su visita es durante los meses de mayo hasta octubre; es recomendable tomar los servicios de una agencia operadora especializada en turismo de montaña. Recomendaciones Chompa tipo polar, gorra, guantes y sobre guantes, lentes de glaciar, zapatos doble cuero, ropa interior anti-transpirante y caliente.
¿Como llegar ?
Partida Llegada Distancia(aprox)
La Paz El Alto 13 km.
El Alto Planta de Zongo 30 km.
Planta de Zongo Nevado Huayna Potosi 9 km.
Para saber mas puede leer
https://es.wikipedia.org/wiki/Huayna_Potos%C3%AD
Una cruzada para levantar “maldición” a revolucionarios de 1809 llega al Papa
Nota de prensa que salio publicada en el periodico Página Siete el día domingo 8 de Julio de 2018 en las páginas 22 y 23
Días después de la Revolución del 16 de julio de 1809, un obispo lanzó la excomunión contra los patriotas hasta su séptima generación. “¡Demonios!, ¡malditos!”, les gritaban mientras los perseguían. Sus descendientes no se sienten afectados por la “maldición”, pero quieren que se levante.
Ivone Juárez / La Paz
“¡Demonios!, ¡malditos!, ¡endemoniados!”, eran los gritos de quienes perseguían a los revolucionarios del 16 de julio de 1809, sobre todo a los que huyeron de la persecución españolas hasta la zona de los Yungas.
A los patriotas liderados por Pedro Domingo Murillo, que se levantaron contra la corona española e instalaron un nuevo gobierno en La Paz, no sólo los perseguía la muerte y la miseria -porque fueron despojados de todos sus bienes-, sino también la maldición” de la excomunión lanzada en tres oportunidades, entre el 26 de septiembre y 5 de octubre de 1809, por el obispo de La Paz Remigio La Santa y Ortega.
Los descendientes de los patriotas que se levantaron el 16 de julio de 1809. Se trataba de una invocación a la “espada de San Pedro para destrozar a los alzados”, sus familias, hasta la séptima generación, que fue hecha pública en la ciudad para disuadir a los rebeldes.
Esta “maldición” o anatema significaba que los revolucionarios y sus descendientes no podían recibir los sacramentos, como el bautizo, el matrimonio, los santos óleos antes de morir, ni ser enterrados en los cementerios, que estaban en los atrios de los templos.
El 27 de septiembre de 1809, desde Yrupaya (sic), el obispo La Santa emitió el primer edicto que declaraba a los rebeldes “malditos del Eterno Padre, del hijo y del Espíritu Santo”.
“Mandamos a todos los fieles Cristianos, les nieguen todo auxilio, favor y ayuda; que no les comuniquen ni traten (...) negándoles el habla enteramente”, decía el primer documento que condenaba a la excomunión a los que entonces eran llamados “alzados”.
Juan Reyes Aramayo y Genoveva Loza recopilaron estos edictos del obispo La Santa y Ortega en el libro Los hechos del primer grito libertario en la América Hispana en inicio de la Guerra de la Independencia (2004) con el afán de iniciar una cruzada ante el Vaticano para que la excomunión sea levantada, como una reivindicación a la memoria de los revolucionarios.
Su última acción fue enviar una carta abierta al Papa Francisco para que levante ésta, que fue una especie de “maldición” para los héroes de la Revolución del 16 de julio con el objetivo de disminuirlos.
El argumento de Reyes y de Loza, esgrimido en la carta a Francisco, es que la excomunión “se aplicó sin cumplir ninguna de las disposiciones del Concilio de Trento, del Código Canónico, como ser admoniciones, citaciones, procedimientos, plazos, procesos, etcétera”. En 2006, estos investigadores hicieron su primer pedido, que aseguran llegó hasta el Vaticano.
“La excomunión no se hizo efectiva con los descendientes de los revolucionarios, pero pedimos que se levante como una justa reivindicación a la memoria de nuestros héroes, que sólo lucharon por nuestra libertad”, dice Juan Reyes.
