A unas cuadras, en la calle Ballivián, está el edificio que alberga a Radio Erbol. Afirman que allí aparece un hombre que recorre los pasillos, hace crujir los pisos y de vez en cuando le da un susto a algún trabajador.
Cuando me quedaba a trabajar hasta tarde en producción, se sentía algo extraño en el lugar. Una ocasión fui el último en salir, estaba solo y al apagar la luz sentí que había alguien más. Mientras iba hacia la puerta en completa oscuridad sentí un soplo helado… como si alguien me respirara en la nuca. Se me erizaron los cabellos y salí volando, cuenta Miguel Escóbar, extrabajor de la radio.
Según relatan quienes pasaron por la emisora, uno de los antiguos habitantes del edificio falleció en una tina de baño en el quinto piso. Desde entonces su presencia se siente en el lugar.
Después de lo que me pasó, el portero me dijo que para que el fantasma no moleste hay que cantar o poner música fuerte. Nunca más me quede en silencio, añade Miguel.
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