EL FÉRETRO
Salir de casa un martes o viernes, pasadas las 12 de la noche, puede ser peligroso, sobre todo en la Villa Imperial o algún centro minero con cementerios muy antiguos. Cuentan que en los años de auge de la explotación de la plata llegó a Potosí una familia española —los esposos y una niña de cinco años.
Ellos se trasladaron a un centro minero del sur del país para acumular riqueza. Al año de su estadía, la niña enfermó de sarampión y murió. Los padres la enterraron en el lugar y regresaron a su país. A las dos semanas de su partida, los mineros, que trabajaban por la noche, vieron un féretro en llamas. Éste llegó hasta la estación de trenes y antes del amanecer regresó al cementerio.
El tren que iba a La Paz pasaba los martes y viernes y esos días los mineros o sus esposas evitaban salir a la calle. Aquellos que lo hacían, morían, y a las dos semanas eran parte de la caravana del féretro en llamas.
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