Los restos de los héroes de la Revolución del 16 de julio de 1809, en el templo de San Francisco. Perseguidos por la “espada de San Pedro”
Después del 5 de octubre, cuando el obispo La Santa y Ortega lanza el primer edicto de excomunión contra Pedro Domingo Murillo, Juan Pedro Indaburo, Juan Bautista Sagárnaga, Mariano Graneros, Pedro José Indaburo y otros revolucionarios, entre los que también figuraban sacerdotes -como se lee en el edicto-, la situación de éstos, que en su gran mayoría habían huido a los Yungas de La Paz, fue devastadora. Fueron perseguidos por ejércitos de indígenas comandados por religiosos católicos, que usaban la “excomunión como una espada”.
“La excomunión fue el factor principal para el descalabro del movimiento patriota”, dice el general en retiro Luis Sánchez, quien prepara una saga de tres novelas históricas relacionadas con la Revolución del 16 de julio de 1809.
“Con la autoridad de Dios Omnipotente (…) excomulgamos y entregamos a Satanás a los cabezas de alzamiento que se nombrarán con claridad y distinción (…) los declaramos malditos del Eterno Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, sentenciaba el edicto que sirvió para despertar el terror en la población paceña católica.
En uno de los apartados de su trabajo, Luis Sánchez recupera la carta de uno de los revolucionarios, Arnaldo, quien junto a Lanza y otros llegó hasta Huancané, huyendo de la persecución, y se refiere al efecto que provocó la excomunión.
“Estoy bien gracias al Creador (...) Lanza ha reunido más de 5.000 hombres y estamos sitiando a los ensotanados de Irupana desde el día 14 (…) El obispo y sus frailes, casi todos los párrocos de la región, han organizando batallones de 600 a 800 hombres, para combatirnos. Los curas requisan casa por casa repartiendo bendiciones e indulgencias, a tiempo de esgrimir la excomunión como si fuera espada. Están convenciendo a la gente”, escribió Arnaldo.
En el trabajo de Sánchez también se lee que los revolucionarios que huían de Chicaloma, donde también fueron perseguiros por los batallones dirigidos por los religiosos, mientras iban en dirección al río Solacama, escuchaban “¡Malditoooos!... ¡Demonioooos!... los gritos que provienen de las alturas (...) acoso permanente de los indios fanatizados por los curas”.
Sánchez aclara en su investigación que la excomunión lanzada por el obispo Remigio La Santa y Ortega fue ilegal porque no consideraba disposiciones papales que anulaban la posibilidad de aplicar este castigo en casos políticos, como se trató la Revolución del 16 de julio de 1809.
“Así habría sido interpretado por monseñor La Santa en 1809 para el caso de la rebelión de los paceños contra la autoridad real, sin considerar que disposiciones papales posteriores anulaban esa posibilidad de lucha religioso -política”, se lee en su trabajo.
Sin embargo, los descendientes de los revolucionarios de 1809 piden que el Vaticano levante esa excomunión. “Es como enmendar un agravio de la Iglesia contra unas personas cuyo único error fue querer ser libres. Nos maldijeron porque nuestros antepasados soñaron con la libertad”, dice Carlos Gerl, descendiente del protomártir Pedro Domingo Murillo.
Su madre, Betty Pardo, hija de Dora Guitérrez Crespo, nieta de Murillo, asegura que la excomunión nunca se cumplió con su familia ni con sus antepasados, porque la Iglesia Católica jamás les negó ningún sacramento. “He vivido feliz toda mi vida, esa excomunión nunca representó nada porque fue sólo un acto de rebeldía del obispo La Santa”, afirma. Sin embargo, también considera que es de justicia que la Iglesia levante la “maldición” que el obispo La Santa y Ortega lanzó en 1809 contra los héroes a los que La Paz les debe 209 años de libertad.
Un cuadro sobre la ejecución de Pedro Domingo Murillo. El obispo “castigó” a la Virgen del Carmen
El levantamiento del 16 de julio del 1809 contra la corona española despertó del tal manera la ira del obispo de La Paz Remigio La Santa y Ortega, que éste no dudó incluso en excomulgar y “castigar” la imagen de la Virgen del Carmen, cuya celebración fue aprovechada por los patriotas paceños para iniciar su revuelta.
“El obispo castigó y excomulgó la imagen de la Virgen del Carmen que sacaron en procesión el 16 de julio de 1809. Él, en persona, la castigó, la encerró en una cripta del templo de San Agustín”, afirma el historiador Carlos Gerl.
El investigador añade que se cuenta que La Santa y Ortega al intentar arrancarle la corona a la imagen, incluso le sacó el peluquín. “La Virgen quedó calva”, afirma Gerl.
De acuerdo con el investigador Juan Reyes, durante la Revolución de julio, el obispo La Santa y Ortega fue exiliado a Río Abajo, pero huyó hasta Irupana, Yungas, donde organizó a los religiosos e indígenas en ejércitos para perseguir y acabar con los “alzados”. “Les da cargos militares a los curas y organiza ejércitos. Pide municiones a Cochabamba y se parapeta en Irupana”, afirma Reyes.
Hasta Yungas huyeron los protomártires, donde muchos encontraron la muerte en manos de los ejércitos organizados por el obispo La Santa y Ortega.
Días después de la Revolución del 16 de julio de 1809, un obispo lanzó la excomunión contra los patriotas hasta su séptima generación. “¡Demonios!, ¡malditos!”, les gritaban mientras los perseguían. Sus descendientes no se sienten afectados por la “maldición”, pero quieren que se levante.
Ivone Juárez / La Paz
“¡Demonios!, ¡malditos!, ¡endemoniados!”, eran los gritos de quienes perseguían a los revolucionarios del 16 de julio de 1809, sobre todo a los que huyeron de la persecución españolas hasta la zona de los Yungas.
Los descendientes de los patriotas que se levantaron el 16 de Julio de 1809 |
A los patriotas liderados por Pedro Domingo Murillo, que se levantaron contra la corona española e instalaron un nuevo gobierno en La Paz, no sólo los perseguía la muerte y la miseria -porque fueron despojados de todos sus bienes-, sino también la maldición” de la excomunión lanzada en tres oportunidades, entre el 26 de septiembre y 5 de octubre de 1809, por el obispo de La Paz Remigio La Santa y Ortega.
Los descendientes de los patriotas que se levantaron el 16 de julio de 1809. Se trataba de una invocación a la “espada de San Pedro para destrozar a los alzados”, sus familias, hasta la séptima generación, que fue hecha pública en la ciudad para disuadir a los rebeldes.
Esta “maldición” o anatema significaba que los revolucionarios y sus descendientes no podían recibir los sacramentos, como el bautizo, el matrimonio, los santos óleos antes de morir, ni ser enterrados en los cementerios, que estaban en los atrios de los templos.
El 27 de septiembre de 1809, desde Yrupaya (sic), el obispo La Santa emitió el primer edicto que declaraba a los rebeldes “malditos del Eterno Padre, del hijo y del Espíritu Santo”.
“Mandamos a todos los fieles Cristianos, les nieguen todo auxilio, favor y ayuda; que no les comuniquen ni traten (...) negándoles el habla enteramente”, decía el primer documento que condenaba a la excomunión a los que entonces eran llamados “alzados”.
Juan Reyes Aramayo y Genoveva Loza recopilaron estos edictos del obispo La Santa y Ortega en el libro Los hechos del primer grito libertario en la América Hispana en inicio de la Guerra de la Independencia (2004) con el afán de iniciar una cruzada ante el Vaticano para que la excomunión sea levantada, como una reivindicación a la memoria de los revolucionarios.
Su última acción fue enviar una carta abierta al Papa Francisco para que levante ésta, que fue una especie de “maldición” para los héroes de la Revolución del 16 de julio con el objetivo de disminuirlos.
El argumento de Reyes y de Loza, esgrimido en la carta a Francisco, es que la excomunión “se aplicó sin cumplir ninguna de las disposiciones del Concilio de Trento, del Código Canónico, como ser admoniciones, citaciones, procedimientos, plazos, procesos, etcétera”. En 2006, estos investigadores hicieron su primer pedido, que aseguran llegó hasta el Vaticano.
“La excomunión no se hizo efectiva con los descendientes de los revolucionarios, pero pedimos que se levante como una justa reivindicación a la memoria de nuestros héroes, que sólo lucharon por nuestra libertad”, dice Juan Reyes.
Los restos de los héroes de la Revolución del 16 de julio de 1809, en el templo de San Francisco. Perseguidos por la “espada de San Pedro”
Un cuadro sobre la ejecución de pedro Domingo Murillo |
“La excomunión fue el factor principal para el descalabro del movimiento patriota”, dice el general en retiro Luis Sánchez, quien prepara una saga de tres novelas históricas relacionadas con la Revolución del 16 de julio de 1809.
“Con la autoridad de Dios Omnipotente (…) excomulgamos y entregamos a Satanás a los cabezas de alzamiento que se nombrarán con claridad y distinción (…) los declaramos malditos del Eterno Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, sentenciaba el edicto que sirvió para despertar el terror en la población paceña católica.
En uno de los apartados de su trabajo, Luis Sánchez recupera la carta de uno de los revolucionarios, Arnaldo, quien junto a Lanza y otros llegó hasta Huancané, huyendo de la persecución, y se refiere al efecto que provocó la excomunión.
“Estoy bien gracias al Creador (...) Lanza ha reunido más de 5.000 hombres y estamos sitiando a los ensotanados de Irupana desde el día 14 (…) El obispo y sus frailes, casi todos los párrocos de la región, han organizando batallones de 600 a 800 hombres, para combatirnos. Los curas requisan casa por casa repartiendo bendiciones e indulgencias, a tiempo de esgrimir la excomunión como si fuera espada. Están convenciendo a la gente”, escribió Arnaldo.
En el trabajo de Sánchez también se lee que los revolucionarios que huían de Chicaloma, donde también fueron perseguiros por los batallones dirigidos por los religiosos, mientras iban en dirección al río Solacama, escuchaban “¡Malditoooos!... ¡Demonioooos!... los gritos que provienen de las alturas (...) acoso permanente de los indios fanatizados por los curas”.
Sánchez aclara en su investigación que la excomunión lanzada por el obispo Remigio La Santa y Ortega fue ilegal porque no consideraba disposiciones papales que anulaban la posibilidad de aplicar este castigo en casos políticos, como se trató la Revolución del 16 de julio de 1809.
“Así habría sido interpretado por monseñor La Santa en 1809 para el caso de la rebelión de los paceños contra la autoridad real, sin considerar que disposiciones papales posteriores anulaban esa posibilidad de lucha religioso -política”, se lee en su trabajo.
Sin embargo, los descendientes de los revolucionarios de 1809 piden que el Vaticano levante esa excomunión. “Es como enmendar un agravio de la Iglesia contra unas personas cuyo único error fue querer ser libres. Nos maldijeron porque nuestros antepasados soñaron con la libertad”, dice Carlos Gerl, descendiente del protomártir Pedro Domingo Murillo.
Su madre, Betty Pardo, hija de Dora Guitérrez Crespo, nieta de Murillo, asegura que la excomunión nunca se cumplió con su familia ni con sus antepasados, porque la Iglesia Católica jamás les negó ningún sacramento. “He vivido feliz toda mi vida, esa excomunión nunca representó nada porque fue sólo un acto de rebeldía del obispo La Santa”, afirma. Sin embargo, también considera que es de justicia que la Iglesia levante la “maldición” que el obispo La Santa y Ortega lanzó en 1809 contra los héroes a los que La Paz les debe 209 años de libertad.
Un cuadro sobre la ejecución de Pedro Domingo Murillo. El obispo “castigó” a la Virgen del Carmen
El levantamiento del 16 de julio del 1809 contra la corona española despertó del tal manera la ira del obispo de La Paz Remigio La Santa y Ortega, que éste no dudó incluso en excomulgar y “castigar” la imagen de la Virgen del Carmen, cuya celebración fue aprovechada por los patriotas paceños para iniciar su revuelta.
“El obispo castigó y excomulgó la imagen de la Virgen del Carmen que sacaron en procesión el 16 de julio de 1809. Él, en persona, la castigó, la encerró en una cripta del templo de San Agustín”, afirma el historiador Carlos Gerl.
El investigador añade que se cuenta que La Santa y Ortega al intentar arrancarle la corona a la imagen, incluso le sacó el peluquín. “La Virgen quedó calva”, afirma Gerl.
De acuerdo con el investigador Juan Reyes, durante la Revolución de julio, el obispo La Santa y Ortega fue exiliado a Río Abajo, pero huyó hasta Irupana, Yungas, donde organizó a los religiosos e indígenas en ejércitos para perseguir y acabar con los “alzados”. “Les da cargos militares a los curas y organiza ejércitos. Pide municiones a Cochabamba y se parapeta en Irupana”, afirma Reyes.
Hasta Yungas huyeron los protomártires, donde muchos encontraron la muerte en manos de los ejércitos organizados por el obispo La Santa y Ortega.
Lista de alcaldes de La Paz
Esta es la lista de alcaldes que tuvo la ciudad de La Paz hasta la hecha, tambien podriamos llamar la historia de la alcaldia de La Paz o historia de la alcaldia paceña
La Paz/AMN.- El germen de la institucionalidad del cargo de Alcalde como ejecutivo de la administración municipal se estableció en 1839 con una función dual como presidente del Concejo Municipal a la vez, esta figura cambió en 1950. Desde Ruiz de Sorzano a Revilla son 134 burgomaestres que pasaron por la silla edil. Poco después de la consolidación de la Independencia de la República de Bolivia, el cargo de Alcalde o presidente de la Municipalidad era designado por el Gobierno central.
En la cuarta Constitución Política del Estado de 1839 se establecía la conformación de los Concejos Municipales, en la progresión de los gobiernos posteriores este régimen salió del marco jurídico nacional pero fue restituido el 1 de marzo de 1849.
La consolidación de las Municipalidades como institución quedó reforzada con la vigencia de la Ley Orgánica de Municipalidades de 1887. En lo venidero esta normativa sería objeto de modificaciones hasta la actual ley supletoria de Gobiernos Autónomos Municipales y el giro hacia las autonomías subnacionales, con la vigencia de las cartas orgánicas.
El primer alcalde, que podría considerase como tal, que tuvo la aldea paceña fue don Juan de Vargas, quien fue designado por el fundador, Capitán Alonzo de Mendoza, según reseña el libro “Síntesis Históricas de la Municipalidad de La Paz y de los Amigos de la Ciudad”.
Gestión
Luego de Juan de Vargas la administración local estuvo en manos de los gobernadores e intendentes. En lo posterior alcanzó la preeminencia don Juan Sánchez Lima por las obras que concluyó, por ejemplo: el puente de la calle Loayza que se construyó para unir el caserío indígena de San Pedro con la Plaza Mayor, hoy Murillo. El paseo de la Alameda, hoy el Prado, donde se pusieron muchos árboles de álamo, varios sauces y pinos.
Durante el periodo de la revolución asumió la administración la Junta Tuitiva, encabezada por Pedro Domingo Murillo, menciona el texto referido.
Mientras duró la Guerra de la Independencia del Alto Perú no hubo administración comunal.
Juan Ruiz de Sorzano fue elegido como presidente del Concejo Municipal en 1839 por el Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana, debía desempeñar el cargo de ejecutivo de la Municipalidad.
El régimen del cargo designado cambió en 1950, cuando Eduardo Sáenz García fue electo en los primeros comicios municipales, con 12 concejales, todo bajo el gobierno de Enrique Hertzog.
La línea histórica de burgomaestres transcurrió con la consolidación de la institucionalidad, un hito importante es la construcción de la sede administrativa de la comuna, el Palacio Consistorial.
El edificio de la Alcaldía fue construido en 1923, en la gestión de Daniel Sánchez Bustamante. El palacio municipal fue diseñado por el arquitecto Emilio Villanueva, con un estilo renacentista, se edificó sobre lo que era conocido el mercado “Recoba”.
Según el recuento histórico que hizo la AMN, son 134 nombres en la presidencia de la Municipalidad y alcaldes que hicieron gestión, con base en datos del libro “Síntesis Históricas de la Municipalidad de La Paz y de Los Amigos de la Ciudad” e “Historia de la Municipalidad de La Paz” de Rolando Costa Ardúz.
Testimonio
Mario Colque es trabajador municipal por 53 años, es testimonio viviente de muchas gestiones. Él destaca a muchos alcaldes pero sobre todo considera como referentes de trabajo a Armando Escobar Uría, Juan del Granado y Luis Revilla.
“Todos han trabajado de alguna manera, desde Armando Escobar Uría, que ese tiempo tenia harto trabajo porque las calles no estaban empedradas, tenía obreros en todo lado en las calles, tenía pavimentos y alcantarillados”, mencionó Colque.
El funcionario considera a la gestión de Juan del Granado como una de las más eficientes puesto que se abocó a las obras. “Revilla también ha trabajado en diez años, nos ha mostrado su trabajo”, agregó.
Colque comentó que en la década de 1990 los gestiones ediles fueron perjudicadas por el cuoteo de autoridades, puesto que los cargos duraban entre uno y dos años.
Por otro lado, recordó que durante los 18 años de dictadura vio como los alcaldes eran designados desde Palacio de Gobierno.
La Paz/AMN.- El germen de la institucionalidad del cargo de Alcalde como ejecutivo de la administración municipal se estableció en 1839 con una función dual como presidente del Concejo Municipal a la vez, esta figura cambió en 1950. Desde Ruiz de Sorzano a Revilla son 134 burgomaestres que pasaron por la silla edil. Poco después de la consolidación de la Independencia de la República de Bolivia, el cargo de Alcalde o presidente de la Municipalidad era designado por el Gobierno central.
En la cuarta Constitución Política del Estado de 1839 se establecía la conformación de los Concejos Municipales, en la progresión de los gobiernos posteriores este régimen salió del marco jurídico nacional pero fue restituido el 1 de marzo de 1849.
La consolidación de las Municipalidades como institución quedó reforzada con la vigencia de la Ley Orgánica de Municipalidades de 1887. En lo venidero esta normativa sería objeto de modificaciones hasta la actual ley supletoria de Gobiernos Autónomos Municipales y el giro hacia las autonomías subnacionales, con la vigencia de las cartas orgánicas.
El primer alcalde, que podría considerase como tal, que tuvo la aldea paceña fue don Juan de Vargas, quien fue designado por el fundador, Capitán Alonzo de Mendoza, según reseña el libro “Síntesis Históricas de la Municipalidad de La Paz y de los Amigos de la Ciudad”.
Gestión
Luego de Juan de Vargas la administración local estuvo en manos de los gobernadores e intendentes. En lo posterior alcanzó la preeminencia don Juan Sánchez Lima por las obras que concluyó, por ejemplo: el puente de la calle Loayza que se construyó para unir el caserío indígena de San Pedro con la Plaza Mayor, hoy Murillo. El paseo de la Alameda, hoy el Prado, donde se pusieron muchos árboles de álamo, varios sauces y pinos.
Durante el periodo de la revolución asumió la administración la Junta Tuitiva, encabezada por Pedro Domingo Murillo, menciona el texto referido.
Mientras duró la Guerra de la Independencia del Alto Perú no hubo administración comunal.
Juan Ruiz de Sorzano fue elegido como presidente del Concejo Municipal en 1839 por el Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana, debía desempeñar el cargo de ejecutivo de la Municipalidad.
El régimen del cargo designado cambió en 1950, cuando Eduardo Sáenz García fue electo en los primeros comicios municipales, con 12 concejales, todo bajo el gobierno de Enrique Hertzog.
La línea histórica de burgomaestres transcurrió con la consolidación de la institucionalidad, un hito importante es la construcción de la sede administrativa de la comuna, el Palacio Consistorial.
El edificio de la Alcaldía fue construido en 1923, en la gestión de Daniel Sánchez Bustamante. El palacio municipal fue diseñado por el arquitecto Emilio Villanueva, con un estilo renacentista, se edificó sobre lo que era conocido el mercado “Recoba”.
Según el recuento histórico que hizo la AMN, son 134 nombres en la presidencia de la Municipalidad y alcaldes que hicieron gestión, con base en datos del libro “Síntesis Históricas de la Municipalidad de La Paz y de Los Amigos de la Ciudad” e “Historia de la Municipalidad de La Paz” de Rolando Costa Ardúz.
Testimonio
Mario Colque es trabajador municipal por 53 años, es testimonio viviente de muchas gestiones. Él destaca a muchos alcaldes pero sobre todo considera como referentes de trabajo a Armando Escobar Uría, Juan del Granado y Luis Revilla.
“Todos han trabajado de alguna manera, desde Armando Escobar Uría, que ese tiempo tenia harto trabajo porque las calles no estaban empedradas, tenía obreros en todo lado en las calles, tenía pavimentos y alcantarillados”, mencionó Colque.
El funcionario considera a la gestión de Juan del Granado como una de las más eficientes puesto que se abocó a las obras. “Revilla también ha trabajado en diez años, nos ha mostrado su trabajo”, agregó.
Colque comentó que en la década de 1990 los gestiones ediles fueron perjudicadas por el cuoteo de autoridades, puesto que los cargos duraban entre uno y dos años.
Por otro lado, recordó que durante los 18 años de dictadura vio como los alcaldes eran designados desde Palacio de Gobierno.
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Viva la Paz - Reptil
Homenaje de la banda reptil a la ciudad de La Paz en la voz de Milagros Santalla
Fuente : https://www.youtube.com/watch?v=hYOYVUQNPLM&feature=share
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Monumentos de La Paz Monumento a ALEXANDER VON HUMBOLDT
La obra realizada en homenaje a Alexander von Humboldt (1769-1859), célebre naturalista y explorador de origen alemán, fue erigida por la Alcaldía Municipal, fortaleciendo los lazos de amistad entre Bolivia y Alemania, intensificados por la celebración de los convenios de Operación Triangular para la rehabilitación de la Corporación Minera Boliviana (COMIBOL); por el apoyo financiero del gobierno alemán a la ciudad de La Paz, para abastecimiento de agua potable y; por el intercambio cultural entre ambas repúblicas.
La instalación de las esculturas no fue empresa fácil; cuentan que en momentos cuando fue emplazado el conjunto escultórico, el escultor Luján, después de fijar las esculturas a la base de las rocas que sirven de pedestal, se disponía asegurar el Universo a Atlas, pero éste cayó rodando y, en aquel trayecto, casi aplastó a un obrero. Afortunadamente no causó desventuras; aunque el Universo sufrió severos daños.
Fue develado el 16 de julio de 1965, con la presencia del alcalde Armando Escobar Uría y del embajador de Alemania Gunter Motz. La escultura ornamental de bulto redondo que se encuentra emplazada a un lado de Atlas, que corresponde a la imagen de un Cóndor, fundida en el taller O. Campaiola de Lima, Perú, fue emplazada en 1970, sin considerarse la composición y representación original del conjunto escultórico.
Obras del escultor Emiliano Luján, realizadas en bronce fundido en 1967. Están ubicadas en la plaza homónima de la zona de Calacoto.
Para saber mas sobre este personaje puede accesar
https://es.wikipedia.org/wiki/Alexander_von_Humboldt
La instalación de las esculturas no fue empresa fácil; cuentan que en momentos cuando fue emplazado el conjunto escultórico, el escultor Luján, después de fijar las esculturas a la base de las rocas que sirven de pedestal, se disponía asegurar el Universo a Atlas, pero éste cayó rodando y, en aquel trayecto, casi aplastó a un obrero. Afortunadamente no causó desventuras; aunque el Universo sufrió severos daños.
Fue develado el 16 de julio de 1965, con la presencia del alcalde Armando Escobar Uría y del embajador de Alemania Gunter Motz. La escultura ornamental de bulto redondo que se encuentra emplazada a un lado de Atlas, que corresponde a la imagen de un Cóndor, fundida en el taller O. Campaiola de Lima, Perú, fue emplazada en 1970, sin considerarse la composición y representación original del conjunto escultórico.
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Recuerdos de la ciudad de La Paz - Souvenirs of La Paz
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Ciudad de La Paz - Bolivia 2019
Una visita panoramica de la ciudad de La Paz Bolivia
Fuente: https://youtu.be/1-AcD_te5e0
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Monumentos de La Paz Monumento a LUIS ITURRALDE LEVY
Obra del escultor Edwin Méndez, realizada en resina plástica en 2009. Está ubicada en una plaza sin nombre, entre las calles 1 y Avilés de la zona de Irpavi.
La estatua de medio cuerpo que rinde homenaje a Luis Iturralde (1904-1996), destacado arquitecto y empresario, fue obsequiada al municipio por sus familiares. Al acto del develado asistieron autoridades municipales, del Colegio de Arquitectos, vecinos del lugar y familiares del personaje. Es la primera estatua de medio cuerpo emplazada en un espacio público de la ciudad de La Paz.
Esta persona fue uno de los impulsores del Ingenio Azucarero La Esperanza, que fue el primero en Bolivia
La estatua de medio cuerpo que rinde homenaje a Luis Iturralde (1904-1996), destacado arquitecto y empresario, fue obsequiada al municipio por sus familiares. Al acto del develado asistieron autoridades municipales, del Colegio de Arquitectos, vecinos del lugar y familiares del personaje. Es la primera estatua de medio cuerpo emplazada en un espacio público de la ciudad de La Paz.
Esta persona fue uno de los impulsores del Ingenio Azucarero La Esperanza, que fue el primero en Bolivia
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